27. Departamentos irónicos.

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Luego de casi 2 semanas buscando un departamento a un precio razonable y no tan lejos de la escuela y el trabajo, al fin Edgar encontró uno... lo malo... quedaba a solo 10 minutos del edificio de departamentos donde vivía su ex novio, no lo había visto desde el día que llegó completamente ebrio a casa de Philip y Dan, y se sentía un poco mal, pero no paraba de repetirse lo mismo... era mejor así.

Después de como lo había visto, sabía que solo empeoraria las cosas si buscaba a Noel, y sobre todo, si lo encontraba sobrio, probablemente discutirian de nuevo, y Edgar ya no quería pelear con nadie ni por nada, solo rogaba acabar bien su servicio y su carrera y alejar todos esos pensamientos de su cabeza, además de alejar a Noel de su cabeza y corazón.

Edgar ya estaba haciendo su rutina y seguido tenía la visita de Philip y Dan, se habían vuelto buenos amigos, y como Edgar se estaba volviendo de confianza para ellos, pensaban subirlo de puesto.

Una tarde cuando Edgar iba saliendo del trabajo, un poco más tarde de lo usual, se topó con una cara conocida, pero no agradable.

- Ah... así que ahora trabajas aquí?

- Stuart?

- Ah! Me alegra que aún sepas mi nombre.

- Estas ebrio, no?

- Y? Te importa?

- Se puede saber que quieres? O solo es coincidencia?

- Es para tu placer... señor mesero, una feliz coincidencia, te vi por la ventana, ya no eres un meserito... no?

- Déjame en paz.

Cuando Edgar quiso pasar por un lado, Stuart lo sujetó del brazo.

- Auch! Suéltame!

- No. - Dijo sonriendo.

- Qué quieres? No me humillaste suficiente cuando era mesero?

- No se trata de eso...

Stuart con la otra mano, acarició la mejilla de Edgar, ese gesto lo hizo estremecerse y su corazón se aceleró, presentía lo que podía pasar y quería irse lo más rápido posible.

- Sea lo que sea no estoy interesado.

- Eso... a mi no me importa.

En ese momento, Stuart tomó de los hombros a Edgar, lo llevó a un callejón, lo puso contra el suelo y comenzó a desabrocharse los pantalones.

Edgar luchaba, pero Stuart era más grande y fuerte.

- Quédate quieto! - Y Stuart le dio un fuerte golpe en la mejilla a Edgar, este quedó un tanto desorientado y lo siguiente que supo, fue que tenía los pantalones abajo y estaba expuesto a Stuart y esa seria una marca que no sería fácil de borrar.

Dame tu manoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora