XV

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Mientras los chicos se iban rondando para jugar a la PLAY, yo me dormí con Daniel a mi lado haciéndome caricias y abrazándome.

Sentía que estaba en el cielo. Sabía que él me quería como una hermana, así que trataba de conformarme con esto.

Estuve dormida media hora, hasta que mi madre llegó al cuarto y me despertó.

-Chicos, voy a empezar a hacer la comida. ¿En media hora o así podríais bajar a poner la mesa?- Mi hermano y yo sabíamos que nos lo decía a nosotros, así que asentimos y esta se fue.

-¿Has dormido bien?- Susurró Daniel sonriendo y yo asentí.

Pasaron 40 minutos y se escuchó a alguien gritar en la planta de abajo.

-¡Adrián, Abril! ¡A poner la mesa!- Gritó mi madre desde abajo.

Mi hermano y yo suspiramos a la vez fastidiados y bajamos las escaleras arrastrando los pies.

Estábamos poniendo la mesa hasta que se escuchó la llave manipular la cerradura, y entró mi padre.

-¡Papá!- Corrí hacia él. Acababa de venir del campo.

-Hola cariño.- Me abrazó mi padre. Estaba muy cansado, porque llevaba desde las 6 de la mañana trabajando.

Fue a la cocina, saludó a mi madre con un beso y, con una cerveza fría en la mano se sentó en el sofá para ver su programa favorito.

Terminamos de poner la mesa y subí a llamar a los chicos, los cuales habían aprovechado para recoger el cuarto de mi hermano.

Bajamos y nos sentamos en la mesa.

-¿Cuántos olivos has trabajado hoy?- Dijo mi hermano, gracioso.

-No sabría decirte... 10 tal vez. Hoy hacía mucha calor y no he podido hacer más.- Dijo mi padre comiendo.

-¿A qué hora vamos a ir a cenar?- Preguntó Borja curioso.

-Hay una hora de camino hasta la casa de la abuela, así que supongo que sobre las 19:00 tendremos que salir de aquí.- Dijo mi madre haciendo cuentas.

Comimos y ayudamos a quitar la mesa. Mi padre fue a acostarse un rato, y los chicos estuvieron jugando a echarse agua de los vasos, así que preferimos dejar que ellos no hicieran nada. El que más ayudó fue Daniel, y mi madre no podía estar más agradecida.

-Muchas gracias Daniel.- Dijo mi madre observando lo bien que había dejado todo.

-Yo no he hecho nada, ¿no?- Pregunté cruzándome de brazos y Daniel se rió y me abrazó, así que hundí mi cabeza en su pecho.

Miré a mi madre, que estaba sonriendo orgullosa.

-Bueno chicos, voy a descansar un rato.- Dijo mi madre yendo a su cuarto.- ¡Poneros una alarma!

Dani y yo reímos y subimos las escaleras.

-¿Quieres ir al cuarto de Adri o al mío?- Pregunté.

-Mejor al tuyo, que esos están locos.- Reí y fuimos a mi cuarto.

Me puse una alarma para las 18:00 y nos acostamos los dos en mi cama.

-¿Voy a tener que aprenderme muchos nombres?- Preguntó Dani.

-Creo que no hace falta, hay algunos que es mejor que no memorices.- Dije acordándome de ciertos familiares que no soportaba.

Estuvimos hablando un rato y mirando el móvil, hasta que sonó la alarma.

-Ve tú primero.- Dijo Daniel.

Entré a mi baño y me duché. Me vestí con una blusa blanca, y una falda de cuero negra con unas converse negras. Me peiné, y me hice un pequeño recogido que sujeté con un lazo negro. Me maquilé un poco; no me gustaba ir cargada, y salí del baño.

Nuestro gran secreto... +18 // YoSoyPlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora