Capítulo 54

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Me despierto solo en la cama y suspiro pasando la mano por mi cara. Veo la hora del reloj que está a mi lado son las ocho y veinte de la mañana, tiro mis pies a la alfombra y me levanto
"¿aún estás molesta?" Me pregunto internamente tomando en mis manos pantalones en chándal y colocándomelos. Mojo mi cara y la seco dándome suaves golpecitos y dejando mi cabello despeinado. Salgo de la habitación descalzo.

Bajo las escaleras y voy a la cocina a preguntarle a Julián por ella, no quiero imaginarme que otra vez se fue sin avisarme porque voy a enojarme en gran manera y juro que la buscaré y la traeré aquí y la dejaré encerrada como castigo, pero para mí sorpresa ella está de espalda ¿cocinando? Me siento en un taburete sin que note mi presencia, mientras ve un video en su teléfono de cómo hacer unos panqueques esponjosos con Nutella, rio para mí, que divertido es verla concentrada con una pierna sosteniéndose de la otra
—batimos cinco huevos y 400 gramos de leche y... ah no, no era así— habla con ella misma y niega, tira la mezcla a la basura exasperada porque no lo hizo correctamente, sigue sin darse cuenta de mi presencia y toma una salten dándose por vencida.
Bate huevos y corta algunos vegetales le echa sal y algo de orégano.

Fríe tocino y pela algunas papas, las corta en trozos pequeños y las pone a hervir.
Va al refrigerador y saca todo lo que necesita, corta naranjas y hace un jugo que lleva a la nevera, con el codo en un momento de descuido choca con la botella y el aceite se derrama sobre la superficie porque no lo había tapado.
—¡carajo!— gime mientras lo tapa y limpia el desastre con papel.
El tocino se empieza a quemar y pongo mi puño en mi boca para evitar reírme y que me escuche
—¡NO NO!— agarra la salten y la tira al fregadero mientras con los guantes agita el humo, chasquea la lengua y suspira colocándose las dos manos en la cintura y espeta
—creo que tú mamá no es buena en la cocina, tú papá no tiene una esposa buena en esto— se acaricia el vientre y muero de ternura
—eres buena en otras cosas así que no me quejo— suelta un grito y me mira con los ojazos muy abiertos
—¿que haces ahí por Dios? ¿me quieres sacar al bebé por la boca?—
—de hecho saldrá por otra parte, JAJAJAJAJ, llevo suficiente tiempo viéndote y creo que lo único que está bien son las papas—
Hace un puchero y cruza las cejas y los brazos
—no quiero pensar por donde tiene que salir este bebé y por favor, no te burles de mí—
—no me burlo de mi esposa, quiero ayudarte ¿quieres que te enseñe a cocinar?—
—me avergüenza que tú seas quien me enseñe se supone que son cosas que toda madre enseña a sus hijos, pero mamá nunca quiso jajaja—
Camino hacia ella y la abrazo fuerte sin lastimarla y me coloco a la altura de su vientre donde deposito unos besos sonoros
—cada día más grande mi hermosa bebé, papá ya quiere saber que serás—
—¿dices hermosa bebé y quieres saber que será?—
—tengo fe, pero no soy doctor jajajaj, siguiendo el tema, tú madre sabía que nunca tendrías que hacerlo porque tendrías quien te haga todo y no me molesta en lo más mínimo cocinar para ti—
—se cocinar Dun-esposo, pero aquí es más complicado, estas cosas son tan modernas, además ¿que hombre no quisiera probar la comida de su esposa?—
—jajajaja, ¿esposo? ¿En serio? no es tan complicado ven y te enseño—

Tiempo después hicimos lo que quería y preparamos la mesa. Una de las sirvientas le había explicado cómo se usaba la estufa y todas las cosas, el problema era que ella quería hacer un platillo delicado para mí como en un restaurante para agradarme y fue todo lo contrario, amé que me haya  hecho desayuno típico de su país.

El desayuno fue tranquilo le pregunté por las sirvientas y me dijo que echó a todos fuera de la casa quería actuar como esposa, reí con eso me gustó que tomara el mando en nuestro hogar, pero por alguna razón no quería que mi bebé naciera aquí. Aunque estoy con ella feliz no siento esta casa acogedora como un hogar para criar mis hijos. No quiero tener seguridad como tengo en las puertas, no quiero esa vida de salir con dos vehículos más detrás de mí y con los cristales blindados. Mientras me quedo pensando lejos ella me habla
—¡hey! Estoy hablando contigo— la miro y le sonrío haciéndole una pregunta repentina.
—¿donde te gustaría una casa?—
—¿perdón?— me mira fijamente con el ceño fruncido como siempre.
—no te voy a presionar, pero quiero que antes de que nazca nuestro bebé decidas dónde quieres vivir, ya sea en un lugar tranquilo o ruidoso, en otro país no lo sé, dime donde quieres una casa, si con patio y árboles o alberca, si quieres que sea más grande que esta o más pequeña, no lo sé tú dime todo lo que quieres y yo te lo cumplo—
—¿no te gusta esta casa?— me muerdo el labio
—no, no para criar mi bebé—
—¿por que?—
—yo...—
—¿que pasa? ¿Hay algo que no me has contado aún? No quiero más secretos, por favor se sincero conmigo así como soy contigo puedes decirme lo que sea y no te juzgaré, s-se supone que ahora somos uno solo, creo que así dice la biblia—
Acaricio su rostro y beso la mano que tiene mi anillo enlazándola
—ya se, es solo que no quiero que tengamos que vivir así con hombres en la puerta quiero que tú y mi bebé sean libres—
—¿libres? De hecho nunca he entendido porque hay seguridad aquí y por qué siempre un coche va detrás de nosotros—
—aurora, si yo te dijera que la próxima semana tengo que irme por dos meses ¿que me dirías?— sus ojos me miraron sin pestañear por unos segundos y alejó su mirada y su mano cuando sus ojos se llenaron de lágrimas que quiso ocultar tragando grueso
—y-yo, pues no lo sé, supongo que tienes trabajo y... no puedo a ponerme a eso te conocí así, es tu trabajo tú empresa— sonrío forzadamente, pero sus ojos gritaban que eso le dolía
—¿estás segura?— asiente y vuelve a sonreír, pero yo sé que lo hace para hacerme sentir bien
—pronto dejaré de dejarte sola, eso si te lo voy a prometer—
—cuando nazca el bebé o bueno esté apunto de nacer ¿te tomarás unas vacaciones verdad?—
—te juro que si, que las tomaré pronto todo acabará-
—voy a lavar los platos— aún no termina el desayuno, pero ella quiere lavar los platos
—aún no hemos acabado ¿estás segura que estás bien?— pregunto
—ya te dije que si Duncan— cuando va a levantarse la agarro por el brazo lo hice muy fuerte y luego aflojé el agarre
—¿por que me mientes y me hablas así?— sus ojos están llenos de lágrimas apunto de derramarse y no las retiene mas, me levanto sin soltar su brazo y la abrazo
—ven aquí mi amor— sorbe su nariz y llora dejando que la abrace
—no sabes cuánto me duele que estes llorando, se supone que nos casamos y es mi deber hacerte feliz—
—pero apenas nos casamos y dices que te vas, llévame contigo— dice con un gemido y mi corazón late frenéticamente incómodo.
—amor, no podré estar contigo todo el tiempo y tendrás que quedarte sola por largas horas—
—¿pero volverás verdad? ¿Cuando termines?—
—por supuesto que si, pero embarazada así como estas me aterra dejarte sola en una habitación—
—yo estaré bien, no quiero estar dos meses sin ti.

¿ME ENAMORÓ EN NUEVE MESES? +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora