Capítulo 15: Sentimientos encontrados

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Durante dos meses, el vientre de Alicia creció como un tierno brote a mitad de floración, mientras se acercaba inexorablemente la temporada de lluvias y el nacimiento de sus cachorros en las siguientes 6 u 8 semanas. Sus compañeros, ahora más atentos que nunca, se turnaban con dedicación para asegurarse de que nunca estuviera sola, siempre con al menos dos guardianes a su lado. Para Alicia, criada desde niña bajo la protección constante de al menos uno de sus padres en el mundo bestia, esta atención adicional era reconfortante, un recordatorio constante del amor que la rodeaba.

Afortunadamente, el embarazo no la había dejado vulnerable a los malestares habituales. El cristal parecía envolverla en una burbuja de protección, manteniendo a raya los síntomas incómodos que suelen acompañar a la gestación.

Su única traba residía en la fría mordedura del invierno, que la mantenía cautiva en el refugio del hogar. Sin embargo, en medio de la helada invernal, encontraba consuelo en el tejido de prendas abrigadas para ella y sus compañeros. Aunque sus cuerpos ardían con la calidez interna debido a su naturaleza, aceptaban con alegría los regalos de su amada. También decidió agregar prendas al guardarropa de Osmon, debido a la pobreza de variedad de ropa que este poseía, sin embargo, sus compañeros no se mostraron contentos, debido a que esta es una práctica reservada para la pareja.

En las profundidades de su alma, Alicia percibía un sentimiento que florecía: un afecto creciente por Osmon. Aunque él fuera serio, este la envolvía con una sensación de paz y seguridad. Osmon, a su vez, se revelaba como un confidente fiel y una compañía reconfortante en los momentos de caos. Sin embargo, Alicia temía dar el siguiente paso sin señales claras de reciprocidad por parte de Osmon.

Hace apenas dos días, Julio obtuvo su segunda marca, lo que llenó de felicidad a Alicia. Esa noche, decidida a mostrarle su amor y orgullo, no dejó dormir a Julio y lo colmó de caricias y besos, hasta que los rayos del sol se filtraron por su ventana al siguiente día.

Estos días, seguramente consecuencia del embarazo, no puede evitar el deseo de expresar y brindar su afecto por el día y las noches a sus compañeros. Un deseo lleno de lujuria y amor. Lamentablemente, esto ha afectado su visión hacía Osmon, quien con su majestuoso atractivo, no puede evitar sentir el impulso de besarlo. En ocasiones, se ha sentido avergonzada al darse cuenta de que lo mira con deseo y experimenta una humedad fluyendo de su interior, lo que ha sido percibido por Osmon y sus compañeros. En esos momentos, Alicia trata de disimularlo o arrastra a alguno de sus compañeros llevándolo a la habitación para satisfacer sus deseos.

Respecto a la alimentación, no surgieron problemas, ya que Alicia había sido criada en el campo humano por su abuela desde niña. Participó activamente en procesos como ahumar carne, deshidratar frutas, hacer mermeladas y secar hierbas. Este conocimiento resultó vital en su vida en el mundo de las bestias. Antes de cumplir los 12 años después de renacer, recordaba pasar hambre durante el invierno. Sin embargo, al recordar su vida pasada, enseñó a su padre técnicas para conservar los alimentos con el fin de que lo compartiera con el resto de los ciudadanos, transformando la ciudad de las bestias. Han pasado 4 años desde entonces, y la mayoría de los orcos utilizan este conocimiento para prepararse para el invierno, reduciendo la mortalidad en esta época. Aunque deben racionar la comida para que dure hasta la temporada de lluvias.

Una tarde, mientras descansaba entre la calidez de sus compañeros, alguien tocó la puerta. Era un orco lobo anunciando que el rey simio invitaba a todas las hembras a tomar una bebida que ayudaba a entrar en calor, un descubrimiento del mismo rey. Alicia recordó una escena similar de la novela, donde Bai tenía una discusión con Rosa, pero calculaba que faltaba un año para que sucediera. Supuso que era un evento anual. Si supiera que la protagonista estaría presente, lo habría rechazado sin pensarlo, pero aún no había transmigrado a este mundo. Decidió darle una oportunidad, impulsada por el sofoco que sentía al estar tanto tiempo encerrada. Se vistió con sus mejores pieles para el frío: un poncho de piel de conejo, un gorro de piel de zorro y unas botas hechas por Julio, muy abrigadoras.

Alicia renacida en el mundo de las bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora