Capítulo 36: Avistamiento de una serpiente roja

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Pasó el tiempo y, en un abrir y cerrar de ojos, un mes se esfumó. Una mañana, Alicia y Qin disfrutaban de un refrescante baño en el lago junto a Darek y Shuu. Los cachorros de ambas corrían y jugaban alegremente por la orilla, bajo la atenta vigilancia de Lúxor y Winston.

Alicia se sentía plena. Las últimas semanas habían sido pacíficas y gratificantes. Salía casi todos los días a nadar, a veces con Qin, otras veces solo con sus compañeros, y siempre encontraba tiempo para jugar con los cachorros. Lograba equilibrar perfectamente su tiempo entre sus parejas y sus hijos, quienes crecían sanos y felices.

Recientemente, el rey mono le había solicitado una gran cantidad de su medicina para abastecer el castillo en casos de emergencia, por lo que recibió una generosa compensación. Gracias a su don y a la ayuda de Osmon, quien había instruido a sus compañeros en el conocimiento básico de hierbas medicinales y su elaboración, pudo producir grandes cantidades de la medicina.

Durante los cuatro siglos que Osmon fue guardián de la flor, estudió las propiedades de diversas plantas en su tiempo libre. Su conocimiento en botánica era comparable al de un médico con muchos años de experiencia, aunque aún le faltaba práctica en el tratamiento de lesiones graves y en la identificación de enfermedades complejas.

Alicia se sentía feliz de poder utilizar su don para el bienestar de los demás sin tener que revelar su habilidad. Cuando algún orco preguntaba por el origen de la medicina, explicaban que Osmon era el responsable de su elaboración, pero que lamentablemente no podía compartir la receta, ya que era un secreto ancestral de su tribu.

Todos disfrutaban de una mañana pacífica cuando Muir llegó volando al lago, visiblemente preocupado, anunciando que se había avistado una bestia serpiente roja con cuatro marcas en un lago a unos pocos kilómetros de allí. Alicia y Qin intercambiaron una mirada, confirmando con un simple gesto lo que ambas sospechaban, compartiendo una complicidad silenciosa.

Ante la noticia, Darek tomó en brazos a Alicia y Winston a los cachorros, dirigiéndose a su hogar a toda velocidad. Por su parte, Shuu y Lúxor hicieron lo mismo con Qin y su hijo.

Al llegar al hogar, encontraron a Julio clasificando hierbas en el almacenamiento subterráneo y le explicaron la razón de su llegada apresurada. Alicia, por su parte, se hallaba ensimismada, pensando en que la llegada de Curtis significaba que Bai Qingqing también ya estaba en la ciudad. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por Darek.

"Mi cabello de fuego, Ali, ¿estás ahí?" intentó llamar su atención Darek.

"Sí, sí, lo siento. Solo estaba pensando", respondió Alicia.

"Mi cabello de fuego, sé que te encanta ir a nadar, pero lo lamento, no podemos arriesgarnos a que te secuestre. A pesar de que soy más fuerte, soy el único de tus compañeros que podría luchar con él si es en medio acuático", explicó Darek, colocando una mano en el hombro de Alicia.

"No se preocupen, él ya tiene una hembra", comentó Alicia.

"¿Cómo lo sabes?" preguntó Julio, extrañado.

"Pues... Qin me comentó que hace poco una hembra muy atractiva fue rescatada de un secuestro de una bestia salvaje y tiene la marca de una serpiente roja en su pierna. Solo asumí que es él buscándola a ella", mintió Alicia con culpa, pero no se le ocurrió cómo explicar de otra forma que sabía esa información.

"Eso justificaría por qué todavía no ataca, ya que expuso su ubicación y aún no ha hecho nada", comentó Winston.

"De todas formas, será mejor no salir hasta que confirmemos esa información", sugirió Darek, y el resto de los machos asintieron en acuerdo.

Alicia suspiró, resignada: "Aunque no quiera admitirlo, creo que eso sería lo mejor. Muchas cosas han cambiado desde que Qin y yo reencarnamos en este mundo; no es seguro que el futuro que conocía sea el mismo", pensó para sí misma.

Unas horas más tarde, Osmon llegó a la casa con algunas heridas superficiales. Esto impactó a Alicia, pues conocía bien la fuerza de Osmon y nunca se habría imaginado verlo herido. "¡Osmon! ¿Qué te sucedió?", exclamó Alicia preocupada. Lo guió a sentarse y comenzó a sanarlo con su don.

"Me encontré con un orco serpiente. Traté de expulsarlo de la ciudad, pero cuando logré herirlo, se sumergió en el agua y escapó. Después de eso, le perdí la pista", explicó Osmon.

"¿Una serpiente roja?", preguntó Alicia, algo alterada.

"Sí. ¿Cómo lo sabes? ¿Te encontraste con ella?", preguntó Osmon, preocupado.

"No, no la he visto. Antes, Muir vino a avisar que se había avistado una serpiente roja, así que volvimos a la casa". Después de terminar de curar a Osmon, se levantó y se acercó a Winston. "¿Winston, podrías ir a confirmar si es verdadera la información que les comenté antes? Ahora que Osmon llegó, me puede proteger. Puedes ir tranquilo, yo estaré bien", dijo Alicia, usando sus encantos para convencerlo, ya que él se resistía a dejarla por miedo a que la serpiente atacara en su ausencia.

Winston aceptó y fue a averiguar la situación. Después de varias horas, volvió al hogar confirmando las sospechas de Alicia. Efectivamente, hace unos días rescataron a la hembra del príncipe leopardo de una serpiente, pero Muir no participó en el rescate como en la novela. Además, Winston tuvo una audiencia con el rey leopardo, quien confirmó que la serpiente roja fue la culpable del secuestro de la hembra que su hijo está cortejando.

Alicia le dio un beso a Winston en agradecimiento por su esfuerzo en obtener la información. Esto significaba que desde mañana podría visitar a Qin para contarle las novedades. Además, el castillo de Lúxor era más fresco que su hogar, por lo que sería bueno ir para allá. "¿Entonces podemos ir donde Qin mañana? Ahora que sabemos que la serpiente ya tiene una hembra, no se interesará en otras", dijo con una dulce voz mientras acariciaba el brazo de Winston, con la esperanza de convencerlo con sus encantos.

Finalmente, Winston aceptó, pero con la condición de que fuera acompañada por al menos tres de sus compañeros. Alicia aceptó. Después de años conociendo a Winston, sabía que cuando él sentía que había una amenaza para ella, aumentaba su sobreprotección por un tiempo y después gradualmente volvía a la normalidad, por lo que ella simplemente le siguió la corriente con tal de aliviar su preocupación.

Esa noche, Alicia decidió que Winston sería el objetivo de sus atenciones. Quizás así podría disminuir un poco su lado protector, pues había notado que, después de aparearse con sus compañeros, ellos se mostraban tan satisfechos y felices que sus preocupaciones se disipaban. No entendía del todo cómo funcionaba, pero lo había visto suceder en varias ocasiones.

Winston se dio la vuelta para buscar algo, pero de repente sintió que algo le apretaba la cola, dejándolo completamente tenso. Se giró, sonrojado, y miró a Alicia con incredulidad. Ella lo atrajo hacia sí tirando suavemente de su cola. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, acarició su pierna, comenzando desde la rodilla hasta su entrepierna de manera reiterada, mientras lo miraba con una sonrisa provocativa.

Winston hacía su mayor esfuerzo por contenerse, pero Alicia se puso de puntillas, estiró sus manos y acarició delicadamente sus orejas. En ese momento, la cordura de Winston se rompió; no pudo soportarlo más y la tomó en sus brazos, llevándola a la habitación a toda velocidad.

"Tú te lo buscaste, mi dulce cierva. Sabes lo sensibles que son la cola y las orejas de los orcos", dijo Winston mirándola con deseo. Alicia tragó saliva, pensando que quizás había ido demasiado lejos.

Hola mis bellas lectoras!

Espero que Alicia no se arrepienta de provocar a Winston jaja

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Alicia renacida en el mundo de las bestiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora