Capítulo VIII

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VIII-LA PERSPECTIVA GATES

Me dan celos verte con ella.

No había vuelto a hablar con Allen desde que tuvimos esa conversación, y ya era sábado por la mañana.

Fue bastante casualidad que el viernes (día anterior) no nos hubiese tocado ninguna clase juntos.

Pero algo sí: todas me habían tocado con Fray y no dejaba de hablarme.

Qué hastio.

El punto era que tenía un objetivo en mente: arreglar las cosas con Allen. Porque sí, no estábamos bien.

¿Y por qué?

Pues porque corroboró unas palabras más después de: Me dan celos verte con ella. Y fueron éstas: ella siempre quiere tener a todos como sus amigos.

Ni siquiera sabía por qué me había molestado por eso, cómo tampoco el por qué le había reclamado por eso.

Cada vez me confundía más y más mi manera extraña de actuar (precisamente con ella). Es decir, las personas en mi exterior no sabían lo que yo quería, así como yo tampoco.

Pero iba a arreglar todo hablando con Allen por la noche.

Fray iba a celebrar su cumpleaños ese sábado por la noche y había invitado a todo el mundo.

Nadie dejaba de hablar del tema el día anterior en el instituto.

Había sido invitado, y supe que Allen también a través de Siana, quien me lo había contado, pero no por yo haberle preguntado, sino porque su tema de conversación siempre era sobre Allen.

Al parecer la quería como a una hermana. Pero era lógico. Eran mejores amigas desde niñas.

Cuando me levanté temprano, hice un poco de ejercicio, desayuné en la cafetería de arriba y luego tomé una ducha para arreglarme e ir a la casa de Hyde.

Queríamos empezar con el trabajo de física desde temprano para poder tener la noche libre.

Antes de irme, le eché un par de vistazos a la puerta del departamento de Allen, pero no salió nunca, así que acabé por irme.

¿Y por qué iba a salir?

No tenía sentido.

Cuando salí de la residencia, noté que a Birkin todavía lo estaba sustituyendo alguien nuevo, y ya empezaba a extrañarlo.

Fui al estacionamiento por mi auto y coloqué el GPS para llegar a casa de Hyde.

Me tardé más de lo esperado, porque ya todos estaban ahí.

Hyde vivía en una casa bastante grande, con pinta de anticuada pero eso le daba bastante estilo y carácter, y llevaba ropa en compañía de una pajarita, como Allen la llevaba mayormente.

Todo me recordaba a ella, y no sabía si eso era bueno o malo.

—¡Llegaste tarde! —chilló Siana, la primera persona que vi cuando llegué a la sala donde estaban haciendo las tareas.

Y hubo algo más que me recordó a Allen.

En esa sala había un estante lleno de libros, justo detrás de Siana, quien estaba en una cabecilla de una mesita china de madera, sentada en el suelo revisando su laptop y sin zapatos.

Pero era normal, las mesitas chinas eran largas y muy enanas.

Ludovico estaba al otro extremo, también revisando su laptop mientras que a la vez comía una bolsa de golosinas y bebía una Cocacola.

DORIAN© [Haunting I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora