Capítulo 16: Deseo cumplido

611 46 3
                                    

Abrí los ojos lentamente con un peso en mi panza; bajé la mirada y vi el demoniaco brazo de Belcebú

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Abrí los ojos lentamente con un peso en mi panza; bajé la mirada y vi el demoniaco brazo de Belcebú.

Habíamos llegado tan cansados de nuestro trabajo de cartografía que no nos importó dormir así.

-¡Quítate Belce! -grite.

Belcebú cayo de la cama en seco del susto causado por mi grito.

-Se más cuidadosa ángel. -me advirtió.

-Estabas abusando de mi espacio personal. -me queje.

Belcebú se incorporó un poco para mirarme.

‐¿Ah sí? Ayer hasta me pedias que te abrazara -soltó.

Abrí y cerré la boca sin saber que decir. Sí, sí lo había dicho porque tenía mucho sueño.

-Como espere, no sabes que decir -alzo su barbilla triunfante.

-¡Cállate Belcebú! Simplemente lo dije porque estaba cansada. -me justifique.

Belcebú se levantó por completo y se dirigió al baño.

-¿A dónde vas? -me apresure a decir.

-Querrás decir ¿a dónde vamos? -me miro con picardía- ¿Entiendes? tú y yo.

-Siempre haciendo cosas sin preguntarme -puse los ojos en blanco.

Me dirigí a la cocina para poder desayunar.

Mientras desayunaba un muy buen plan se me ocurrió para vengarme del demonio de Belcebú. Busqué en las gavetas para encontrar el pequeño ratón de peluche de la gata de Maya y me lo puse en la cabeza. Seguí desayunando como normalmente lo haría.

Belcebú salió del baño con una toalla ajustada a su cintura, dejando ver su abdomen de lavadero. Yo me quede con la comida a medio masticar por seguir hipnotizada con el tonto demonio.

-¡AHHH! -chillo tanto que mis oídos dolieron.

-¿Qué pasa Belcebú? -grite igual de asustada sin saber que pasaba.

-¡Tu cabeza, tu cabeza! -mencionó dando brincos de terror.

Comencé a mover mi cabeza para lo que sea que tuviera ahí se me fuera, cuando cayó al piso recordé que yo misma había puesto ese ratón ahí, pero por la tonta hipnotización de Belcebú se me olvido por completo.

-No te preocupes ángel, yo lo eliminare -Belcebú agarro el palo de una escoba y le comenzó a dar al ratón de juguete.

No pude aguantar mi risa, pero Belcebú estaba muy entretenido pegándole al ratón.

-Ya, ya, -lo tranquilice- es un ratón de juguete.

Los ojos de Belce pasaron de azul a rojo, ahí comprendí que estaba furioso.

-Eres un pequeño demonio vestido de ángel. -me acuso.

Eso te pasa por hacer cosas sin preguntarme -me encogí de hombros.

Un ángel en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora