Capítulo XIX

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XIX-HÄSSLICHER ROTSCHOPF

Ya estábamos a sábado por la noche y Ludovico había montado una fiesta en su casa.

Claro, si es que eso era una simple casa, porque a mí me parecía una residencia con lo enorme que era. Sí que se daba sus gustos; era algo demasiado grande como para vivir él solo, a decir verdad.

Todavía me preguntaba cómo era que no le daba miedo que alguien le robara algo de las tantas cosas costosas que tenía lanzada por todos lados. Pero es de suponerse, si tiene dinero, no hay algo que no pueda comprar para reponer lo que se le pierda.

En mi caso, yo no podía reponer los regalos antiguos que mi papá le hacía a mi mamá.

La amplia sala de la casa estaba llena de gente hasta en el último rincón, incluso había gente en la parte trasera; donde había una piscina y personas bañándose en ella (podía mirarlo a través de la gran panorámica que regalaba una vista increíble). Pero igual, parecían solo siluetas, porque a pesar de que el lugar alumbraba de un azul electrónico por todos lados, no tenía buena visibilidad.

Pero eso no era lo más loco, tampoco el que habían tres dj, lo más loco de todo era que había asistido el grupito intangible: el grupito de Fray. También estaban Allen, Siana y Daimon, a quien tenía muy a la mira para que no se le ocurriera acercarse a ella.

Pero no, el chico hablaba con Casel como si estuviesen ligando, así que yo tranquilo.

—¡¡Quinta ronda!! —gritó Ludovico, alzando el quinto trago que habíamos servido.

Ambos gritamos e ingerimos al mismo tiempo el quinto trago del momento; era lo justo porque habíamos perdido el juego.

Estábamos jugando dominó en un dos para dos (aunque suene raro): Ludovico y yo contra Birkin y Prey.

Sí, por alguna razón Prey estaba con nosotros, y sus amigos no dejaban de mirarlo desde lejos como si quisieran matarlo. Él era de los buenos, yo no necesitaba más pruebas, además, era muy buen amigo de Birkin, y si a Birkin le agradaba, entonces eso quería decir que Prey era diferente a sus amigos.

Quizás él era como Hyde: había elegido el lugar y los amigos incorrectos pero no le importaba dónde estuviese. Él era bastante parecido a Ludovico, de pocas expresiones y de poco hablar; de hecho, no lo escuché hablar hasta dos horas después de que se nos acercara, y empezó a hacerlo porque los cuatro de la mesa estábamos bastante ebrios y no dejábamos de tomar aunque perdiéramos o no.

Es decir, el equipo que perdía tenía que tomarse un vaso de whisky como si fuese solo un trago, y estaba fuertísimo. Ludovico y yo llevábamos perdiendo desde que empezamos a jugar y ya iban cinco manos.

—¿Quieren otra ronda? —preguntó Prey, meneando las piezas del dominó sobre la mesa, con una gran sonrisa triunfante.

—No, está bien así —respondió Ludovico, agitando la mano frente a él para que parara de menear las piezas.

—¿Qué, cansados de perder? —inquirió Birkin, riéndose y luego sorbiendo un vaso lleno de whisky.

—Puf —murmuró Ludovico, haciendo malos gestos—. Estamos perdiendo porque Prey tiene rato viendo las piezas.

DORIAN© [Haunting I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora