Mis primos estuvieron ahí haciéndome compañía durante un rato, hasta que llegó la hora de que se fueran al hotel que quedaba a unos minutos, ya que era muy tarde para volver a Córdoba y se iban a quedar hasta mañana.
Mis padres se iban a quedar con nosotros en la EpicHouse, e iban a dormir en el cuarto de Nuria ya que ella duerme con Peacky.
-¡Abril, a cenar!- Me gritó mi madre desde abajo.
No estábamos en casa, pero su afán por llamarnos a gritos seguía en su mente. Seguramente ver a tanto joven revolucionado le ha remontado la vena materna.
Me puse mis chanclas y bajé al piso de abajo, donde se encontraban todos cogiendo sitio en la mesa del comedor.
Sorprendentemente, me dejaron al lado de Plex y de mamá.
"Perfecto".
Puse los ojos en blanco y me senté en mi sitio.
-¿Cómo te encuentras?- Me preguntó Borja, frotando sus manos mientras miraba la comida.
-Bien.- Respondí, encogiéndome de hombros.
-Ese bien no parece muy convincente.- Añadió Jopa, sentado al lado de Borja.
-Me duele un poco la cabeza, nada más.
Se sentaron todos en la mesa y empezamos a comer. Mi barriga solo me permitió comer un par de croquetas, ya que sentía que estaba llena.
-No tengo más hambre.- Miré a mi madre.
-¿Seguro? Sólo has comido 2 croquetas, deberías de comer algo más...
-Déjala, no tiene hambre.- Dijo mi padre tratando de convencer a mi madre.
-Marcos, es que ha comido poquísimo...
-¿Acaba de salir de un coma, qué esperas?
"Peleas ahora no..."
Mis padres se dieron cuenta de que se estaban a punto de pelear delante de todos y se callaron.
-Me voy arriba.- Dije confusa.
Nadie contestó, simplemente asintieron con la cabeza.
Me tumbé en mi cama y unas ganas horribles de llorar aparecieron de la nada.
Habían pasado tantas cosas hoy que me estaba costando procesar, y por si no fuera poco, se sumaba lo que pasó antes de caer en coma.
Sin darme cuenta, un sabor salado llegó a mi boca y supe que estaba llorando.
Estar ahí, sola, en "mi cuarto", y llorando en silencio, me hacía recordar cuando era pequeña.
Y es que mi infancia nunca fue una infancia idílica.
A pesar de que para la gente mayor parecía ser una niña sociable, en verdad no lo era.
En mi colegio nunca experimenté una amistad.
Y obviamente me dolía ver a todos mis compañeros jugar con sus amigos y pasarlo bien, mientras que yo me encontraba sentada en el pie del árbol comiendo de mi bocata.
Y a veces Adri se acercaba y me hablaba, o incluso me invitaba a estar con él y sus amigos, pero a estos nunca les caí bien y siempre me tenía que ir.
En 4º de primaria, llegó una profesora, Sofía, que era la mejor profesora del mundo.
Esta no tardó en darse cuenta de que yo no tenía amistades más allá de mi hermano y empezó a quedarse conmigo en los recreos, llegando a considerarse mi amiga.
Pero de un día para otro desapareció, y nos dijeron que no iba a volver puesto que había sufrido un accidente de tráfico.
Ese día, llegué a mi casa y no salí de mi cuarto en todo el día, hasta que por la noche mis padres amenazaron con tirar la puerta abajo si no salía a cenar.
Yo para mi edad era muy madura, y gracias a eso; a pesar de que me pasaba las noches llorando como alma en pena, pude coger fuerzas de algún lado y continuar mi vida como si nada. Pero a la misma vez me jode.
Me jode que una niña con 10 años que tendría que estar disfrutando de la poca infancia que le queda, se tenga que pasar las noches en vela llorando en su cuarto preguntándose qué ha hecho ella para estar así.
O por qué le odian tanto.
O por qué nadie quiere pasar ni un mísero segundo con ella.
Pero mi infancia terminó antes, así que ya era irremediable.
Estaba llorando, recordando todo, hasta que sentí cómo la puerta del cuarto se abría.
Rápidamente sequé mis lágrimas y miré por la ventana.
La persona no habló, simplemente entró y cerró la puerta, para acto seguido acercarse a mí.
Pude notar que era Plex, ya que la sombra de casi 2 metros de altura le delataba.
Este se puso delante de mí, y se agachó.
Verlo ahí, tan cerca de mí, hizo que otra lágrima saliera sin poder evitarlo, y este con su pulgar la quitó.
-¿Quieres hablar?- Negué con la cabeza, pero me detuve.
Si hablábamos las cosas, seguramente me sentiría mejor.
-Bueno... si.- Dije en un hilo de voz, incorporándome.
Plex se sentó en la cama y yo me puse a su lado.
-Abril, estás 3 semanas que has estado en coma, te juro que han sido un cambio radical en mi vida. Me pasé los días enteros en el hospital contigo, dormí en el sofá, que a pesar de estar incómodo me sentía bien por dentro. Porque estaba contigo, y era la única forma de ayudarme a quitarme la culpa que siento.- Se detuvo un momento, y al no ver reacción por mi parte, continuó.- Sé perfectamente que todo lo que pasó es mi culpa, todo. Desde lo de Lucía hasta lo que está pasando ahora mismo. Pero necesito aclarar que Lucía no significó nada para mí. Simplemente me gustabas, pero noté como me rechazaste y el alcohol me llevó a hacer todo lo que hice. Y para mí Lucía es mi amiga, o ni eso. Un lío de una noche. Pero tú eres Abril. La niña de mis ojos. Te quiero como nunca he querido a alguien, y a veces siento miedo, porque sé que tal vez después de todo esto, no vas a perdonarme en la vida. Pero por lo menos necesitaba aclararte eso.- Terminó la frase y pude notar como le temblaba la voz. No sé si eran los nervios o que estaba por llorar él también, pero yo estaba analizando cada una de sus palabras.
Apoyé mi cabeza en su hombro y empecé a llorar de nuevo.
-¿De verdad me merezco todo esto?- Dije desconsolada.- ¿Por qué nunca puedo vivir bien, sin penas? Sin gente que me arruine la vida, o simplemente contigo y sin ningún problema.
-Sé que no has tenido una vida difícil morenita.- Dijo este acariciando mi mejilla con mimo.- Y sé que hay muchas cosas que hacen que sea así que yo no sé. Y por eso, quiero estar contigo. Porque te amo y porque sé que yo podré ayudarte en ello.
Yo asentí perdida.
Total, ya no había vuelta atrás.
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Holaaa, hoy me apetecía subir capítulo, pero no expresamente un capítulo feliz.🥲¿Que tal lleváis las vacaciones?
Os leoooooo.
Pd: Plex le ganó al Mariana!!!🥳🥳💕
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Nuestro gran secreto... +18 // YoSoyPlex
RomanceAbril, una joven cordobesa de 17 años, tiene una vida difícil. En su momento más malo, su hermano le ofrece irse a vivir con él y sus amigos a Madrid durante un tiempo para cambiar de aires. Lo que esta no se esperaba era que iba a conocer al amor d...