Capítulo IX

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IX-LA FIESTA.

La noche había caído con solo tronar los dedos, y había recibido cuatro mensajes una hora antes.

Primero, Casel, preguntándome si iba a asistir a la fiesta de Fray.

Segundo, Fray, obligándome a no faltar.

¿Y cómo mierda había conseguido mi número? Pues solo pude pensar que quizás se lo borró de los papeles confidenciales de su padre del colegio o simplemente Casel se lo dio, aunque lo dudaba, a esa yo le mojaba las bragas y Fray era como su mejor amiga.

Tercero, Hyde, preguntándome si Ludovico iría a la fiesta para ella saber cómo vestirse.

No sé tampoco cómo coño había conseguido mi número, tampoco el por qué había tanta confianza, de dónde sabía salido eso, el por qué me preguntaba una tontería como esa, y qué coño tenía yo que ver con Ludovico.

Ya el nombre Ludovico me tenía hasta el culo.

Cuarto, Siana, preguntándome si podía ir por ella antes de irme a la fiesta.

Por supuesto, acepté, porque me pidió llevar también a Allen.

Ya Allen estaba enterada, y como ya casi era hora, debía estar esperando que fuera a tocar su puerta para irnos.

Eran las 7:56p.m y la fiesta había empezado a las 7:00p.m, pero Siana no quería ser la primera en llegar, y además, había tardado mucho más en empezar a arreglarse porque Allen no quería ir y no sé cómo mierda la convenció.

Tenía dudas, ¿Realmente Fray la había invitado a su fiesta por querer? ¿Por qué y con el fin de qué? ¿Quería hacer las pases? ¿Su padre la había obligado? ¡¿Su padre estaría presente en la fiesta?!

Que desastre.

Ya estaba listo para irme, me había puesto unos zapatos deportivos blancos, un jean negro ajustado pero no exageradamente como para aparecer un gay, una camisa negra de mangas largas y de botones, con los tres primeros botones abiertos y una corbata amarrada no al cuello de mi camiseta, sino en mi propio cuello.

Finalmente mi reloj, perfume, y peiné bien mi cabello.

Todo listo, tomé mis llaves y mi billetera y salí del departamento.

Con muchas ansias pero sin nerviosismo, me coloqué frente a la puerta del departamento de Allen y toqué con suavidad.

No respondió.

Volví a tocar con más intensidad, y entonces sí la escuché:

—¡¡Un momento, por favor!!

Suspiré más tranquilo porque estaba viva.

Ya estaba empezando a olvidarme de como sonaba su voz a pesar de que habíamos hablado hace dos días aproximadamente.

Bueno, sin contar los mensajes de hoy, ya que así no podía escucharla.

Pero de algún modo, así podía sentirla.

Después de dos minutos de espera, donde me reí porque Allen siempre me hacía esperarla no solo por mensaje si no también personalmente, abrió la puerta al fin.

DORIAN© [Haunting I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora