Capítulo 28

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Decidí salir de todo el edificio para tomar aire, no quería estar cerca de nadie y no quería escuchar nada que tuviera que ver con reencarnaciones, asesinatos, o de estar muerto en general. Me senté en unos escombros que había afuera y me abracé a mí misma tratando de calmarme. El ambiente dentro del recinto de sesiones era más que pesado, con toda esa gente deseándose lo peor y discutiendo entre sí.

No podía dejar de repetir tan la información que me había dado Gabriele como el rostro de Jonathan durante toda la discusión.

-Estar muerta es una mierda—gruñí con ganas de llorar, escondiendo mi cabeza.

-Oh bueno, tiene sus pro y sus contras—brinqué en mi lugar cuando escuché una voz cerca de mi, pensé que estaba completamente sola. Y lo peor de todo, es que esa voz se trataba del mismísimo Gabriele— Hola, querida.

-¿Qué carajos haces aquí? ¿No tienes un juicio?

-Ah, sí. Contra el astuto de Rider—suspiró— Obviamente acabo de perder, no esperaba menos. Me tenía fé contra ese pendejo...

-Xander—le corregí irritada.

-Como sea—revoleó los ojos— Estaba seguro que podía ganarle a ese tal Xander, pero con Rider la cosa es distinta, es demasiado perfecto como para que pudiera superarlo en una discusión. —habló con un fuerte recelo— Si no fuera empleado del Más Allá sentiría respeto hacia él por su mente brillante, pero prefirió ir con esos moralistas.

-¿Cómo hizo para no ir a la Zona Roja? —murmuré algo incómoda cuando se sentó junto a mi, con total confianza.

-Agh, un escolta de almas que después fue su tutor lo defendió bastante bien ante el Gran Juez. Según las pruebas y su historia, lo habia hecho en "defensa propia". Lo peor de todo es que yo no tenía tanta experiencia defendiendo así que este estúpido soldado prusiano me arrebató a Rider de las manos.

-¿Soldado prusiano? —pregunté confundida.

-Ah, su escolta era un soldado prusiano, ya sabes, cuando existía el Reino de Prusia y... —dejó de hablar cuando vio mi rostro de confusión— No te iba muy bien en historia, ¿verdad?

Trate de aguantarme las ganas de insultarlo.

-¿Sabes? Para llevarse mal, tu y Jonathan comparten el mismo sentido del humor—gruñí. Y él también hizo una mueca de molestia cuando hice la comparativa. — Oye.

-Dime.

-¿Sigue en pie la propuesta de ayudarme en mi misión a cumplir?

-Si así lo quieres —sonrió ampliamente.

-¿Por qué harías algo como eso?

-Te soy honesto, para joderle el orgullo a Rider — soltó una carcajada — ¿Sabes lo divertido que será verle su rostro cuando se dé cuenta que alguien como yo pudo solucionar algo que él no?

-Que accionar tan noble—dije con sarcasmo.

-Hablas con alguien de la Zona Roja, ¿qué esperabas? ¿Qué fuera el nuevo Gandhi? —exclamó con indignación — Bien. ¿Cuál es tu idea?

-Pensé que tu tendrías una si viniste a hablarme.

-Agh, esto va a ser más tedioso de lo que pensé—suspiró — Tengo una idea, no sé que te puede parecer —sonrió de manera maliciosa, tenía un mal presentimiento sobre toda la conversación.

Y siéndote sincera, debería de haberle hecho caso a mi intuición, pero no, preferí seguirle el camino a un empleado que trabaja para torturar a gente en el inframundo.

Un vínculo eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora