Capítulo 26: Reyes de Torden og aske

400 47 10
                                    


Ya había pasado un largo tiempo recorriendo todo el pueblo, estaba cansada y las uvas ya se me habían acabado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ya había pasado un largo tiempo recorriendo todo el pueblo, estaba cansada y las uvas ya se me habían acabado.

—Hey. —trate de llamar la atención de uno de los hombres que cargaba mi trono.

—¿Si su majestad? —contesto con respeto.

—¿Cuánto tiempo va a llevar esto?

Mi cara de aburrimiento era muy notoria.

—Bueno, tenemos planeado el ritual de la reina, un banquete gigante, el bale real...—siguió mencionando de los diferentes eventos que harían.

Deje de prestarle atención con la actividad número ¿5? Ya no lo sé, perdí la cuenta.

Justo cuando estaba lamentándome por aceptar esto, a lo lejos vi una cabellera rubia y unos ojos que conocía a la perfección.

«Oh, no»

No tenía hacia donde huir, solo me quedaba aceptar mi destino.

Después de todo, una pequeña regañadita no sería nada, solo deseaba que Belcebú no le dijera nada a Maya, ahí si estaría en serios problemas.

Mientras más se acercaban pude ver una pequeña pulga que venía junto a él, de inmediato reconocí a Maya, palidecí al instante, ahora si estaba en serios problemas.

—¡Ahí viene el rey de Torden og aske! —grito y todos voltearon hacia donde apunto el hombre.

Me dejaron en el suelo con muy poco cuidado para hacerle una reverencia a Belcebú.

—¿Ahora se olvidan de su reina? —grite enojada.

Me levante como pude, observe mis posibles opciones de escapar, pero si lo pensaba bien no había escapatoria, después de todo, no podían culparme por terminar aquí, casi muero en manos de ese loco de Lionel.

—Es un honor tenerlo aquí, querido rey. —le hicieron una reverencia.

—Gracias a todos por sus recibimientos, veo que también recibieron muy bien a mi esposa, la reina de Torden og aske. —les sonrió a todos con amabilidad.

Mi mandíbula casi cae al suelo, ¿desde cuando era su esposa? Estaba segura que era su venganza, pues disfruto de mi reacción.

—¡Vivan los reyes de Torden og aske! —todos gritaron y comenzaron a celebrar.

Solo podía ver la furia en los ojos de Maya y la preocupación en los de Belcebú.

—Gala, esposa mía, ¿me acompañas? —extendió su mano hacia mí.

—Claro que sí, esposo. —al parecer mi cuerpo no reaccionaba a mi acceso.

Dude en tomarla, pero no quería que los del pueblo pensaran que le tenia miedo porque me maltrataba, luego de dudarlo un poco, tome su mano.

Un ángel en apurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora