38. Difamación.

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El instituto estaba prácticamente vacío. Después de las filtraciones le pidieron a los alumnos que se tomaran unos días de descanso. Solo estaban los directivos y algunos miembros del centro de estudiante, así como miembros de clubes específicos que prefirieron no interrumpir sus reuniones. Por eso Siara llegó acompañada de Yelena.

Xamira y Oriana ya se habían instalado en el salón de reuniones, estaban revisando el último e-mail que había llegado. Cuando Yelena abrió la puerta sonrió al encontrarse con Xamira de rodillas comiéndole la concha a Oriana. En la pantalla se podía ver a una chica rubia, a la que no conocía, con un gran pepino metido en el culo.

Oriana se sobresaltó y estuvo a punto de pedir disculpas por su comportamiento inapropiado; pero Siara ignoró esto y se limitó a preguntar:

—¿Quién es la rubia?

—Se llama Felicia Meritani, del curso 3-B —dijo Oriana, mientras sus dos amigas se sentaban. Xamira continuó lamiendo su vagina como si nada pasara y a Oriana le resultó extrañamente excitante poder hacer esto frente a otras personas de confianza—. Se armó quilombo. Ella dirige un club religioso en el instituto. Es una de esas chicas que esperan hasta el matrimonio para perder la virginidad. Y bueno, salió esto. Parece que a Felicia le gusta meterse cosas por el culo.

—¿Y por qué decís que se armó quilombo? —Preguntó Yelena—. ¿Acaso la echaron del club, o del instituto?

—No, es por la madre —Oriana se contrajo en un gemido, Xamira se había vuelto muy buena en el sexo oral—. Dice que las fotos son falsas y que las hicieron para manchar el buen nombre de su hija.

—Aunque esta no es como la madre de Dalma —aclaró Xamira—. Emilia era más puta que su hija. Y estoy segura de que esta mujer no lo es. Se le nota en la voz. Habla como si el sexo fuera lo más aberrante del mundo.

—¿Dónde está ahora? —Preguntó Siara.

—En regencia, haciendo un escándalo bárbaro.

—Vamos a pararla.

—¿Por qué? No es problema nuestro —dijo Oriana.

—Porque así las ilustres señoras de la Junta Directiva nos van a deber un favor.

—Ah, es una buena idea.

—¿Y dónde está Erika? —Volvió a preguntar Siara.

—No sé —Oriana se encogió de hombros—. Creí que venía con vos. Siempre está con vos.

—La llamé tres veces, pero no me contesta. Quizás se quedó dormida. Le voy a mandar un mensaje de voz. Yelena, ¿me ayudás con esto? —Ella asintió con la cabeza—. Y ustedes... menos chupar conchas y más investigar —las dos soltaron una risita picarona—. En esas fotos puede haber pistas importantes. Además deberíamos anotar todos los nombres de las chicas filtradas y anexar el material.

—A la orden coronel —Bromeó Oriana.

Siara y Yelena abandonaron el salón.

—¿Querés que pare? —Preguntó Xamira.

—No hace falta. Vos seguí que yo me pongo a armar las fichas. De todas formas igual terminaría pajeándome al ver tanto porno, así que... en realidad me estás ayudando a no usar las manos y concentrarme en esto.

—Uy, si ese va a ser mi trabajo de ahora en adelante, lo acepto encantada.

Volvió a lanzarse contra los labios vaginales de su amiga y le dio un intenso chupón que la hizo gemir.

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Siara consiguió convencer a las integrantes de la Junta Directiva que le permitieran reunirse con Felicia Meritani y su madre. Sabe muy bien que si lo logró fue porque Yelena estaba con ella. Si alguna de las mujeres de la Junta ve a Yelena, inmediatamente se acobardan. Aún recuerdan el escándalo que se armó cuando intentaron negarle el acceso.

Intriga Lasciva - El Instituto.Where stories live. Discover now