Estuve durante un buen rato llorando y echándolo todo en las piernas de Nuria, la cual a pesar de llevar a un bebé en la barriga dándole pataditas, me ayudó y me escuchó.
Me tranquilicé, y Nuria me pasó un trozo de papel. Mientras me quitaba las pocas lágrimas que quedaban en mi cara, habló.
-Bri, Plex y tú hacéis una parejaza de 10, pero cielo, nada es para siempre.- Me agarró ligeramente la barbilla.- No te quiero ver así por Plex ni por nadie. Además, estoy casi segura de que sólo te lo ha dicho para dejar la discusión.- Sonrió levemente y me pegó la sonrisa, y eso que no tenía ganas ni de abrir la boca.
-Gracias.
-No hace falta que me des las gracias, Bri. Tú siempre has estado ahí para mí siempre que lo he necesitado. Si alguna vez necesitas ayuda, estaré ahí. No lo dudes.- Los ojos se me aguaron otra vez estaba tan sensible que estuve a punto de derrumbarme otra vez.
Me lavé la cara con agua y Nuria se fue, ya que le dije que me quería quedar sola.
Me ayudaba, pero en ese momento solo me necesitaba a mí misma para aclararme.
Me volví a sentar en el suelo, con la espalda en la pared y las manos en los ojos mientras sentía que mi mundo se desvanecía a mi alrededor.
Cuando aborté, la única cosa que era capaz de quitarme el dolor tan inmenso que sentía eran las autolesiones.
Les prometí a mis padres que no iba a volver a hacerlo.
Pero ver la cuchilla de afeitar en el lavabo no ayudaba.
Y lo peor de la cuchilla era que era como una droga.
Si entras, no puedes salir.
Y si lo haces te quedan secuelas.
En otros momentos me lo habría pensado más, pero no estaba como para ponerme a analizar la situación.
Así que, sin equilibrio apenas me levanté del frío suelo y fui dando pequeños pasos hasta el lavabo.
"Uno"
-Abril, júranos que no lo vas a volver a hacer más.
"Dos"
-Piensa en ellos, tu familia. Tus amigos. Todos te quieren aquí.
"Tres..."
-¡ABRIL! ¿QUÉ TE HA PASADO?
Poco a poco me fui acercando al lavabo.
Mientras todos esos recuerdos me atormentaban.
Me dolían.
"Cuatro"
-¿Otra vez estás en el hospital?
"Cinco"
-Anda, si eres la madre sin hijo.
Ese último si ha dolido.
Y lo peor es que solía venir del padre.
De Raúl, el que lo inició todo.
Pero ahora mi problema era él.
Plex.
El que hasta hace unas horas era el amor de mi vida.
Estaba a centímetros del lavabo.
Alargué la mano cuidadosamente.
ESTÁS LEYENDO
Nuestro gran secreto... +18 // YoSoyPlex
RomanceAbril, una joven cordobesa de 17 años, tiene una vida difícil. En su momento más malo, su hermano le ofrece irse a vivir con él y sus amigos a Madrid durante un tiempo para cambiar de aires. Lo que esta no se esperaba era que iba a conocer al amor d...