Capítulo 3: Reflexiones y decisiones

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Después de pasar una tarde y una noche dedicada a idear meticulosamente un plan en su mente, Alicia se encontraba exhausta. Decidió dejar de lado sus pensamientos estratégicos por un momento y salir a jugar. Su padre, Esteban, la acompañó mientras se dirigían a la siguiente casa más cercana, donde vivía Julio, su amigo de infancia dos años mayor y también un ciervo como ella.

Durante la noche mientras pensaba en Winston que lo desea como su futuro compañero, también pensó en Julio, su querido amigo.

La amistad entre Alicia y Julio se remontaba a los años turbulentos de su infancia. Cuando Alicia tenía apenas cinco años, su aldea fue atacada por orcos errantes. En ese caos, su madre estuvo a punto de ser llevada por los atacantes, lo que llevó a su familia a tomar la decisión de mudarse junto con la familia de Julio a la ciudad de las bestias, donde las hembras estarían más seguras. Desde entonces, habían sido amigos inseparables, y Alicia ahora, un poco más grande, comenzaba a considerar la posibilidad de convertir a Julio en su compañero en el futuro.

Una vez acompañada por Julio, decidieron dirigirse al lago para jugar, bajo la atenta mirada de Esteban, el padre de Alicia. Desde una distancia prudente, Esteban supervisaba a los jóvenes, quienes se divertían lanzándose agua el uno al otro, riendo alegremente.

Alicia disfrutaba del aire fresco y del agua refrescante del lago, cuando de repente detuvo a Julio y le preguntó si le gustaba. Julio, sorprendido por la pregunta, se sonrojó hasta las orejas, pero decidió responder sinceramente. "Sí", declaró rápidamente. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, Alicia continuó con seriedad: "Está bien, a mí también me gustas, pero debes saber que cuando tenga mi primer celo, elegiré a hombres fuertes como compañeros. Espero que tengas al menos dos rayas para ser considerado".

Estas palabras resonaron en la mente de Julio como un eco persistente. Marcó un punto crucial en su vida, una declaración que lo impulsó a esforzarse aún más para convertirse en el tipo de hombre fuerte que Alicia deseaba como compañero. Decidió buscar ayuda y entrenamiento desde ese momento, con la esperanza de alcanzar su meta en los años venideros.

Aunque sus palabras podrían sonar duras y su petición exigente para alguien tan joven como Julio, Alicia entendía profundamente que en ese mundo regía la ley del más fuerte. Era una realidad triste pero ineludible, una verdad que había aceptado como parte de su nueva vida en las tierras de las bestias. Quería que su vida fuera larga y pacífica, y para ello, tener compañeros fuertes era una necesidad imperante que había decidido aceptar y seguir.

En su corazón, Alicia anhelaba una vida de armonía y seguridad, y sabía que rodearse de individuos fuertes y valientes era la clave para lograrlo. Era consciente de que solo los más aptos sobrevivían en aquel mundo, y aunque le pesaba aceptarlo, comprendía que adaptarse a esa realidad era esencial para su supervivencia y la de su familia.

Sin embargo, más allá de la necesidad práctica de tener compañeros fuertes, Alicia anhelaba sinceramente incentivar a Julio para que se convirtiera en un miembro valioso de su familia. Aunque en la realidad pudiera ser considerado débil en comparación con otros debido al prejuicio que existe sobre su raza, ella veía en él un potencial infinito y una bondad inquebrantable que la llenaba de esperanza. Sabía que, con el tiempo y el esfuerzo adecuados, Julio podría crecer y convertirse en una parte indispensable de su vida y su hogar.

En el fondo de su corazón, Alicia guardaba un secreto que solo ella conocía: no podía imaginar su vida sin Julio a su lado. A pesar de sus palabras y su determinación por buscar compañeros fuertes, él siempre ocupaba un lugar especial en su corazón. Era su amigo, su confidente, a quien más cariño le tenía.

Durante la noche pudo reflexionar más sobre el tipo de mujer que le gustaría ser y la familia que le gustaría tener. Sabe por experiencia y la profesión de psicóloga que ejerció en el pasado que la comunicación es clave, por lo que esto será una regla en el futuro. Por lo tanto, decidió que les enseñaría a sus compañeros la importancia de una comunicación funcional, para que pudieran expresarse sabiamente y resolver cualquier problema que surgiera entre ellos. Aunque no intervendrá si prefieren resolverlo en combate y la razón lo justifica, pues son sus costumbres y no impondrá las de su vida pasada en un mundo que no le incumbe. Además, en general después de pelear, el conflicto se olvida y todo vuelve a la normalidad. Sin embargo, si hay una injusticia claramente meterá sus narices en el asunto. Además, hasta que ella no crea que haya entre sus compañeros alguien lo suficientemente sabio para dirigir su familia, ella se impondrá como jefa del hogar, aunque no cree que Winston tendrá problemas para desempeñar ese papel, tanto por fuerza como por carácter según lo que recuerda de la novela.

En cuanto a su propio carácter, aspira a ser justa con sus compañeros, mostrándoles gratitud y cariño para que se sientan valorados. Sin embargo, reconoce sus límites y no busca tener un número excesivo de compañeros, pues sabe que sería difícil mantener relaciones equilibradas con todos. A pesar de su amabilidad, no tiene intención de ser complaciente, ya que su crianza en el mundo de las bestias la ha influenciado a ser firme cuando sea necesario. Aprovechará su posición como hembra para establecer límites claros con aquellos que no son parte de su familia, a menos que pretendan unirse a ella. Es consciente de los posibles malentendidos que pueden surgir y, por lo tanto, ha decidido que en su círculo, los amigos del sexo opuesto no son una opción, a menos que sean cachorros.

En cuanto a las cualidades que esperaba encontrar en sus compañeros, valoraba la tolerancia y la fortaleza. Desearía tener un compañero volador y, de ser posible, uno acuático, comprendiendo que dominar el agua, el cielo y la tierra podría marcar la diferencia entre la vida y la muerte en una emergencia.

Con mucho por reflexionar y decidir antes de concretar un futuro seguro, Alicia encontraba consuelo en el tiempo que aún tenía por delante. Seguiría meditando sobre sus opciones y aspiraciones en los días venideros, sabiendo que cada decisión que tomara daría forma al destino de su familia y su propia vida.

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Alicia renacida en el mundo de las bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora