12. Algodón de azúcar.

4 2 0
                                    

En esta ocasión Edgar estaba preparado, sobre aviso... y aún así... más asustado y nervioso que la última vez.

Noel llegó puntual, a pesar de ser su "primera cita", Edgar insistió en no dejar que Noel pasara por él, no quería sentir que se volvía dependiente.

- Hola universitario.

- Creí que ya no me ibas a llamar así.

- No dije que lo haría para siempre... solo fue... momentáneo.

- ¿Algún día lo harás?

- No lo sé... es más divertido decirte así, además... aunque me gusta ver como te sonrojar cada vez que digo tu nombre es algo que prefiero dejar para ocasiones especiales.

Y por primera vez en el día, Edgar, enrojeció.

- Bueno... ya dejemos ese tema, hay que entrar.

En esta ocasión se habían citado en un parque de diversiones, era una cita casual, sin que pareciera realmente una, después de todo, a Edgar aún le preocupaba un poco lo que las personas dijeran si se daban cuenta de que "salían como algo más que amigos".

- Entonces... a dónde quieres ir universitario?

- No tienes hambre?

- No realmente... tú si?

- No, solo preguntaba.

Al principio daban solo vueltas por el lugar sin prestar mucha atención a nada en particular.

Edgar sentía que estaba siendo algo incómodo en lugar de lindo o... romántico.

- Noel...

- Dime.

- Tu... bueno... es que...

- Qué?

- No estas... aburrido?

- Apenas y llevamos aquí 10 minutos... o... tu... tu te quieres ir ya?

- No...

- Entonces?

- Es que ninguno habla... y tal vez... bueno... pensé que... te aburrias.

- No me aburro, la verdad, eres de las pocas personas con quien un silencio no es incómodo.

- Ah si?

- Sí, no siempre tienes que hablar para expresar algo sabes?

- Pero no te molesta que no hable?

- Quieres que saquemos platicas a la fuerza y hablar de temas que ni siquiera nos interesan realmente?

- Crees que eso pasaría?

- Seguro... hablar solo por hablar, clima, política, temas generales.

- A mi no me gusta hablar de política ni por error.

- Bueno... era un ejemplo.

- Entonces... en conclusión...

- No universitario, no me aburro... si lo hago prometo decirte... feliz?

- Pues... creo...

Edgar a cada paso que daba se confundía más, no entendía la actitud de Noel casi nunca, no sabía a veces si hablaba en serio o con sarcasmo y lo más importante, sin ningún tipo de contacto entre ellos o charla alguna, cada segundo se cuestionaba más que hacía aún allí

- Oye universitario...

- Eh?

- Te gusta el algodón de azúcar?

Luego de que Noel comprará uno para cada uno, Edgar se sintió mal, ahora sentía que era como si Noel hubiera traído a su hermano menor a distraerse y no ellos a una cita.

- Por qué no comes? Dijiste que si te gustaba.

- Sí, sí me gusta.

- Entonces?

Noel se acercó más y puso su frente pegada a la de Edgar, obligándolo a mirarlo a los ojos, aunque el corazón de Edgar se aceleró un poco, su tristeza parecía ser mayor.

- Qué pasa universitario?

- Es que... yo... ya me... ya me quiero ir.

- Por qué? Algo no te gustó?

- Es que... siento que en lugar de venir a una cita, es como si me consideraras tu hermano menor y solo me hubieras traído a jugar.

Noel parpadeo sorprendido y luego comenzó a reírse.

- No le veo la gracia Noel.

- No es necesariamente gracioso... pero... me sorprende que me digas eso.

- Por qué?

- Porque creí que querías ser discreto.

...

- Qué?

- Bueno... cuando llegamos noté que veías a todos lados, te has mantenido alejado y te da pena decirme nada... creí que sería mejor llevar todo con calma.

- Entonces por eso no me...

- No te... qué?

- Yo... bueno... mira allá hay una montaña rusa hay que subirnos.

Edgar corrió hacía la montaña rusa y Noel solo movió la cabeza a los lados y sonrió un poco.

- Universitario... realmente me gustas mucho.

Dame tu manoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora