Capítulo 12

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La castaña despertó de su sueño profundo, que había durado desde la mañana hasta la noche, eso sí, estuvo despertándose muy constantemente debido a su malestar, y hoy, sus hermanas no estaban para ella, ya que tenían compromisos en sus trabajos por lo que no podían cuidarla.

Apenas despertó, miró su ventana dándose cuenta que no había ni un mínimo rayo de luz, por lo cual ya sabía que era de noche. Miró su teléfono y se sorprendió al ver que ya marcaba las 9:50 PM, y aún Jihyo no estaba allí. Al principio no sé desanimó tan fácil, pues supuso que simplemente le habían puesto trabajo extra, por lo cual optó por revisar sus redes sociales hasta que llegara.

Para la mala suerte de Sana, el tiempo pasaba y la pelinegra aún no llegaba a su hogar, la tenía un poco preocupada, ya que no sabía si le había sucedido algo en el trayecto. De pronto, a su cabeza llegaron un montón de pensamientos malos.

¿Será que le pasó algo? ¿O simplemente no quiso venir? ¿Le parecerá fastidiosa la idea de cuidarme y por eso no vino?

Esos y muchos más, fueron los pensamientos que llegaban repentinamente a la cabeza de Sana. Su preocupación e inseguridad no la dejaban en paz. Sintió sus ojos picar y lágrimas caer cuando el tiempo pasaba y Jihyo seguía sin aparecer, solo logró calmarse distrayéndose en sus redes, aún un poco triste.

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- Tengo que irme Somi, lo siento.- avisó la coreana, metiendo su celular en su bolso y abrigandose.

- Está bien bonita, saldremos otro día.- Jihyo solo asintió, algo incómoda por lo último dicho por la rubia.

- ¿No quieres que te lleve a tu casa? Es de madrugada y está peligroso.- Intentó darle opciones a la mayor, aunque se notaba perfectamente en su cara que no quería.

- No, no te preocupes, estaré bien, aparte, no iré a casa.- dijo con voz suave, con la intención de que la contraria recordara lo que le habia dicho hace varias horas atrás.

- ¿A dónde vas entonces?.- ¿Acaso le importa a dónde voy? Se preguntaba Jihyo en su mente.

- A casa de una amiga.- Habló con tono serio, con gran deseo de huir de ahí de una vez por todas e irse con Sana.

En ese instante, sonó el teléfono de Somi, la estaban llamando, Jihyo dió gracias a Dios, pues por fin podría escapar de esta chica que la estaba irritando con sus preguntas. Solo le sacudió la mano, pero la contraria no le prestó atención, sin embargo, no le importaba. Salió más o menos apurada del restaurante. Se detuvo en la primera farmacia que encontró para comprar los medicamentos necesarios, pues recordaba que, cuando tocó a Sana para despertarla, tenía la temperatura muy elevada. Luego de comprar las medicinas para Sana, lo siguiente que hizo fue detenerse en una tienda de comida, para comprarle algo a la castaña que no le sentara mal, optó por dos ensaladas.

Estaba caminando muy rápido, preguntándose como se había estado sintiendo Sana. Tenía bastante frío y algo de miedo por lo sola que se encontraba la calle a esas horas. Cuando llegó finalmente a la casa de Minatozaki, se preguntó cómo entrar, y en ese instante recordó lo que Mina le dijo.

"Toma la llave que está junto a la maceta"

Con cuidado, dejó las bolsas en el suelo y tomó varias de las macetas que había en la entrada, eran varias por lo que se puede decir que se tardó varios minutos, hasta que al fin la encontró. Abrió la puerta con cuidado de no hacer ruido, pues por la hora que era lo más seguro es que la castaña ya estuviera muy dormida.

Entró y lo único que había era silencio, aún así, ella solo entró y dejó las bolsas en la mesa de cristal ubicada en la sala. Supervisó que todo estuviera bien y sin pensarlo dos veces se dirigió a la habitación de Sana.

Abrió la puerta sin tocar, ya que si la castaña estaba dormida no quería despertarla. Para su sorpresa, si estaba despierta, mirando cosas en su celular, encendió la luz de la habitación a lo que la japonesa se asustó ya que no escuchó la puerta en ningún momento.

- Por dios... Me asustaste.- soltó un suspiro poniendo la mano en su pecho.

- Lo siento, no quería hacer eso, es solo que pensé que estabas dormida, es bastante tarde.- le recordó.

- Lo sé, estuve esperándote desde muy temprano, ¿Porqué llegaste a esta hora?- dijo con un tono de decepción, lo que Jihyo notó y se acercó a ella. Obviamente no le iba a decir que salió a cenar con Somi, no quería decepcionarla aún más. Sin saber que inventarle, se fue por la opción más fácil.

- L-Lo siento, en serio, estaba muy ocupada y no pude venir, pero ya estoy aquí y eso es lo que importa ¿No?- esbozó una sonrisa.

- No te preocupes, Jihyo, entiendo perfectamente.- devolvió la sonrisa, aunque esta fue borrada por un estornudo que hizo un gran estruendo en la habitación. - Lo siento por eso.- río.

Jihyo tocó la frente y cuello de la contraria, dándose cuenta que la temperatura de Sana seguía elevada, así que con un "ya vengo" hizo esperar a la japonesa enferma en la cama mientras ella traía sus medicamentos y mucha agua.

- Mira, tomate esto.- dijo mientras estiraba su mano con la pastilla. - Por cierto ¿Dónde tienes las sábanas? Éstas ya hay que cambiarlas, están sucias.

- Gracias, están en mi armario.- mencionó señalando el armario frente a su cama.

- Bien.- comenzó a buscar sábanas para cambiar la cama. - Se que es de madrugada, pero aún así, deberías tomar un baño, para que se te baje un poco la fiebre y puedas dormir cómoda como una bebé.- río.

- Por supuesto, mamá Jihyo.- ambas reían. - ¿Podrías pasarme alguna de mis pijamas? Están en el último cajón del armario.- apuntó.

- Aquí está, ahora, ve a bañarte mientras yo cambio las sábanas, señorita.- dijo divertida acercándole la pijama a la castaña.

- Está bien, ya me apuro.- Se levantó de su cama directo al baño, se sentía más animada solo con el hecho de ver a Jihyo. El hecho de saber que ella iba a estar ahí con ella para cuidarla la hacía feliz, quería estar enferma todo el tiempo para que Jihyo cuide de ella como si fuera una pequeña bebé muy linda.

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"Sálvame" [Sahyo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora