Capítulo 29

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Duncan me hace brincar sobre él y es maravilloso podía ver su cara y él era quien esta vez se sonrojaba, pero no por vergüenza como yo, su piel tan blanca no le ayudaba

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Duncan me hace brincar sobre él y es maravilloso podía ver su cara y él era quien esta vez se sonrojaba, pero no por vergüenza como yo, su piel tan blanca no le ayudaba.
Sus ojos verdes me miran con profundidad y aprieta mis piernas y hunde mi cintura exigiéndome más.
No soy tan experta en el tema trato de hacerlo bien para agradarle y al perecer lo hago muy bien o él era demasiado considerado.
—no quiero más, estoy cansada de moverme ayúdame— gimoteo con un puchero tratando de salirme, pero él se da la vuelta rápidamente conmigo clavada y quedo debajo de él
—quiero tus piernas en mis hombros— su voz me hace temblar y sube mis piernas a sus hombros, me abraza las piernas y me embiste haciendo que duela de esa forma
—¡AHH! Detente— pero él me ignora, las gotas de sudor han mojado su cabello y sigue y sigue sin parar. Estoy exhausta me había destruido en la bañera y después de sacarme de ella también, creo que tengo todo el cuerpo hecho un desastre, pues hoy se antojó de morderme y chuparme todo.
Se detiene de repente y baja a mi vagina, donde chupa duro mi clitoris y su lengua se mueve rápido manteniendo mis piernas abiertas con sus dos manos
—¡agh!— era un salvaje definitivamente o mejor dicho es. El no sentía asco en lo absoluto y cada vez que me comía, porque no podía llamarlo de otra manera lo hacía de forma tan agresiva pasiva que no podía evitar negarme a eso. Sube a uno de mis pechos y se pega como si fuera mi bebé trato de alejarlo, pues me sentía extraña muy sensible, pero él me toma de los brazos y los coloca a cada lado de mi cabeza y sigue.

—eje-ejerces demasiado autoridad sobre mi cuerpo—
—lo dice la tímida que me grita que nunca me detenga—
—no me aver-avergüences— escucho su risa
—no me cuestiones como te hago el amor—

Esta sobre mí y lo hace suave acunándome en su pecho, en vez de gritar suelto un gemido placentero y sus embestidas suaves chocan con algo dentro de mí que me hace temblar, agarro su nuca y beso sintiendo como quedaba sin fuerzas para luego escucharlo gemir suave y sexy en mi oído después de correrse otra vez.

Me ayuda a limpiarme toda y cambiamos las sábanas sucias
—¿te gusta estar encima de mí?— estoy sobre su pecho y niego
—¿como hablas esas cosas sin sentir vergüenza?-acaricia mi costado derecho.
—¡hmm! Posiblemente porque soy hombre o porque no me avergüenzo de mí, se que lo que te hago te gusta demasiado y me gusta complacerte en todo el sentido—
—¿quien te enseñó a hacerlo así? eres como una bestia salvaje que no se sacia— me levanta como a un muñeco y me sube sobre él y me mira a los ojos
—¿de verdad quieres saber eso? ¿No te pondrás celosa?— niego y hace una mueca con una sonrisa
—he estado con tantas mujeres que no podría recordar sus nombres o caras y creo que aprendes cuando estás con tantas— dije que no me iba a enojar, pero me siento celosa ha usado ese hermoso y tremendo pene con otras como lo hace conmigo, intento no mostrarme celosa y ríe
—por eso te dije que si no te iba a poner celosa mi amor, jajajajaaj ¿a donde vas? quédate así— mi ceño se frunce
—por favor, no haré eso nunca más, después que te conocí a la única que he tocado ha sido a ti. Yo era un hombre libre que vivía de la lujuria y el deseo y no me interesaba para nada el compromiso— y sin rodeos le hablé
—¿usabas condon con ellas?— él alza una ceja y pica mi nariz
—con la única que nunca lo usé fue contigo— suelto un gemido de asombro
—¿por qué conmigo no?—

¿ME ENAMORÓ EN NUEVE MESES? +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora