Capítulo 15

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Fuimos hacia las oficinas para buscar específicamente a Jimin. Pero lo que no nos esperábamos era que ella estuviera custodiando la entrada, esperándonos a nosotros. ¿Será que Jonathan le avisó? ¿O los escoltas como ellos pueden verlo todo? ¿O algún superpoder para adivinar que es lo que va a suceder?

Pero su rostro se veía afligido, como si hubiera recibido la peor noticia del día.

Aunque se sentía que no era sobre ella, sino que tenía que ver con nosotros.

-Jimin, ¿qué sucede? ¿Qué haces aquí? —Jonathan se acercó a ella con cuidado. Quiero aclarar que en el camino hacia aquí trató de deshacerse un poco de la imagen de "chico que se mantuvo toda la madrugada leyendo ilegalmente en una librería". Ahora vuelve a lucir como ese hombre británico estirado.

-Te estaba esperando—dijo con pocas fuerzas— Hace bastante la verdad...

-Oh, lo siento, no me avisaron. Sino hubiera... —ella negó rápidamente con la cabeza para que él dejara de hablar.

-Le pedí al jefe que no lo hiciera—eso tomó por sorpresa a ambos, no solo a Jonathan. ¿Qué había pasado como para que Jimin le hiciera esa solicitud a la cabeza de toda la organización? — Le dije que quería ser yo quién te lo dijera. Creo que preferirías eso.

Okay, esto no suena para nada bien. ¿Qué sucedió?

Jonathan soltó una carcajada que, más que parecer de risa, demostraba su total preocupación y nerviosismo.

-Jimin, me estás asustando. ¿Qué ocurrió para que hagas algo así?

Ella frunció los labios, seguro buscando las palabras adecuadas.

-Hoy a la madrugada se reportó la muerte de Jonathan Loughty—dijo con la voz entrecortada.

No sé qué conexión tendrá con Jonathan, pero su rostro acaba de cambiar por completo como si hubiera recibido un disparo en el corazón. Frunció los labios y pude notar (por el brillo de sus ojos) que estaba tratando fuertemente de no llorar.

-¿Qué le sucedió? —dijo con dificultad, tratando de que su voz no flaqueara.

-Causas naturales—dijo Jimin con suavidad— Ya era muy mayor, lo sabes. Aguantó mucho—posó su mano sobre su hombro con cuidado.

-¿Él... está aquí? —no nos miraba a ninguna de las dos. Su cabeza estaba gacha y sus ojos clavados en las baldosas del suelo.

-No—un suspiro de alivio salió de su boca, pude ver como sus hombros dejaban de estar rígidos. Pero su tristeza no se desvaneció— Reencarnó inmediatamente.

-Bien... – asintió levemente– ¿Y... qué hay del funeral?

-Eso quería decirte. Aún no sucedió. Será dentro de unas horas en Glasgow... así que estás a tiempo—Jonathan sintió varias veces pero se detuvo de repente. Alzó su cabeza y clavó sus vidriados ojos verdes sobre mí.

Claro, se supone que él me esta cuidando.

Pero esto parece ser muy importante para él.

-Ve tranquilo. Yo le preguntaré a Jimin de lo que hablabamos... —sonreí con dificultad. No puedo verlo de esa manera. Es como si su cuerpo se hubiera achicado.

-¿Jimin... podrías... ? —ella le interrumpió sin dudarlo.

-Tomate todo el tiempo que quieras, aquí vamos a estar—le sonrió con dulzura. Jonathan sonrió forzosamente y se abalanzó hacia ella, sucumbiendo en un fuerte abrazo.

-Eres la mejor. Gracias—murmuró en su oído y sin más, se fue corriendo de aquí, dejándonos solas.

-Umm, no sé si tengo el permiso de saber pero, ¿qué relación tiene nuestro Jonathan con ese Jonathan?

-Es su sobrino.


°°°

Ambas estamos en silencio en la oficina de Jimin, siendo sincera, no pensé que en el más allá tendrían sus propias oficinas. ¿Jonathan tendría una?

-¿Todos tienen una oficina? —pregunté con cuidado cuando Jimin volvió al lugar con dos tazas de té en la mano, extendiendo una hacia mí.

-Oh, no. Solo quienes subimos de rango. Como Jonathan.

-Nunca me dijo que tenía oficina.

-Ah, si. Es muy reacio con eso—puso los ojos en blanco— En todo el tiempo que nos conocemos creo que solo la habré pisado dos veces.

-Vaya... —murmuro por lo bajo mientras ocupo mi atención sobre el agua entintada de la taza que se va moviendo— ... ¿era su único sobrino? —murmuré por lo bajo. Jimin no me contestó al instante, posicionó su taza de té con cuidado y se mantuvo así por un tiempo, seguro pensando que decirme y qué no.

-Sí... él tenía solo una hermana y ella había decidido sólo tener un hijo—asiento. Me había hablado sobre eso— Ya estaba bastante mayor, era solo cuestión de tiempo—suspiró haciendo que sus hombros decaigan— Pero, obviamente nadie quiere que un ser amado muera. Así que, aunque hubiera vivido cien años más, a Jonathan le hubiera destruido el corazón. —asiento con lentitud. Me puse a pensar en el caso hipotético en el que no reencarné, prácticamente me podría pasar lo mismo con mi madre y hermano, ¿sería capaz de ver eso? ¿De vivirlo? — Por suerte, su alma no quedo aquí. Era lo que mas le preocupaba a Jay Jay.

-Pensé que no le gustaban los apodos—sonrió divertida.

-No le gustan. Pero yo hago lo que quiero—sonrió triunfante. Supongo que es alguien con carácter fuerte— Oye, ¿para qué me estaban buscando ustedes dos? —ladeó la cabeza — Jay no suele pedir ayuda.

-¿Por qué eso no me sorprende?—puse los ojos en blanco— Um, estabamos desayunando y... —traté de ignorar la extraña mueca de Jimin al decir eso, parece no ser algo normal en Jonathan— ... me habló sobre las almas destinadas.
-Ah... eso... —no parecía muy entusiasmada con la temática.

-No sabía mucho al respecto, pensó que tal vez tú sabrías algo. Igualmente me dijo que no me refuerce sobre esa idea—ella asintió lentamente.

-Es lo mejor que podrías hacer, a veces, estar tan confiado de que esa es tu misión a cumplir puede provocar un ceguera sobre tu entorno. Es decir, olvidarte de tu situación actual, pasar el tiempo y perder por completo la verdadera misión que te espera— asentí con cuidado.

-Lo comprendo... ¿han existido casos como esos?

-Claro que sí. Ven conmigo, iremos a la sala de registros, un amigo puede ayudarnos.

Un vínculo eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora