XXVIII. La bruja

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Tenía una forma peculiar de moverse, se veía descuidada y desgarbada, tosca y errática, pero Lyzanthir no pudo evitar mirar que en realidad cada acción iba planeada, esquivó a la perfección cualquier botella u obstáculo de por medio que la fiesta ...

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Tenía una forma peculiar de moverse, se veía descuidada y desgarbada, tosca y errática, pero Lyzanthir no pudo evitar mirar que en realidad cada acción iba planeada, esquivó a la perfección cualquier botella u obstáculo de por medio que la fiesta dejó, y se dejó caer con gracia en el sofá. Los abalorios en su cabello resonaron entre ellos, las alhajas en sus muñecas tintineaban, toda ella sonaba al moverse, y cuando su mirada recayó sobre Lyzanthir, éste sintió a Khalasar removerse en su consciencia. Como si la bruja estuviera leyéndole el alma.

No sabía cómo definirlo, pero era como si Khalasar estuviese al acecho cual animal salvaje, al borde de su consciencia listo para atacar, híper vigilante y ansioso ¿podía un dios estar ansioso? Lyzanthir dudaba que esa fuese la definición, pero de pronto aquella entidad estaba más alerta que nunca. Esperando.

¿Esperando qué?, se preguntó el elfo.

Khalasar no respondió.

—Tengo preguntas para ti, muchacho —dijo Astarté sin esperar a que se sentaran con ella —. La primera es ¿cómo llegaste a estar tan corrupto? ¿De dónde la sacaste?

Lyzanthir arqueó la ceja.

—¿No hay un hola primero? ¿Una buena presentación?

—Tu y yo sabemos que eso no te interesa para nada. Y que yo tengo cosas que pueden interesarte.

—Ni siquiera te conozco.

Astarté sonrió.

—Pero él sí —señaló al Vhert Morta —. Y si a Az le interesa, es porque es algo curioso, Azryeran no me busca por cualquier idiotez. ¿Cómo Vhert Morta? tiene conocimientos que la Diosa le otorga y él se guarda ¿crees que va por ahí preguntando cosas a todos nosotros? ni de coña. Si me busca, es porque se sale de su entendimiento... así que, Lyzanthir Ennhëira ¿qué hay de nuevo con esa corrupción tuya?

La sonrisa que se ensanchó en los labios de Astarté le erizó los vellos de la nuca, escuchó el siseo de advertencia de Khalasar en su cabeza. Había usado su apellido original, el élfico y no el adaptado a la lengua común, tal y cómo Khalasar prefería llamarlo. Las llamas de la chimenea chisporrotearon. Lyzanthir respiró hondo y rodeó el sillón frente a Astarté para tomar asiento luego de echarle una rápida mirada ladina a Azryeran, que se mantuvo de pie a su lado. Astarté era algo extraño, mirarla por demasiado tiempo le dejaba un sabor indescifrable en la boca, entre amargo, sequedad y arena agria; normalmente la magia podía adivinarse por sus sentidos, sentía magia constante en ella, una que le advertía de algo, pero no era capaz de señalar que había en ella al mirarla, como si un aura de magia oculta protegiese algo. Sólo podía fijarse en los lunares que moteaban su rostro, en especial ese debajo del ojo, o el camino de varios que iba por su cuello, y solo así no sentía los estragos de una magia que aún no descifraba... La amargura eran ilusiones, la sequedad era engaño, la arena no lo reconocía... pero al mirarla, la visión comenzaba a emborronarse en sus comisuras.

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⏰ Última actualización: Apr 29 ⏰

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