Capítulo 31

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—buenas ¿en que le podemos servir?— me da algo de pena decir lo que quiero y Duncan lo sabe y empieza a reír
—vamos, pide lo que deseas— insiste y pongo mala cara porque aún ríe.
—ella quiere una pizza de queso con un extra de piña y mayonesa— entrecierro los ojos avergonzada y Duncan me abraza, puedo ver la cara del muchacho
—eh, ¿la piña normal o que se cocine junto a la pizza?—
—q-que se cocine junto a la pizza y la mayonesa aparte— él asiente
—¿algo más?— Duncan le pide una bebida helada y nada más, no tenía hambre. El chico se va y le doy con el codo
—¿por que ahí no dijiste que es un antojo del embarazo? Si siempre alardeas de que estoy embarazada— me aprieta los cachetes y me da un beso en la nariz
—por que me divertí viendo su cara Jajajaja—
—jajaja no pudo disimularlo— me divierto viendo a Duncan sonreír, su humor de hoy me hace feliz y sin darme cuenta lo estoy viendo embobada y él me hace una pregunta sacándome de mis pensamientos
—¿yo te gusto aurora?— acaricio su mejilla suavemente
—¡hmmm!— finjo que estoy pensando y él me hace cosquillas
—jajajaja Duncan nooo jajajaja— y somos interrumpidos, pues la pizza había llegado
—aquí está su pizza y su bebida fría señor, que la disfrute— se marcha y él me ayuda a servirme, la mayonesa esta a un lado le unto un poco y le doy la primera mordida, él se queda viéndome con una expresión en sus rostro terrible y con la boca llena le hablo
—¿que?— niega y me limpia con el pulgar los labios.

Cómo era de esperarse no me comí toda la pizza y obviamente no me iba a llevar la restante, pedimos la cuenta y Duncan llamo a jack
—¿terminaron de hablar?— él le confirma que si y salimos.
Al subir al coche jack y Grace están en silencio y Duncan les habla
—no vuelvan a tener sexo aquí— suelto una risa y me acomodo de su regazo tengo sueño y escucho a Duncan hablar
—aurora tenía un antojo hoy— grace aplaude emocionada
—nunca me habías dicho que tenías antojos aurora-
Y Duncan me da un beso sonoro
—su antojo fue...— y gimoteo
—cállate Duncan— me levanto de su regazo enfadada
—deja de avergonzarme— él ríe y besa mi frente
—mi amor, un antojo no es una vergüenza jajajaj—

Grace ríe cuando Duncan le cuenta cuál había sido mi antojo y empiezo a sentir náuseas, el carro da un brinco agitando mi estómago y provocando que bañe desde la camisa a los pantalones a Duncan de vomito Grace suelto un grito de asco, él se queda en blanco
—Dun...— y suaviza su rostro y respira profundo al verme llorando y me acaricia con su mano limpia
—ya no llores, esto se limpia no te preocupes— pero mi vergüenza es demasiada y lloro, jack le pregunta que si se detiene
—no, estamos cerca de casa— el pequeño trayecto él y grace tratan de animarme, pero no lo logran llego a casa llorando y no espero a que jack abra la puerta simplemente bajo rápido, Duncan me habla
—no corras— y Grace también, el mayordomo me recibe
—¿aurora que sucede?— mira hacia Duncan y lo ve sucio y ya sabe que pasó
—oh aurora, no tienes que llorar así por eso— Duncan se quita la camisa y los pantalones delante de todos quedando en bóxer
—¡ay por favor Duncan! nadie tiene ganas de verte desnudo—espetó grace y jack con una media sonrisa la mira mientras carga las bolsas.
Duncan se acerca a mí y me abraza dándome un beso en la cabeza
—Julián sube las bolsas, en una de ellas está el vestido de novia de mi amada— veo su cara alegrarse y toma las bolsas con gusto.

—ven aquí— Duncan me carga como a un bebé y me sienta al lado de la alberca y se tira salpicándome de agua
—¿quieres darte un chapuzón?— recojo mis pies en el largo mueble de la piscina y niego, él sale y se sienta a mi lado el cabello abundante baja a su frente casi a sus ojos y lo hecha hacia atrás.
—te quitaré los zapatos— me quita los zapatos lentamente y me da un beso en los pies, el sol me golpea un poco
—quítate ese abrigo te dará calor aquí— le hago caso sin saber que era lo que realmente estaba planeado y solo me quedo con el vestido, me toma en sus brazos
—¿que haces Duncan? Me estás mojando— él ríe y trato de removerme, pero tiene una fuerza brutal
—Duncan no quiero meterme al agua— gimoteo
—¿cuando no estoy si te gusta verdad?— pone mala cara y entra conmigo y abro la boca al sentirla, está fría, pero poco a poco me acostumbro
—no me sueltes que no se nadar— tiemblo y me aferro a su cuello— y ríe, poco a poco me suelta y me toma de las manos, pero chillo
—¡no me sueltes!— me aferro a él y dice algo muy dulce
—te dije que nunca soltaría tu mano— me acerca a él y me aferro a su cintura con mis pierna y a su cuello con mis brazos, mientras que él se mueve de un lado a otro
—señor Di marco ¿desean algo?— él le pide que traiga una toalla y una cerveza para él y para mi agua
—te hice una pregunta y no me diste respuesta ¿te gusto?—sus ojos verdes me miran con profundidad
—¿por que de pronto me preguntas eso?— espeto
—porque cuando te propuse matrimonio creo que la tercera o primera vez no recuerdo bien, dijiste que lo harías para darle un hogar a nuestro bebé, pero ahora quiero saber algo ¿te vas a casar conmigo porque te gusto o solamente por nuestro hijo?—

Siento su agarre fuerte en mi cintura y lo beso y él me corresponde gustoso, ya que rara vez lo beso. Al despegarnos unimos nuestras frentes y respiro profundo
—me gustas Duncan, me gustas mucho como para estar contigo con o sin él bebé— me abraza y se esconde entre mis pechos, el mayordomo se rasca la garganta y nos deja lo que le pedimos.

Al rato estábamos sentados juntos: yo sobre él con la toalla en mis hombros y él tomando su cerveza mientras hablamos.
Al tiempo vamos a la habitación, nos cambiamos por ropa cómoda por lo menos yo, en cambio él se colocó unos vaqueros azules holgados y una camiseta ajustada negra con zapatillas deportivas blancas, se echa perfume, se ve tan bien en esa ropa que no evito hacerle unas preguntas
—¿por que te vistes así? ¿vas a salir?— me mira extraño como si no entendiera.
—¡hmm! No para nada estoy vestido casual— le hago una cara extraña
—¿casual? ¿Duncan en serio?— su cara de que no me entiende me aterra
—supongo que a eso le llamas casual porque no es un traje— se acerca a mí y aprieta mis pechos cambiando el tema.
—cada vez están más grandes— lo manoteo y le doy la espalda
—no toques la comida del bebé— él me voltea y me sube a su cintura
—tienes dos bebés mami— se muerde el labio inferior y me pega de la pared y saca un respingo de mí al sentir como sus dedos de entran en mi vagina de repente sin darme chance a procesarlo.

—Dun ¡ahhh! ¿Porque eres t-tan agresivo?— uno de mis ojos se cierra, quisiera decirle que se dentenga, pero no quiero que lo haga. Me libera y me pide que me sostenga del mueble mientras le doy la espalda, por mala suerte tengo pantalones holgados lo que hace que sea demasiado fácil hacerme lo que quiera, pero en este caso los bajó.
Estoy frente a un espejo, él me mira con lujuria mientras besa mi espalda y poco a poco lo vi ponerse de rodillas acariciando mi trasero y dándome besos suaves.
Sus dedos se adentran en mí desde el comienzo de mi clitoris hasta mi entrada y abrió mis piernas para separar más mis nalgas
—duncan que vas hace...— no articule más palabras, no pude, me mordió y me pego duro y se que su mano se quedó marcada al igual que su mordida.
Después como si no fuera nada su boca fue a mi vagina en esa posición y su lengua se deslizaba desde alante hacia atrás mientas mis uñas se clavaban en la dura madera y veía en el reflejo del espejo como su cabeza se movía mientras me succionaba el alma.

¿ME ENAMORÓ EN NUEVE MESES? +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora