Capítulo 25

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Nos encontrábamos en otro edificio abandonado que, obviamente, por dentro era lo opuesto a lo que lucía en la vida mortal. Habíamos entrado a una iglesia en deplorable situación y, cuando pasamos el umbral de la puerta, el espacio se había agigantado mostrando la escena de un teatro que tenía miles de asientos desde distintas perspectivas.

-Oh... por... Dios—pude modular al ver la altura en la que se encontraba el techo y la pintura antigua que la decoraba como si se tratara de la Capilla Sixtina— Ahora entiendo porque usan este lugar para casos especiales...

Te preguntaras, ¿Lily que carajos haces en un juicio post mortem?

Hay muchas razones 1) fui traída contra mi voluntad 2) en relación a la primera razón, porque no podían dejarme sola, ya que mis dos tutores estaban conmigo y 3) porque prácticamente también estoy preocupada por la estabilidad emocional del adorable de Xander.

-No veo a Xander, ¿dónde esta?

De repente, las luces se apagaron y solo se iluminó el centro del lugar en donde había un imponente trono labrado en oro.

-Ponganse de pie para recibir al Gran Juez— exclamó un joven que estaba escondido en la esquina. Las personas que estaban en los asientos se levantaron al simultaneo, provocando que una figura alta y delgada, vistiendo una túnica, apareciera en el estrado.

-Que... conservador todo esto... —murmuré incómoda.

-El Gran Juez es el espíritu más antiguo de todos—me murmuró Jonathan por lo bajo.

-Nadie sabe si realmente es un alma o es otra cosa—agregó Jimin.

-Por lo que tampoco se sabe su edad específica, se dice que debe tener la misma edad que la existencia de la especie humana y...

-Ya basta, viejas chismosas—les regañé a ambos que se alejaron de mi al instante. Ahora ya entendía porque se llevaban de maravilla esos dos.

-¡Señor J! —escuchamos entre los murmullos la voz de Fleur, hasta que entre la gente pudimos detectar que venía rápido hacia nosotros— Gracias a Dios esta aquí, Xander...

-Lo sé, lo sé. — trató de tranquilizarla al verla tan nerviosa— Llévame a donde esta él y...

-Desde ahora se abre la sesión del día—todos nos callamos cuando el asistente cerca del Gran Juez volvió a hablar, haciendo que su voz resonara por las paredes del teatro.

-Mierda, llegamos tarde. —chasqueó la lengua cuando se prendieron dos luces nuevas en cada extremo, mostrando a lo alto dos lados con personas enfrentadas.

Y una de ellas era Xander que parecía que se estaba por desmayar.

-Estamos aquí reunidos para el juicio del alma de Luis Petrucci—habló el Gran Juez.

Ahora que lo podía ver bien, tenía un rostro escuálido y, al igual que el Jefe del Más Allá, su cabello tenía tintes blancos por la vejez. Usaba una túnica azul marino que le llegaba hasta los talones y unas pequeñas gafas de marco fino para mejorar su visión. Su voz sonaba espesa y severa, demostrando esos aires de antigüedad y respeto.

-Como en todas las sesiones, brindaremos de un defensor de cada espacio. Por un lado, tenemos a Xander Stone del Más Allá — escuché algunos abucheos que parecían ser de las personas provenientes de la Zona Roja, púdranse todos ustedes— Y, representando a la Zona Roja, Gabriele Leone —los mismos que habían abucheado a Xander hace unos segundos, ahora vitoreaban contentos por la presencia de su representando.

Entrecerró los ojos para ver mejor al famoso Gabriele. Lucía tener más o menos mi edad (obviando el hecho de que debía estar hace muchos años muerto), con el cabello negro azabache y la piel pálida.

Un vínculo eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora