Capítulo 34

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Rompí en llanto cuando sentí la firmeza de sus brazos. A pesar de querer desde un principio que él apareciera y me ayudara a salir de todo esto, no fue hasta este instante en el que me di cuenta de la verdadera necesidad de su presencia que tenía. Oculté mi cabeza en el hueco de su cuello mientras sentía que él acariciaba mi cabeza.

Hasta que me pregunté como sabía que estaba ahí.

-¿Cómo llegaste? —pregunté cuando me separé de él — ¿Y cómo sabías que estaba aquí? —Jonathan solo se mantuvo en silencio, por donde lo conocía, parecía estar pensando en qué decirme. Pero sus ojos se desviaron lentamente hacia Gabriele, quien se estaba incorporando del suelo.

-Sabes que no había necesidad de golpearme, ¿verdad? —escupió enojado Gabriele cuando se sentó. En su rostro tenía una marca clara de que había recibido un puñetazo.

-Podría decir lo mismo—dijo Jonathan con total indiferencia.

-¡Tu empezaste! —chilló irritado. El inglés solo levantó los hombros y sonrió maliciosamente.

-Bueno, tal vez tenía ganas de golpearte hace tiempo. Pasado pisado, ¿verdad? —me tomó del brazo y me jaló fuera de la habitación — Diría que no soy una persona rencorosa, pero sabemos que eso es una mentira. Así que espero que tarden en encontrarte Gab, buena suerte.

-¡¿Eh?! —chilló el italiano— ¡Espera! ¡No te atrevas a-!

Y antes de que pudiera seguir hablando, Jonathan cerró la puerta con cerrojo dejando a Gabriele encerrado como él había hecho conmigo.

Ambos quedamos en silencio.

-¿Le pongo algún recuerdo? —preguntó con maliciosa y entusiasmo.

-Nah, es peor estar en la oscuridad—sonreí aliviada al ver que su trato conmigo seguía siendo el mismo y que aquella pelea no había cambiado nada. — ¿Qué es esa habitación?

-Es un estilo de método de tortura de la Zona Roja—suspiró cansado— Pueden hacerte revivir tu muerte o los recuerdos que quieras olvidar durante toda una eternidad—fruncí los labios —¿Qué te hizo ver ahí adentro? —preguntó confundido y preocupado.

-Ah... —traté de pensar en qué decir. Prácticamente me habían mostrado la vida pasada de Jonathan pero, ¿por qué habían hecho eso? — ... tu muerte.

Jonathan quedó en silencio.

-¿Mi... muerte? —murmuró sin comprender y seguramente con temor a lo que estaba pensando de él en esos momentos, teniendo en cuenta que la última vez que nos vimos lo había tildado de asesino. — ¿Por qué Gabriele querría mostrarte cómo morí?

Tenía un presentimiento, pero antes de que pudiera hacer o decir algo, se escuchó una voz desde el pasillo.

-¿Eh? ¿Tu no eres del Más Allá? ¡No pueden estar aquí sin supervisión!

-Corre—me dijo Jonathan antes de tomarme de la mano y comenzar a correr.

-Espera, ¡¿Entraste aquí ilegalmente?! —grité indignada mientras corríamos esquivando a todo empleado de la Zona Roja que nos apareciera — ¡¿Es que estás demente o qué?!

-¡Creo que es muy obvio que si! —chilló Jonathan delante mío— ¡Y tu no te quedas atrás! ¡¿Cómo vas a venir sola con un agente de la Zona Roja?!

-¡Estaba enojada contigo!

-¡Pues yo también pero no hice tal estupidez! —volteó hacia mi en el momento en que nos detuvimos a ver en dónde estábamos— Este puto lugar es un laberinto, ni siquiera hay señalización... —gruñó molesto.

Un vínculo eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora