—señora de Di marco, es hora de nuestra luna de miel— sonrío, por primera vez lo veo manejando. Voy en la parte trasera del coche y él me mira por el retrovisor. Las flores van a mi lado y mis manos van acariciando mi vientre.
Nos habíamos cambiado de vestimenta, ahora era algo más ligero y más cómodo para mí, pero él siempre formal aunque esta vez algo clásico, pantalones holgados de color crema camisa blanca de lino y zapatillas descubiertas, aún así se dejaba ver muy formal aunque los lentes de sol le quedan genial.Me siento muy emocionada y voy sumergida en mis pensamientos y esbozo una sonrisa suave, mientras él me habla
—¿en que piensa mi esposa?— esa palabra "mi esposa" me hace latir el corazón, sus ojos me miran a mí y a la carretera al mismo tiempo y espeto.
—nada, hace unos meses mi vida era no se, la vida de una chica normal, sin embargo mírame, de pronto voy a ser mamá y me acabo de casar, ni en mis sueños más loco me veía de esta forma— mis ojos se llenan de lágrimas que dejo deslizar por mis mejillas.
—¿te sientes mal?— niego rotundamente secando mi cara, ya no había forma de sentirme mal, este destino lo había elegido por mi propia cuenta y no me desagradaba así que sorbí mi nariz y le respondí.—no, simplemente estoy algo sentimental las hormonas del embarazo supongo y la emoción de mi boda que aún no acaba—
—no pienses en nada solo piensa en mí y nuestro bebé, yo me encargo de hacer de tu vida perfecta—Suspiro y miro hacia la carretera sabiendo que a partir de hoy mi vida empezará a cambiar para siempre, ahora tengo un esposo y un bebé en mi vientre, he aceptado crear una familia y debo cuidar de ella.
Llegamos al hotel y nos dan una bienvenida lanzándonos pétalos de flores un grupo de camareros y con dos copas en mano, una tiene champán y la otra podría jurar que es jugo. Sonrío emocionada y un señor se nos acerca
—bienvenidos, haremos de su luna de miel una que jamás olviden, por favor permítanme darles unas bebidas se bienvenida— la mano de Duncan está enlazada a la mía y nos tomamos las bebidas mientras la sonrisa no se aparta de mi rostro en cambio él es una mezcla de seriedad con buen humor.
El señor nos lleva a nuestra habitación mientras no explica todo, obviamente yo no escucho nada de lo que habla le dejo ese detalle a mi esposo y en cambio me asombra ver la habitación es enorme y preciosa me quedo viendo todo y voy al baño que tiene una gran bañera y al balcón que queda frente a la playa.
—¡waooo! en todo siempre te esmeras— sus brazos me abrazan de espalda y acaricia mi vientre, mi mano se poza en sus manos y veo mis anillos y el de él
—eres mi reina ahora, todo lo que quieras y pidas te lo concederé— descanso mi cabeza de su pecho y hago uno de mis chistes sin gracia.
—¿ahora eres mi Ada madrina?— me voltea quedando frente a él
—tú marido soy— dobla su cuello y levanta mi mentón, aún no evito sonrojarme y avergonzarme cuando se pone en ese modo coqueto, y me pega a su cuerpo deslizando su mano por mi trasero y lo aprieta con dureza.
—tu marido puede darte todo lo que pidas tú solo abre esa boquita como lo haces cuando...— tapo su boca y mi mirada se pierde en la de él, su aliento me golpea, soy una sumisa lo confieso, pero es que él no me ayuda es demasiado persuasivo con esa mirada y ese tono de voz y... salgo de los pensamientos su boca me atrapa y él chupon en mis labios me hace derretirme en sus brazos, me carga y mis piernas se enrollan a su cintura y se sienta en la cama conmigo mientras me acaricia la espalda. No está desesperado, pero ese beso es tan profundo que voy a mojarme solo con eso, o bueno puedo jurar que con verlo ya lo estoy.Quisiera sentirme mal por ser tan fácil con él, pero Duncan no me da chance a nada y además le cedí mi cuerpo cuando acepté casarme ahora tengo que cumplir con sus necesidades de esposa jaja.
—espera, vayamos a disfrutar nuestra luna de miel y después hazme lo que quieras— hablé suave y con excitación, creo que no debí decir eso, esa sonrisa me dio escalofríos ¿que carajos paso por la cabeza de este hombre insatisfecho?
—o-o sea que...— pone un dedo en mi boca para que guarde silencio
—¡ssshhh! Acabas de decir que te haga lo que quiera, espero estes de acuerdo más tarde— me baja al piso
—yo...— me da un beso en la mejilla y me siento algo extraña quiero saber que me hará más tarde ¿dolerá?Una media hora después, él y yo vamos de la mano nos sirven bebidas y hay un hermoso show de baile en una piscina y personas de todo tipo caminan y otros sobre sillones soleándose.
Duncan y yo nos acostamos también, él se quita la camisa y se queda solo con sus pantalones, yo me quito el vestido tengo un bikini de dos piezas y la braga se entra entre mis nalgas
—date la vuelta te pondré el protector solar— en una bolsa que nos dieron hay de todo, protector, toallas etcétera. Le hago caso y me acomoda la braga que vuelve a meterse entre mis nalgas y me palmea un poco
—así que ese trasero quiere ser visto por otros y no solo por mí— el protector es graso y siento sus manos suavemente distribuir todo el producto y me pide que me de la vuelta y lo unta en todas partes
—tus pechos están hermosos, quiero chupar tus pezones— tapo mi cara negando y mirando a ver si nadie escucho lo descarado que es, no le importa nada vaya hombre.
—¿que?— me dice con una risa
—eres un enfermo— ríe y su mano se desliza por mi vientre donde deposita unos besos
—cada día te amo más— me besa repetidas veces y sonrío sin darme cuenta y acaricio su pelo
—voy por algo de beber ¿tienes sed?— asiento me besa la frente y veo como camina hacia las bebidas no evito para nada ver su forma de caminar tan tranquila y si espalda tatuada por Dios era demasiado él esta demasiado bueno me muerdo el labio sin darme cuenta
—diablos, ¿este es mi esposo? ¿Me casé con un hombre rico y tan sexy?— hablo para mí, si me toca podría jurar que se daría cuanta que estoy mojada por pensar en él como enferma. Salgo de mis pensamientos cuando algo mueve mi sillón y veo que fue una pelota, un chico moreno alto de barba arreglada, piercing en la nariz y tres en la oreja izquierda, con una pequeña raya en la ceja y short muy ajustados de la misma estatura de Duncan se acerca a buscar la pelota
—disculpa, estábamos jugando los chicos y yo y sin querer la pelota llegó aquí—
—ah, no hay problema no tienes que disculparte— me sonríe, tiene dientes muy blancos y me vuelve a hablar
—¿estás sola?— niego y le muestro mi anillo
—oh estás casada— asiento
—si, estoy celebrando mi luna de miel, apenas nos casamos jajaj—
—oh felicidades, las chicas guapas como tú siempre se casan y es de esperarse ¿quien dejaría pasar la oportunidad de tener a una chica linda y dejarla escapar? Yo tampoco lo haría, es muy afortuna...—Pero esa voz de repente gruesa, enojada y celosa me hace vibrar porque fue muy amenazante
—amigo, mi esposa te acaba de enseñar su anillo y te dijo que recién estamos casados celebrando nuestra luna de miel y tú insistes en seguir haciéndole preguntas ¿que pasa contigo viejo? ¿No respetas las mujeres casadas y embarazadas de otro hombre?— el chico se asombra un poco
—lo siento, no quiero problemas— y se marcha rápidamente, vi a los chicos de su grupo mirar hacia nosotros posiblemente porque había tardado mucho en llegar con la pelota. Duncan se sienta a mi lado y me ofrece la bebida después de resoplar
—no hables con extraños— me dice con enojo, pero un enojo suave sin asustarme y algo pícara mordiéndome el labio sin que me vea le pregunto
—¿estás celoso?— suspira y está vez me mira y me sostiene por el mentón
—si, estoy demasiado celoso, tanto que quiero ir ahogarlo en la piscina, ¿como se atreve a coquetearte aún sabiendo que estás casada?— me besa y correspondo, me había olvidado de mí alrededor este hombre me gustaba y me gustaba demasiado.
ESTÁS LEYENDO
¿ME ENAMORÓ EN NUEVE MESES? +18
RomanceEs divertido salir con chicos hasta que escuchas lo que realmente quieren de ti, llevarte a la cama con un solo fin, que abras las piernas. Me mudé lejos de mis padres a Cambridge con una beca que luche por conseguir para Harvard. He conocido una a...