Epílogo

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—Ángel no hagas esto, hicimos una promesa

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—Ángel no hagas esto, hicimos una promesa.

Belcebú se acostó en mi cama y me abrazó susurrando que había prometido no llorar. No quería levantarme de la cama a pesar que eran las 12 del día, ¿cómo podía tener ánimos cuando la persona más especial se iría?

—No quiero que te vallas, pero tampoco puedo pedirte que te quedes. —susurre mientras sentía su calor contra mi cuerpo por última vez en mucho tiempo.

—Sabes que puedo visitarte en los días festivos...—trato de decir, pero eso no era suficiente y él lo— sabia.

—Lo sé, pero igual duele, ¿cómo es que tú estás tan tranquilo? —no puede evitar preguntar.

—Alguien tiene que ser fuerte por los dos, además si me pongo a llorar solo consiguiere ponerte peor.

Yo solo asentí porque era verdad.

Se me hacia inevitable llorar, todos los recuerdos chistosos, románticos, especiales, los abrazos, los ʺte amoʺ, venían a mi mente con fuerza, ¿cómo podía despegarme de todo eso? 'cómo podría vivir sin el demonio loco que un día apareció en mi habitación?

—Porque eres fuerte—supuse que me leyó la mente—. Eres más fuerte de lo que crees ángel, te prometo que estarás bien. Vamos a estar bien.

—Soy fuerte cuando estoy contigo. —en todo este rato mi voz solo era un débil susurro.

—Vamos ángel, te voy hacer pasar el mejor día de tu vida, hasta que vuelva en nos cuantos meses. —me sonrío.

—No quiero salir.

—Igual te llevaré. —seguido de eso él se levantó y me puso sobre su hombro como un costal de papas.

—¡Bájame demonio loco! —grite.

—Como voy a extrañar esto. —dijo riendo.

Al llegar al estacionamiento me puso n el asiento del copiloto y me abrocho el cinturón. Una vez que se acomodo en el asiento del conductor le pregunté:

—¿A dónde me llevas?

—Es una sorpresa. —dijo alegre. De verdad estaba poniendo de su parte ara levantarme el ánimo.

¿Cómo no amar al demonio que hace lo que sea solo por verte feliz?

El destino hizo que Belcebú ahora este aquí conmigo, porque las personas más importantes no se buscan, el destino te las presenta, justo como lo hizo con mi demonio de la buena suerte.

🕯🕯🕯🕯

Al llegar a nuestro destino puede reconocer al instante que era el bosque donde hicimos nuestro trato.

—¿Qué hacemos aquí? —la nostalgia se apodero de mi al instante, pero ya estaba cansada de llorar.

—Un picnic. —me sonrió mientras bajaba lo necesario para la actividad— cuando el reloj marque las 3pm tendremos que hacer el ritual cuando yo regrese a mi reino automáticamente tu regresaras a tu casa y ahí estará Maya para consolarte. —explico.

Un ángel en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora