21. La ducha.

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A pesar de que en la cabeza de ambos pasar una noche entera juntos implicaría demasiadas cosas que irían mejor en un archivo +18, la realidad es que cada uno durmió en su lado de la cama, Edgar siempre dando la espalda a Noel y cuando este hacia ademán de acercarse y abrazarlo, Edgar se revolvía en su lugar incómodo, lo estaba, por el simple hecho de imaginarse que pudiera pasar algo así entre ellos, pero Noel, entendió al segundo intento y permaneció de su lado.

Al despertar al día siguiente, ambos debían prepararse, Noel iría a trabajar y Edgar a la escuela y después a su trabajo, cuando despertó, Noel no estaba por ningún lado, así que solo salió y se dirigió a la cocina, una vez allí se dio cuenta que Noel estaba de espaldas haciendo el desayuno, la verdad es que olía delicioso y Edgar sintió a su estómago protestar por el hambre, así que, se acercó hacia Noel y puso su cabeza en su hombro y preguntó que estaba preparando.

- Langosta, no ves? - Dijo Noel sonriendo y en tono de broma.

- Que gracioso eres. - Edgar le había puesto mala cara.

- No te enfades universitario... te gustan los hot cakes?

- Si... pero me dijiste que casi no te gustaba lo dulce...

- Así es... pero es para celebrar.

- ¿Celebrar?

- Si, que ahora vivimos juntos.

Edgar se había puesto colorado.

- Ah, ya.

- Bueno... siéntate.

Luego de desayunar, Noel miraba fijamente a Edgar y este al percatarse lo miró.

- Qué?

- Veo a mi novio.

- Y por qué me ves?

- Porque quiero hacer algo...

Edgar de nuevo estaba completamente rojo.

- Hacer qué?

- Me tengo que duchar... quieres venir conmigo?

El tono de la cara de Edgar era demasiado rojo y comenzaba a sentirse acalorado.

- Pero... qué dices...? ¡No!

- Vamos! Solo es una ducha.

- Qué no!

- Bueno.

Noel se dirigió al cuarto de baño e incluso una vez dentro de este le grito a Edgar.

- ¿Seguro que no vienes?

- ¡Ya te dije que no!

Edgar fue a buscar su ropa para cambiarse y cuando Noel salió le paso rápidamente por un lado y se encerró en el cuarto de baño.

Cuando terminaron las clases Edgar empezó a caminar hacia su trabajo, normalmente a medio camino Noel lo alcanzaba e insistía en llevarlo, pero ese día no apareció.

Durante la jornada laboral todo estuvo tranquilo y por la noche antes de cerrar, Philip se acercó a Edgar.

- ¿Vienes?

Eso descolocó a Edgar.

- ¿Perdón?

- A cenar... Noel, ¿no te dijo?

No lo había hecho.

- Ah si... la cena... estoy un poco cansado, creo que pasó por esta vez.

- Seguro?

- Sí.

- Bien... hasta mañana.

Philip pudo percibir que algo pasaba, pero no dijo nada más.

Una vez que Edgar llegó a casa, tomó una ducha y en la sala comenzó a hacer su tarea, estaba por terminar cuando la puerta se abrió, Noel llevaba su chaqueta en la mano y parecía sorprendido de ver allí a Edgar.

- Hola extraño. - Bromeo Edgar.

- Ah hola. - Noel había sonado bastante cortante.

- Estas cansado?

- Sí.

- Ah...

El silencio era incómodo.

- Cómo te fue en la cena?

- Bien.

- Philip me dijo... pero yo le dije que estaba cansado.

- Ajá.

Edgar se levantó ya algo molesto y se acercó a Noel.

- Y a ti que te pasa?

- Nada.

- Y por qué me contestas tan mal?

- Estoy respondiendote.

- Y lo haces como si te llevara la vida en pronunciar más de 2 palabras.

- Como quieras... me voy a dormir.

- Noel... qué tienes?

Esta vez Edgar sonó algo triste.

- Es por qué estoy aquí?

Noel se tenso y se giro de lleno hacia Edgar, su mirada se relajó, pero seguía tenso.

- No te entiendo Edgar.

- Eh?

- Esta mañana no querías acercarte y ahora me dices esto? Juegas conmigo? Quieres volverme loco?

- Yo...

- Pensé que sería una buena idea estar juntos... vivir juntos... pero parece que a ti no te gusta estar aquí.

- No es cierto. - Edgar había agachado la cabeza y estaba avergonzado.

- Entonces?

- Es que... solo... es que... me da pena que... yo... bueno... es que...

- Edgar... puedes creerte internamente esto?

- El que?

- Que me gustas lo suficiente como para querer formar una vida juntos, vivir y pasar cada segundo por el resto de nuestras vidas juntos... y me gustas lo suficiente como para solo dormir de cada lado en la cama y no tomar duchas juntos... con tal de saber que estarás en mi vida.

- Noel...

- Me iré a duchar.

Edgar estaba en su lugar, analizando cada palabra, fue a por sus cosas y se apresuró a guardarlas en su mochila, se fue al cuarto y se acostó.

Noel llegó poco después y sin hacer ruido al pensar que Edgar ya dormía, solo se metió entre las sábanas.

Apenas se acomodó Edgar se acercó y lo abrazó por detrás, y le dio un beso en la mejilla.

- Lo siento... también me gustas mucho.

Noel se giro de lleno y le dio un corto beso en los labios a Edgar, lo acercó más y se abrazaron.

- Te quiero universitario.

Dame tu manoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora