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-Pensé que vendría Renée

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-Pensé que vendría Renée.

Es lo primero que Charlie dice al ver a Arizona bajando del coche.

-La gente suele decir hola. –el tono de la chica es calmado mientras se quita las gafas de sol que de todas formas no le sirven de nada con ese cielo encapotado. Apenas ha estado un par de veces en Forks y siempre tiene el mismo cielo.

Sus ojos claros recorren el rostro cansado del que antaño fue su tío. Hace años que no lo ve, no desde que tenía unos cinco o seis y su tía y él decidieron divorciarse. Hay algunas arrugas en su rostro pero lo que más le llama la atención son las ojeras. Grandes huellas oscuras bajo sus ojos, casi del mismo color que su chaqueta de policía.

-¿Tan mal? –pregunta, ahora preocupada por el estado de su prima.

Charlie asiente.

-Bien, veamos si puedo ayudar. –le brinda una sonrisa amable al jefe de policía que apenas tiene fuerza para devolvérsela antes de guiarla al interior de la casa.

Tiene pocos recuerdos de ese sitio pero está bastante segura de que no ha cambiado nada. Es como si ese hogar estuviera congelado en el tiempo.

-Vendrá del instituto en un rato. –le explica Charlie mientras abre la nevera. -¿Quieres un refresco o una cerveza?

-Cerveza está bien, gracias. –responde, sentándose en el sillón verde. Recorre con la mirada las fotos que adornan la repisa de la chimenea. En todas ellas está Bella en diferentes edades. –Así que, ¿Bells está pasando una mala racha?

Charlie resopla mientras le entrega la cerveza y se sienta en el otro sillón libre, sus ojos también siguen las fotos con un aire nostálgico.

-Eso es quedarse corto.

-Renée me dijo que su novio la ha dejado. Que es un mal de amores.

Los ojos de Charlie brillan con un enfado apenas contenido cuando se clavan en ella y Arizona se sorprende de la emoción de esa mirada. Charlie es un hombre tranquilo, pero como todas las aguas mansas, a veces son engañosas.

-¿Por eso no ha venido? ¿Cree que el corazón roto de su hija no merece la pena y manda a su sustituta?

Arizona da un sorbo a su cerveza antes de responder, aparentemente ajena al enfado del que antes era su tío.

-Voy a intentar no ofenderme por el hecho de que me consideres una sustituta de baja calidad. –su tono mordaz parece aplacar un poco el enfado del jefe de policía, que da un trago a su cerveza con un ruidito de disgusto. –Pero ya sabes cómo es Renée, nunca le da la suficiente importancia a las cosas que la tienen.

>> Pensó que era suficiente con que yo viniera para llevarme a Bella a mi casa unas semanas. Está viajando con su marido y no quiere alterar su agenda demasiado. Honestamente, ni siquiera sé cómo te casaste con ella.

Prohibido. | Charlie Swan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora