Capítulo 21: Tercer compañero

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Al día siguiente del chequeo realizado por el rey simio a Alicia, la atmósfera en la casa se caracterizaba por constante tensión, impregnada de un aire de precaución y vigilancia. Tras el sobresalto experimentado, sus compañeros redoblaron sus esfuerzos para protegerla, mostrando una atención constante y un cuidado excepcional en cada detalle. Conscientes del peligro que acechaba en el mundo bestia, especialmente para alguien en la condición de Alicia. No le permitían realizar actividades que pudieran representar algún riesgo, limitando su autonomía para asegurarse de que estuviera siempre resguardada y cuidada.

Julio, con su habilidad culinaria y su constante preocupación por el bienestar de Alicia, se encargaba de preparar cuidadosamente cada comida, asegurándose de incluir los ingredientes adecuados para mantener su salud en óptimas condiciones. Era meticuloso en cada detalle, desde la elección de los alimentos hasta la presentación del plato, demostrando así su amor y dedicación hacia ella. Además, se aseguraba de darle de comer a Alicia a cucharadas, con paciencia y ternura, para garantizar que recibiera todos los nutrientes necesarios para su salud y la del bebé que esperaba.

Mientras tanto, Winston asumió el papel de su protector y transportador, llevándola en brazos a donde quisiera ir dentro de la casa. Con su fuerza y gentileza, la transportaba con suavidad, procurando que no se esforzara demasiado y proporcionándole un sentido de seguridad y comodidad en todo momento. Su presencia constante era reconfortante para Alicia. Aunque sentía que los cuidados de sus compañeros estaban siendo más exagerados de lo habitual, comprendía que permitirle protegerla era una forma de tranquilizarlos, por lo que no se resistía a sus atenciones.

Por otro lado, Osmon, con su aguda percepción y su instinto, se dedicaba incansablemente a vigilar los alrededores de la casa. Consciente de la amenaza que representaban las bestias errantes después del reciente ataque, Osmon mantenía una constante vigilancia para detectar cualquier signo de peligro potencial. Durante una de sus patrullas, sus ojos avizores identificaron una guarida de una bestia salvaje de gran tamaño en las cercanías de la ciudad bestia. Aunque en ese momento no encontró indicios de actividad, decidió permanecer en alerta máxima y continuar monitoreando el área de cerca para garantizar la seguridad y protección de todos los habitantes de la casa.

Llegada la noche, estaban finalizando su cena. Ahora que la carne estaba almacenada para el invierno y no frecuentaban ir a cazar, todos compartían la mesa para cenar juntos. Aunque Alicia era herbívora, valoraba enormemente la compañía de sus parejas durante la cena, incluso cuando comían carne. Había expresado que le incomodaba ver a sus compañeros apartarse mientras ella cenaba. Ahora, sin la excusa de salir a cazar, habían decidido durante el invierno incorporar la costumbre de comer juntos.

Julio y Winston se pusieron manos a la obra recogiendo los utensilios usados y lavándolos en el lavaplatos construido por petición de Alicia. El sonido del viento susurrante en el exterior se mezclaba armoniosamente con el murmullo del agua reunida en el fregadero, envolviendo la cocina en una atmósfera tranquila y hogareña. Mientras los dos se ocupaban de esta tarea, Alicia permanecía sentada a la mesa con una expresión serena, aguardando el momento oportuno para expresar su petición.

Finalmente, reuniendo valor, Alicia se dirigió a sus compañeros con delicadeza: "Julio, Winston, quería pedirles si por favor esta noche podrían dormir en la habitación de los cachorros. Es momento de convertir a Osmon en mi pareja oficial".

Al escuchar estas palabras, Julio y Winston detuvieron lo que estaban haciendo y se sentaron junto a ella, sus rostros mostraban resignación ante ineludible incorporación de otro macho, al mismo tiempo, la miraban con lealtad absoluta a su persona.

"Mi dulce cierva, gracias por considerarnos, pero no es necesario que lo pidas. Además, es natural que te aparees con Osmon", expresó Winston con calma y aceptación, mostrando su apoyo incondicional.

Alicia asintió con gratitud hacia Winston y luego se volvió hacia Julio, cuya mirada tierna y cariñosa la envolvía por completo. "Prométeme que mañana me harás mucho cariño en la cabeza, ¿sí?", añadió Julio con su característica ternura, utilizando todas las expresiones cariñosas que sabía que eran infalibles contra Alicia. Rara vez podía resistirse a él cuando empleaba ese tono, y esta vez no fue la excepción.

Osmon permaneció en silencio mientras observaba su interacción. Ahora que el momento del apareamiento estaba justo frente a él, sus nervios aumentaron. A lo largo de sus más de 400 años de vida, sus emociones rara vez fluctuaban; siempre había sido un guardián constante, vigilando la zona donde yacía la flor. A lo largo de los años, había tenido sus enfrentamientos con diversas especies, desafiando fuerzas de todo tipo. Sin embargo, nunca antes se había enfrentado a algo como lo que estaba por suceder. Esta situación estaba fuera de su área de experiencia, y esa falta de control lo desconcertaba, algo a lo que no estaba acostumbrado.

Unos minutos después, mientras Osmon estaba sumido en sus pensamientos, Alicia le pidió ayuda para levantarse, ya que el embarazo le estaba dificultando ciertos movimientos. Osmon actuó rápidamente, la tomó suavemente en sus brazos, pensando en dejarla de pie en el suelo para que pudiera moverse con libertad. Sin embargo, Alicia le pidió que esperara un momento. Mientras estaba en los brazos de Osmon, se despidió con un beso tierno tanto de Julio como de Winston, expresándoles su amor. Una vez que terminó, le pidió a Osmon que la llevara a la habitación.

Una vez en la habitación, Osmon cierra la puerta tras ellos. Alicia permanece en sus brazos, sintiendo la calidez y la seguridad que él le brinda. Observa cómo Osmon se queda quieto, con la mirada fija en la cama, mientras ella siente una ligera diversión por la evidente tensión que lo embarga. Puede notar cómo los nervios se asoman en su semblante, pero decide no prolongar más el inevitable momento.

Con delicadeza, aprieta sus brazos alrededor de él y lo acerca lentamente a su rostro. Cada movimiento es deliberado, como si quisiera apreciar cada detalle del hombre majestuoso y atractivo que tiene entre sus brazos. Observa cómo la respiración de Osmon se acelera levemente cuando sus labios se encuentran en un dulce beso inicial.

Al principio, el beso es tierno, un intento de expresar los más íntimos sentimientos de Alicia, y Osmon responde rápidamente, aunque de manera algo torpe. Sin embargo, con el transcurso de los minutos, el beso va adquiriendo profundidad, tomando una nueva y significativa connotación más sensual teñida por la lujuria que los dos aguardan.

Alicia se aparta suavemente para tomar aire, envuelta en el silencio cargado de emociones que llenaba la habitación. Sus respiraciones agitadas se entrelazan en el aire, creando una atmósfera cargada de anticipación. Con un susurro dulce, le ordena a Osmon: "Vamos a la cama".

Osmon obedece con devoción, acunando con ternura el cuerpo de Alicia mientras la deposita con delicadeza sobre las pieles. En su mirada, llena de pasión contenida, Alicia descubre un universo de deseos y anhelos compartidos. Decidida a expresar todo su amor, se despoja lentamente de sus prendas, revelando la suavidad de su piel y las curvas que encienden la llama del deseo en el corazón de Osmon, sus pupilas se dilatan drásticamente, cubriendo su bello iris dorado. Alicia siente cómo su corazón se acelera y la sangre bombea por todo su cuerpo, reconociendo el deseo reprimido que esperaba ser satisfecho por su incansablemente sensual compañero.

Con gesto decidido, suelta la falda hecha por ella de Osmon, dejando al descubierto a su generoso amigo, listo para la acción

Tomando la mano de Osmon, Alicia lo guía para que se recueste en la cama. Uniéndose en un beso íntimo y profundo. Su corazón late al unísono con el de él. En el silencio de la habitación, solo se escuchan los susurros de sus almas entrelazadas, prometiéndose amor en cada caricia y cada beso.

"¿Tienes idea de lo mucho que te deseo?", le susurra Alicia.

Osmon se queda sin aliento, incapaz de apartar los ojos de la diosa que tiene frente a él. Alicia alza una mano y le acaricia suavemente la mejilla hasta el mentón. Él responde con caricias de sus labios por cada rincón del cuerpo de su amada.

Los músculos más profundos de Alicia se tensan con infinito placer. La sensación es tan dulce que desea cerrar los ojos, pero los de él la miran con ardor y adoración, llegando a hipnotizarla. Sus cuerpos se funden apasionadamente, donde el tiempo se detiene y el universo entero parece desvanecerse.

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Hola mis lectoras!!! Cómo están?

Por fin Alicia se unió con Osmon <3 ¿Qué les pareció?

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Alicia renacida en el mundo de las bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora