07. Oriana.

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Con dieciocho años, Oriana es la más pequeña de la familia Takahashi. Tiene un hermano dos años mayor que ella, llamado Kaito. Nacieron en Japón pero llevan casi diez años viviendo en Argentina. Ese tiempo le bastó a Oriana para dominar el idioma y hablar como lo haría cualquier argentino, y además se familiarizó con algunas de las costumbres locales. Rápidamente desarrolló un gusto por el mate y suele tomarlo casi todos los días. Aunque nunca consiguió que sus padres o su hermano la acompañaran con esta infusión. Ellos prefieren el té verde.

Oriana siempre fue una alumna muy aplicada, sin embargo sus padres no cuentan con el capital financiero como para enviarla a un gran colegio o una excelente universidad. Por eso Oriana se llenó de alegría cuando consiguió una beca para cursar en uno de los institutos terciarios más prestigiosos del país.

Esto a su vez le produjo una gran ansiedad. ¿Qué haría si fallaba? ¿Qué pasaría si le quitaran la beca? ¿Y si nunca conseguía el dinero para devolver lo que le prestaron en la beca? La única forma que encontró para lidiar con estas preocupaciones fue trabajar duro. Oriana se esfuerza más que la mayoría de los alumnos e incluso usa sus ahorros (dinero que juntó a lo largo de años de ayudar a sus padres con el negocio familiar) para pagarse una profesora particular.

Así conoció a Mariela, una chica joven, vivaz e inteligente. Mariela le comentó que ella también fue alumna de ese mismo instituto y que recibió la misma beca. Logró recibirse y ahora, como una forma de ganar dinero extra, se dedica a preparar alumnos.

Oriana realmente no necesitaba tomar clases particulares y Mariela se lo hizo notar en más de una ocasión. Sin embargo, Oriana nunca dejó de asistir.

―Prefiero estudiar más de lo necesario que quedarme corta y perder la beca ―explicó.

―Está bien, te entiendo perfectamente. A mí me pasaba lo mismo cuando cursaba. Siempre estaba aterrorizada por perder la beca. Te voy a ayudar en todo lo que pueda. Además, no voy a negar que el ingreso extra me viene bien. Hacía rato que no tenía una alumna para preparar. Hay demasiada competencia.

―Siempre creí que el instituto se encargaba de que sus ex alumnos consiguieran un buen trabajo.

―Sí, pero detrás de cada cosita linda que suena milagrosa hay una trampa. Sí me contrataron en una empresa, pero no me pagaban casi nada. "Estás pagando el derecho de piso", me decían. Prácticamente tenía que trabajar gratis, porque parte de lo que ganaba se iba en la beca. Así que el mejor consejo que te puedo dar es que cuando estés por terminar de cursar en el instituto empezá a buscar un buen trabajo por tu cuenta. Vas a tener más posibilidades así.

―Bueno, muchas gracias por el consejo. ―Esto abatió a Oriana, al parecer la realidad no era tan bella como a ella se la habían pintado―. Pero... ¿y vos? ¿Seguís trabajando en esa empresa?

―Ah, no... no... por suerte conseguí otro trabajo donde me pagan mucho mejor. Aunque unas horitas extra como profesora particular nunca vienen mal ―sonrió amablemente.

A Oriana le agradaba la sonrisa de Mariela, la hacía sentir en compañía de una persona afable en la que podía confiar. Una mentora.

Una tarde, durante una de esas clases particulares, hubo un incidente que provocaría un drástico cambio en la vida de Oriana, y todo fue por una pequeña distracción.

Oriana se encontraba en el escritorio que ella y su profesora particular usaban para estudiar. Luchaba por resolver un intrincado problema matemático mientras Mariela estaba en la cocina, preparando café para las dos.

―Te preparé una lista con todas las fórmulas que vas a tener que memorizar para el examen final ―dijo Mariela, levantando la voz, desde la cocina.

Intriga Lasciva - El Instituto.Where stories live. Discover now