Capítulo 18

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Nos encontramos dentro de una casa en venta. Prácticamente estamos invadiendo propiedad privada pero como las denuncias no pueden afectar a los muertos, no creo que tengamos problemas. A menos que este bajo el reglamento del Más Allá, no lo creo o Jonathan se hubiera opuesto, ¿verdad?

No puedo preguntar en estos momentos porque mi guardaespaldas esta sentado en la misma posición de hoy como un perro mojado y el abrigo de Jimin sobre los hombros. La dueña de la prenda se encontraba en la ventana, un poco lejos de nosotros, esperando que la lluvia parara.

Lentamente, los ojos de Jonathan cobraron movimiento y se cruzaron con los míos. Podía notar la hinchazón del llanto que se estaba desvaneciendo.

-Quiero pedir disculpas por mi comportamiento precipitado— no pude evitar sentirme sorprendida por esas palabras, no eran las que más esperaba siendo honesta— No debí dejarte sola por tanto tiempo, eso no es digno de un profesional.

-Esta bien, no estuve sola, estuve con Jimin—sonreí confundida— No tienes que ser tan duro contigo. Estabas pasando por un momento difícil.

-Tu también, y eres mi trabajo. Se supone que eres prioridad—suspiró cansado— Prometo concentrarme totalmente en tu búsqueda desde ahora—negué rápidamente.

-De verdad, tranquilo. No me molesta... sigues siendo humano—hablé con cuidado— Es lindo ver que tu familia esta en un lugar bien cuidado—el asintió con cuidado— Ahora conozco el nombre de tu cuñado— sonrió con tristeza.

-Sí, Gerald—hizo una mueca— En realidad, nunca pude conocerlo—eso también me sorprendió— Sé que mi hermana estaba interesada en él, pero nunca salieron hasta mi muerte... Gerald apareció en el momento justo para Anna.

-¿Te refieres a la contención emocional? —el asintió.

-Éramos solo mi hermana y mi padre, quien siempre estaba en la fábrica. Cuando morí, quedó sola, sin ningún familiar. Silene la ayudó con algunas cosas pero Gerald fue su príncipe. Sentí cierto alivio... se casó con un buen hombre que tenía un buen pasar económico y la amo eternamente.

-Silene es la chica de la que me hablaste, ¿verdad? —frunció levemente el ceño— Jimin me lo dijo. -dije rápidamente al darme cuenta de mi error.

-¿Por qué te diría el nombre de Silene? — no parecía molesto, pero entendía su consternación ante eso. Supongo que debía ser algo que solo le había contado a Jimin y no entendía porque había compartido conmigo algo tan confidencial.

-Uh, ahora no recuerdo el porqué—mentí.

A pesar de mi mentira, la noticia no le agradó para nada a Jonathan, quien ahora miraba la espalda de Jimin con el ceño fruncido. ¿Debería decirle que había soñado con Silene cuando estábamos en la biblioteca? Luego de unos segundos su mirada se suavizó y volvió a su posición de hombre nostálgico.

-Parecía ser una chica amable si decidió ayudar a tu hermana—él quedó en silencio por unos segundos y después clavo sus ojos sobre los mismos. Me ponía nerviosa que no dijera nada pero esta vez no me miraba con su odio característico... sino con ¿confusión? — ¿Sucede algo?

-Uh.. no—dijo rápidamente y se acomodó el cabello— Lo siento—aclaró la garganta— Jimin, ¿pudieron ver los registros?

-Oh sí, estaba tu mejor amiga Charlotte—canturreó divertida mientras Jonathan hacia una mueca de disgusto— Preguntó sobre ti.

-Ah—soltó sin ganas— ¿Encontraron algo interesante?

Bueno, eso certifica la información de Jimin de que Jonathan no estaba para nada interesado en aquella chica.

¿Por qué siento cierto alivio sobre eso?

Negué varias veces para olvidarme de ese pensamiento, lo que hizo que Jonathan me mirara extrañado.

-¿Qué te pasa? ¿Te ha poseído un demonio o algo así? —preguntó mirándome de pies a cabeza. Bueno, al menos volvía a ser el típico Jonathan.

-¡¿Eso es posible?! —chillé asustada.

Pero por la expresión seria y enojada del británico, supongo que volví a preguntar una estupidez.

-No la mires así, es una pregunta frecuente—me defendió Jimin desde la lejanía.

-Claro que no—respondió cansado.

-Pero podría serlo—levantó el mentón con superioridad, indicando que ella tenía razón. Aquello hizo que Jonathan pusiera los ojos en blanco y volviera la atención en mí.

-Primero: no, las posesiones no existen, son invento de la edad media. Segundo: ¿encontraron algo relevante o no?

-Totalmente en vano— respondió Jimin con franqueza y eso hizo que los hombros de Jonathan se cayeran por la decepción— ¿Alguna idea?

Ambos empleados voltearon hacia mí, esperando una respuesta de mi parte.

-¿Por qué me miran a mi? Se supone que ustedes me están ayudando.

-Simplemente piensa en cosas que siempre quisiste hacer y no pudiste—explico con tranquilidad Jimin.

-¿Cómo hacer karaoke?

-No digas lo primero que se te venga a la cabeza— remató Jonathan al instante que me escuchó con cierto fastidio.

-Oh vamos JayJay, me parece una ocasión excelente para que saques esos años de estrés y te pongas a beber un poco—sonrió con maldad— Mientras tanto, pueden pensar en otras cosas para probar, ¿no lo crees?

-No me parece algo importante como para...

-¿Qué dices? ¿Qué le diga al jefe que no quieres ayudar a Lily a reencarnar? —hizo una mala actuación de que estaba sorprendida — Tal vez le pueda decir que quieres ir a la sala de registros junto con Charlotte... —sonrió de manera maliciosa.

Jonathan solo quedó en silencio.

-Las detesto.

Un vínculo eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora