Capítulo 10: Mi paraíso

2.3K 262 5
                                    

Alicia despertó sintiéndose descansada, pero al poner atención a su cuerpo dimensionó el hambre que la aquejaba, y lo adolorido que estaba su cuerpo, sintió como si un auto hubiera pasado por encima de ella, especialmente por el ardor proveniente de su entrepierna. El hambre era tan intenso que incluso consideraría comer carne si se lo ofrecieran en ese momento.

Notó a Julio aproximándose con un plato que desprendía un olor delicioso, lo recibió gustosa y ni siquiera tuvo tiempo de agradecer antes de devorarlo en unos pocos segundos.

Julio suspiró de alivio al ver que la comida estaba lista para cuando despertara. Sin embargo, una vez que el hambre fue saciada, Alicia se percató del dolor que sentía en todo el cuerpo y comenzó a quejarse. Winston, rápidamente, corrió hacia ella y le ofreció un cristal verde que había obtenido cuando ganó su cuarta marca. Al ponerlo en sus labios, el cristal se deshizo, y en cuestión de segundos, Alicia sintió cómo el dolor se desvanecía y su cuerpo se volvía mucho más ligero. Incluso creía que podría hacer otra ronda nuevamente por lo bien que se sentía.

Consciente del valor de esos cristales, Alicia agradeció a Winston con un profundo beso. "Muchas gracias, Winston. Me siento mucho mejor", expresó. Julio, al escucharla, comenzó a emitir quejidos. Alicia lo miró y notó cómo sus ojos reflejaban una tristeza canina irresistible. Reconociendo que Julio había sido quien la alimentó apenas despertó, Alicia pensó "Touche". "Es verdad, también te mereces un beso de mi parte", le dijo a Julio. Sin dudarlo, Julio se paró frente a ella, esperando su recompensa. A Alicia le conmovían esos gestos infantiles de Julio, así que le dio su beso y una palmadita en la cabeza.

Alicia comenzó a recordar lo sucedido, sintiéndose sonrojada y avergonzada solo de pensarlo. Nunca imaginó que ella misma sería capaz de decir cosas tan explícitas en cuanto a sus deseos y fantasías eróticas, ni que Winston fuera del tipo dominante, ya que en la novela era tan complaciente y obediente con Bai. Sintió que se excitaba solo al recordar los actos realizados durante su celo, por lo que prefirió cambiar la dirección de sus pensamientos. Sin embargo, lamentablemente cruzó miradas con Julio y no pudo evitar tener un flashback de él entre sus muslos, dedicando toda su atención a brindar el mejor servicio posible. Recordó cómo preguntaba varias veces si le gustaba lo que estaba haciendo, ansioso por aprender a complacerla. La verdad es que no podía negar que ambos habían tenido un desempeño bastante decente para ser su primera vez. De nuevo sintió cómo esa zona se humedecía lentamente.

Winston y Julio giraron la cabeza mirándola fijamente, con los ojos dilatados, lo que la avergonzó profundamente. En ese momento, solo quería esconderse en un hoyo y no salir nunca más, había olvidado que los machos podían percibir el olor de su excitación. Sin embargo, trató de aparentar que no se daba cuenta y cambió el rumbo de la situación.

Al percatarse de que su cuerpo ya había sido limpiado, Alicia lo observó y vio la figura de un ciervo justo en la zona de su corazón. No le sorprendió que se hubiera situado ahí, ya que había cultivado una fuerte relación con Julio desde la infancia, por lo que era obvio que estaría cerca de su corazón. Sin embargo, comenzó a preguntarse mentalmente dónde estaba la marca de Winston. "Es imposible que esté en mis extremidades, porque sé que el amor que siento por él es verdadero", pensó mientras se revisaba, pero no lograba encontrarla por ninguna parte. Los miró con cara de preocupación: Julio lucía orgulloso y sonreía de oreja a oreja, mientras que Winston también sonreía suavemente, lo que la tranquilizó. "Su reacción me indica que está en una buena zona", reflexionó.

Winston habló para calmarla: "No te preocupes, está en tu columna, justo a la altura de tu corazón". Con eso, pudo suspirar de alivio. Esa posición no solo significaba amor, sino también plena confianza en su persona, lo que la hizo pensar que él también debía estar contento.

Con ese asunto resuelto, les preguntó: "¿Cuánto tiempo dormí?"

"Un día entero y una noche", respondió Winston.

Alicia no se sorprendió, ya que se lo habían hecho hasta que se desmayaba del cansancio una y otra vez.

"Me gustaría ir a nadar al lago", comentó Alicia.

"Está bien, solo dame unos segundos para preparar tus frutas preferidas y una piel para llevar", respondió Julio, poniéndose rápidamente en marcha.

Alicia asintió, se recostó en Winston y comenzó a contemplar su vida actual. Se sintió finalmente completa al estar unida a los orcos que amaba y se consideró afortunada por renacer en la novela que tanto adoraba y haber conocido no solo a Winston, sino también a su confidente y amigo de la infancia.

Con las preparaciones listas, partieron caminando hacia el lago, que estaba a solo unos pasos de distancia. Alicia se sumergió en el agua apenas llegaron y sintió un alivio en los músculos de todo su cuerpo mientras flotaba junto a Winston.

El día era ideal para esta actividad, con el sol iluminando el agua transparente y una temperatura agradable. Alicia reflexionó sobre cómo no dejaba de impresionarse con la belleza de los paisajes desde que renació. A diferencia del planeta tierra, donde cada vez quedaban menos espacios no arruinados por la codicia humana, aquí podía disfrutar de un verdadero paraíso.

Julio los llamó para avisar que estaba todo listo para que comieran una merienda. Alicia observó el estilo de picnic que había preparado: sus frutas favoritas picadas y repartidas elegantemente sobre una piel gris. Ver eso le hizo volver el hambre, así que le dio un beso en la mejilla a Julio y comenzó a devorar la fruta que tanto le gustaba. Mientras lo hacía, reflexionó sobre lo afortunada que era de vivir así cada día y consideró que era verdaderamente un paraíso en la tierra.

..........

Hola bellxs lectores! Cómo están?

A quién no le gustaría tener una vida así, donde te atiendan hombres atractivos, te protejan y no esté la presión de trabajar? Pues a mí me encantaría.

Alicia renacida en el mundo de las bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora