Capítulo 18: El lago

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Llegamos al pequeño lago donde me desmaye y hubo un momento algo intimo entre ambos

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Llegamos al pequeño lago donde me desmaye y hubo un momento algo intimo entre ambos.

Fui la primera en bajar del coche y me senté a la orilla del lago seguido de Belcebú.

—¿Qué pasa ángel? —me acaricio el cabello.

—¿Puedo golpearte? —pedí.

—Ey, te dije que si querías que lo drogara o algo y te negaste —rechisto.

—Lo sé, pero necesito sacar mi rabia —dije al borde.

Belcebú se puso en pie.

—Bien, igual no creo que pegues tan fuerte. —se animó.

Respiré profundo y di el primer golpe en su panza, él, sin embargo, se tiro al piso y saco una banderita blanca de no sé dónde.

—¡Me sacaste el aire ángel! —chillo— ahora me tendrás que dar respiración boca a boca para devolverme el aire.

Dude un momento si debía hacerlo, sus labios se veían esponjosos.

Quite todo pensamiento pecaminoso de mi camino.

—No seas tonto demonio loco, sé que no te pegue tan fuerte.

—¿Ah, no? —procedió alzar su camiseta dejando ver su abdomen de lavadero, con la única diferencia que había una mancha roja.

Me acerque lentamente y toque con delicadeza esa zona, se sentía caliente por la intensidad del golpe, mire su cara que estaba roja de vergüenza, al instante que lo vi me aleje para evitar que ambos nos pusiéramos como tomates de granja.

—Lo siento, no medí mi fuerza —bajé mi cabeza con culpabilidad.

—Te perdono si me das un beso —se apresuró a decir.

Le di un empujoncito a su hombro.

—¿Ahora que obsesión tienes con que te dé un beso? —me cruce de brazos.

—Siempre he tenido esa "obsesión" —dibujo las comillas en el aire— solo que no había momento para aprovecharlo.

Al final si le debía algo por todo lo que había hecho por mí. Me acerqué y me puse de puntillas para poder alcanzar su mejilla.

—Eres una estafadora ángel. —me señalo— pero algún día me darás un beso aquí. —señalo sus labios.

Rodee mis ojos.

—Solo en tus sueños —me burle.

Mire el lago con ganas de ir a dame un baño.

—¿Crees que el agua este fría? — lo mire.

—Los rayos del sol pegan directamente al lago, así que lo dudo mucho.

Solo eso necesitaba para despojarme de mis prendas solo dejando mi ropa interior.

Un ángel en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora