20. Junta Directiva.

225 1 0
                                    

Las cuatro integrantes de Veritas Sectatores se dirigieron a toda prisa a la sede del club. Sin embargo, cuando Sofía Levitz les informó que las esperaba allí, no esperaron encontrarla acompañada.

Las cuatro chicas se sintieron invadidas. Se supone que ese salón era para que ellas organizaran sus reuniones sin que nadie las molestara; pero ahora estaba lleno de gente que no habían invitado y que se había acomodado en las sillas alrededor de la mesa como si el lugar les perteneciera.

Allí estaba Sofía Levitz, sentada muy tensa, con su rubio cabello atado en una cola de caballo. Estaba limpiando sus anteojos de secretaria y cuando las chicas ingresaron se los colocó. Las miró con esa condescendencia típica de los que creen que todos los demás son unos imbéciles.

A su lado había un hombre alto que, a pesar de no tener sobrepeso, parecía un gigante del triple del tamaño de Sofía. Sus grandes manos estaban sobre la mesa y observaba a todas las presentes con ojos serenos. Lo identificaron enseguida como Mario Dalessi, el decano del instituto.

Se sorprendieron mucho al ver a una mujer joven, bronceada y con una llamativa figura escondida bajo un discreto traje gris. Era la mismísima Brenda Ramallo.

Sin embargo, lo que más extrañó a las cuatro integrantes del club fue la presencia de otra profesora, Noemí García. ¿Qué hacía ella acá? Era una profesora con al menos veinte años de experiencia en la docencia. Se encargaba de dictar materias como Educación Cívica o Sociología. Era conocida por ser severa y estricta en los exámenes, pero la mayoría de los alumnos la veían como una profesora muy capaz, que rápidamente se ganaba el respeto de sus alumnos. Erika en cambio sospechaba que todos la trataban con exagerado respeto solo para caerle bien y que los aprobara en el exámen de fin de curso. Porque otro rumor que se corría sobre Noemí García era que reprobaba a aquellos alumnos que ella consideraba como "irrespetuosos" o "indisciplinados".

―Hola, chicas ―saludó Mario Dalessi con una sonrisa bonachona―. Tomen asiento.

Las cuatro se sintieron como en un juzgado. Las integrantes del club estaban en un lado de la mesa y los cuatro invitados, en el lado contrario, mirándolas de frente con ojos inquisidores.

Erika abrió la boca para decir algo, y la cerró de inmediato al sentir un fuerte pisotón de Siara. Ese era el código que su mejor amiga empleaba para decirle: "Por favor, no digas ninguna estupidez".

―Estamos acá por petición de Sofía ―dijo el decano―. Me contó sobre el interesante proyecto que tienen. Un club de detectives. De joven me gustaban mucho los relatos de Sherlock Holmes. Hay algo fascinante en envolverse en un misterio y llegar a resolverlo. Las felicito por el original concepto de su club. Sin embargo, lo que nos atañe hoy es...

―Tienen que darnos toda la información que hayan encontrado sobre Brenda Ramallo ―interrumpió Noemí García.

La pobre Brenda estaba atrapada entre la corpulencia de Noemí y la delgada Sofía. Sin embargo, si hubiera intentado huir por el lado que ocupaba Sofía, después se toparía con un obstáculo mucho más grande: el propio Mario Dalessi.

―Estamos obligadas a hacerlo? ―Preguntó Oriana.

―Sí ―dijo Noemí con tono seco―. Este es un problema muy grave para el instituto y lo tenemos que manejar con la junta directiva. Esto no es un juego, chicas.

―Nunca lo vimos como un juego ―respondió Siara―. Para nosotras el club es como un trabajo, nos lo tomamos muy en serio. Es cierto que estuvimos investigando a Brenda, pero...

―Si lo que les preocupa es que haya consecuencias negativas para ustedes ―dijo Mario Dalessi―, no tengan miedo. Aquí la única que está en dificultades es la propia Brenda.

Intriga Lasciva - El Instituto.Where stories live. Discover now