En esta ocasión Edgar estaba preparado, sobre aviso... y aún así... más asustado y nervioso que la última vez.
Noel llegó puntual, a pesar de ser su "primera cita", Edgar insistió en no dejar que Noel pasara por él, no quería sentir que se volvía dependiente.
- Hola universitario.
- Creí que ya no me ibas a llamar así.
- No dije que lo haría para siempre... solo fue... momentáneo.
- ¿Algún día lo harás?
- No lo sé... es más divertido decirte así, además... aunque me gusta ver como te sonrojar cada vez que digo tu nombre es algo que prefiero dejar para ocasiones especiales.
Y por primera vez en el día, Edgar, enrojeció.
- Bueno... ya dejemos ese tema, hay que entrar.
En esta ocasión se habían citado en un parque de diversiones, era una cita casual, sin que pareciera realmente una, después de todo, a Edgar aún le preocupaba un poco lo que las personas dijeran si se daban cuenta de que "salían como algo más que amigos".
- Entonces... a dónde quieres ir universitario?
- No tienes hambre?
- No realmente... tú si?
- No, solo preguntaba.
Al principio daban solo vueltas por el lugar sin prestar mucha atención a nada en particular.
Edgar sentía que estaba siendo algo incómodo en lugar de lindo o... romántico.
- Noel...
- Dime.
- Tu... bueno... es que...
- Qué?
- No estas... aburrido?
- Apenas y llevamos aquí 10 minutos... o... tu... tu te quieres ir ya?
- No...
- Entonces?
- Es que ninguno habla... y tal vez... bueno... pensé que... te aburrias.
- No me aburro, la verdad, eres de las pocas personas con quien un silencio no es incómodo.
- Ah si?
- Sí, no siempre tienes que hablar para expresar algo sabes?
- Pero no te molesta que no hable?
- Quieres que saquemos platicas a la fuerza y hablar de temas que ni siquiera nos interesan realmente?
- Crees que eso pasaría?
- Seguro... hablar solo por hablar, clima, política, temas generales.
- A mi no me gusta hablar de política ni por error.
- Bueno... era un ejemplo.
- Entonces... en conclusión...
- No universitario, no me aburro... si lo hago prometo decirte... feliz?
- Pues... creo...
Edgar a cada paso que daba se confundía más, no entendía la actitud de Noel casi nunca, no sabía a veces si hablaba en serio o con sarcasmo y lo más importante, sin ningún tipo de contacto entre ellos o charla alguna, cada segundo se cuestionaba más que hacía aún allí
- Oye universitario...
- Eh?
- Te gusta el algodón de azúcar?
Luego de que Noel comprará uno para cada uno, Edgar se sintió mal, ahora sentía que era como si Noel hubiera traído a su hermano menor a distraerse y no ellos a una cita.
- Por qué no comes? Dijiste que si te gustaba.
- Sí, sí me gusta.
- Entonces?
Noel se acercó más y puso su frente pegada a la de Edgar, obligándolo a mirarlo a los ojos, aunque el corazón de Edgar se aceleró un poco, su tristeza parecía ser mayor.
- Qué pasa universitario?
- Es que... yo... ya me... ya me quiero ir.
- Por qué? Algo no te gustó?
- Es que... siento que en lugar de venir a una cita, es como si me consideraras tu hermano menor y solo me hubieras traído a jugar.
Noel parpadeo sorprendido y luego comenzó a reírse.
- No le veo la gracia Noel.
- No es necesariamente gracioso... pero... me sorprende que me digas eso.
- Por qué?
- Porque creí que querías ser discreto.
...
- Qué?
- Bueno... cuando llegamos noté que veías a todos lados, te has mantenido alejado y te da pena decirme nada... creí que sería mejor llevar todo con calma.
- Entonces por eso no me...
- No te... qué?
- Yo... bueno... mira allá hay una montaña rusa hay que subirnos.
Edgar corrió hacía la montaña rusa y Noel solo movió la cabeza a los lados y sonrió un poco.
- Universitario... realmente me gustas mucho.
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Dame tu mano
Romance- Él.. sobrio. - Él... amoroso. - Él... intrigante. - Él... olía tan bien Dios, por qué tenía que oler tan bien? Y por qué no podía dejar de sonreír?