Capítulo 19

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Admito que solo bromeaba, pero no pensé que la broma llegaría tan lejos. Prácticamente ahora estamos usando nuestros señuelos para poder entrar a un karaoke y Jonathan estaba inventando dinero de la nada para pagarle al dueño. A veces uno debe cuidarse de lo que dice.

Y Jonathan empieza a sospechar que no lo decía en serio. Lo digo porque ya es la quinta vez que me mira fijamente como si esperara a que realizara algún paso en falso.

-Bien, voy a ir a pagarle al hombre. Solo una hora, ¿entendiste? Este es tu último llamado para arrepentirte.

-Tampoco es que ese dinero haya salido de tu bolsillo—ante mi comentario, Jonathan frunció los labios.

-Ya vuelvo.

Así que nuevamente me encuentro sola con mis pensamientos. No podía dejar de darle vueltas al asunto de que había soñado con Silene, o tal vez había sido una mala coincidencia. Tal vez hay una explicación espiritual como que... no sé, como Jonathan estaba a mi lado sus recuerdos se reflejaron con los míos y... no, es una estupidez, era un recuerdo en primera persona. Que bueno que no puede escuchar mis pensamientos porque ya me hubiera abandonado a mi suerte. ¿Podría tener alguna especie de conexión con el alma de Silene?

No Lily, si ella ya reencarnó, no seas tarada.

-¿Por qué esa cara? —me sobresalté cuando escuché la voz de Jonathan cerca de mí — ¿Necesitas ir al baño?

-¿Al baño? —pregunté confundida.

-Digo, tienes una expresión de alguien que sufre un estreñimiento— ah, que ser tan adorable cuida de mi voluntad.

-Claro que no me encuentro... ¡oye! Se supone que estamos muertos, esas cosas no nos pasan.

-Ya lo sé, solo me estoy cobrando lo del karaoke—cerré la boca al instante, supongo que era algo totalmente válido— ¿Tomás whisky?

-Espera, ¿en serio vas a tomar mientras trabajas?

-¿Quieres torturarme o algo así? Pensé que con el karaoke ya era bastante—hizo una mueca de horror ante mi prohibición con el alcohol— Soy un británico del 1900's ¿Cómo osas prohibirme una gota de whisky?

-Bueno, ya. Deja de llorar... Aunque no creo que este lugar sea de esos que vendan whisky, Jonathan—ante mi punto de vista, el inglés volteó hacia la cantina que, siendo honesta, de suerte tenía botellas de agua. Él, ya rendido con la situación, contestó:

-Bien, supongo que tendrán cerveza.

°°°

Tampoco tenían cerveza.

Así que Jonathan debe estar deliberando dentro de su mente si asesinarme y esconder mi cuerpo, o matarse nuevamente. Lo que ocurra primero.

-Bueno, ya que las cosas no están saliendo como lo esperabas... te voy a dejar elegir la primera canción.

-Vaya, eso si que resuelve todos mis problemas—soltó sarcásticamente y le di el control remoto para que vaya bajando y subiendo por la lista que había en la pantalla.

-Cállate viejo cascarrabias y elige la maldita canción— el se mostró un poco sorprendido por mi alzada de voz. Lo siento, ya me estaba estresando. Tal vez si estoy recibiendo un poco de mi propia medicina.

Clavé mis ojos en la pantalla viendo que iba la sección de rock and roll. Ladee un poco la cabeza, quería hacerle una broma con su estereotipo de chico inglés, y ponia las manos en el fuego de que iba a poner The Beatles.

Pero puso Sex Pistols "God Save The Queen"

Ante mi cara de asombro el me sonrió de manera maliciosa.

-¿Lista para instruirte en el mundo del punk inglés? —tomó sin pensarlo el micrófono que estaba frente a él.

-Admito que no te ves como alguien que escucha punk— el arqueó una ceja— Aunque ahora cumples más el estereotipo de inglés—lancé una carcajada— ¿Acaso te has visto Doctor Who también?

Su sonrisa se desvaneció de golpe, al parecer descubrí un oscuro secreto.

-¿Jimin te lo dijo?

°°°

Resulta que Jonathan cuando esta de buen humor es divertido. Lo que, intuyo, que ocurre pocas veces. O que al menos estuvo de mal humor todo el tiempo que nos conocimos (lo cual es algo obvio).

Cuando terminamos de cantar y bailar "Voulez Vous" de ABBA los dos nos tiramos en el sofá, buscando un poco más de energía.

-Bueno, el karaoke no era tu misión a cumplir—habló entrecortado por el cansancio.

Ah, cierto que estabamos aqui por eso.

-¿Alguna otra idea? —me miró de soslayo mientras yo tenia mis ojos clavados en la luz del techo que se mantenía apagada.

-¿Además de ver a mi familia? No. ¿Tu tienes alguna? —el hizo una mueca y volvió a incorporarse en el sofá, ahora sentado como una persona normal.

-Sí, no me agrada, y prefiero tenerla como último recurso.

-¿Para qué dices eso si no vas a contarme? –bufé molesta— ¿Recuerdas algo de tu vida pasada que pueda ayudarme? —volvió a hacer una mueca, pero esta vez pensando.

-Tal vez... ¿Hay algún lugar en el mundo que siempre quisiste visitar?

-Oh, es una buena idea. ¿Cuál elegiste tú? —sus mejillas se pusieron carmesí.

-El Museo del Louvre.

-¿Querías ver La Gioconda? —el negó delicadamente.

-No, La Libertad Guiando al Pueblo de Eugène Delacroix.

-Oh— exclamé asombrada– ¿Es tu obra favorita? —su expresión volvió a cambiar pero ahora habia algo de consternación— ¿No? ¿Cuál es?

-Es... —dudó uno segundos— Iván el Terrible y su hijo —murmuró por lo bajo.

-Oh, no la conozco, ¿en qué museo está?

-Esta en la Galería Tretyakov en Moscú, Rusia— habló con un tono bajo, como si estuviera diciendo un secreto.

-¡Bueno! ¿Qué te parece ir a verla otra vez? Siempre quise visitar algún museo—sonreí ampliamente.

A pesar de que Jonathan no se opuso, pude notar que no se sentía del todo conforme con mi propuesta. Ya averiguaré porqué.

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Hola de nuevo querid@s!! Cómo están?

Cuál canción hubieran elegido ustedes para cantar?

Nos vemos <3

Un vínculo eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora