21. La Oficina del Decano.

334 2 0
                                    

Después de lo que ocurrió con Brenda Ramallo, los ánimos en el club de detectives decayeron un poco. A ninguna de las integrantes le agradaba saber que, por sus acciones, una profesora fue despedida.

Ya habían pasado tres días desde esa incómoda reunión con la "junta directiva" y desde entonces no habían vuelto a estar las cuatro juntas en el mismo lugar. Esta vez el punto de reunión fue el dormitorio de Siara que era la antítesis del cuarto de Erika. Aquí todo estaba muy pulcro y ordenado, los muebles parecían antiguos y costosos, en perfecto estado de conservación. Oriana pensó que era como estar dentro de una casa de muñecas y se preguntó cómo sería vivir entre tanto dinero y lujo... y fama, porque además Verónica LeClerc, la madre de Siara, era una famosa diseñadora de modas. Oriana se sintió incómoda, este era un mundo al que ella no pertenecía. Aún así en ningún momento notó que Siara intentara hacer alarde de sus ostentosas posesiones.

―Para estar más cómodas, vamos a la otra sala ―dijo Siara.

Entraron por una puerta que estaba dentro del mismo dormitorio. Oriana se quedó boquiabierta. Esta sala estaba dedicada pura y exclusivamente a consolas de videojuego. Había un montón, desde clásicas como la Super Nintendo o la Sega Génesis, hasta las más modernas, como la PlayStation 5 o la Xbox Series X.

―¡Wow! ―Exclamó Oriana―, no sabía que te gustaran tanto los videojuegos.

―¿Viste? ―Comentó Erika―. No tiene el perfil de una chica adicta a los videojuegos, cualquiera que la vea con ese corte de pelo tan prolijo y sin gracia y esos anteojos gigantes piensa que es una chica que se pasa el día estudiando.

―Admito que yo pensé lo mismo ―dijo Xamira―. También me sorprende ver tantos videojuegos.

―A Siara le encantan ―aseguró Erika―, y a mí también... aunque mi fanatismo por los videojuegos no llega tan lejos como el de Siara. Ella juega de todo. ¿Y ustedes juegan a algo?

―Yo nunca juego a nada ―aseguró Xamira―. Lo mío son los deportes. Me pongo nerviosa si tengo que pasar muchas horas sentada frente a una pantalla. Necesito moverme.

―Entonces podés probar con la Nintendo Wii ―le dijo Siara―, tiene muchos juegos que implican moverse, a mí me molesta un poco tener que jugar así, sinceramente prefiero estar tirada en el sofá.

A Siara le incomodó un poco que descubrieran su gran afición a los videojuegos, aún no estaba acostumbrada a compartir eso con otra persona que no fuera Erika, sin embargo las chicas parecieron tomárselo de buena manera.

―¿Y vos, Oriana? ―Preguntó Siara, ya más animada―. ¿Jugás a algo?

―No mucho, algún jueguito del celu, y alguna cosita en la compu. Juegos sencillos, que no pidan mucha potencia, como Stardew Valley. Me gustan los videojuegos, hay varios que quisiera probar; pero mi computadora es bastante vieja.

―¿Y cuál te gustaría probar? ―Quiso saber Siara.

―Em... me hablaron muy bien de Zelda: Breath of the Wild, pero... los únicos Zelda que jugué son los viejos... usando emuladores.

―No digas malas palabras frente a Siara ―dijo Erika―, ella odia los emuladores.

―Ay, perdón ―Oriana se tapó la boca.

―Los odio porque yo me puedo permitir comprar los juegos y las consolas originales; pero entiendo que no todo el mundo puede hacerlo. ―Siara se acercó a una caja llena de stickers de personajes de Super Mario, Zelda, Kirby, y muchos otros. Le tendió esta caja a Oriana―. Tomá, acá tenés la Nintendo Switch, para que puedas jugar al Zelda. Te la presto.

―¿Qué? No... no... no puedo aceptar que me prestes algo así. ¿Qué pasa si se me rompe? Yo no puedo comprarte una de repuesto.

―No te preocupes por eso ―dijo Siara―, Erika ya me rompió más controles y consolas de las que puedo contar ―Erika sonrió y asintió con la cabeza―. Si se rompe, compro una nueva y ya está.

Intriga Lasciva - El Instituto.Where stories live. Discover now