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Cuando Arizona despierta, se siente un poco confusa los primeros segundos

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Cuando Arizona despierta, se siente un poco confusa los primeros segundos. No está en su habitación. Ni en su cama. Hasta que los recuerdos de la noche anterior llegan a su cabeza junto con la percepción de una respiración pausada a su espalda.

En algún momento de la noche se ha movido y ahora los brazos de Charlie la abrazan por detrás y ella se siente increíblemente cómoda entre sus brazos.

Se gira con movimientos lentos, temerosa de despertarlo y se encuentra con el apacible rostro de Charlie. Luce diferente cuando está dormido, como si la preocupación se hubiera evaporado de sus rasgos. Parece más joven.

Alzo los dedos para posarlos con delicadeza sobre su mejilla. Charlie abre los ojos, empañados aún por la confusión del sueño y una sonrisa perezosa se forma en sus labios.

-Buenos días. –murmura con una voz ronca que Arizona cataloga como su favorita desde este momento.

-Buenos días. –la sonrisa de la chica se filtra entre sus palabras pero cuando la mirada de Charlie se vuelve más atenta, buscando algo en su rostro, ésta alza una ceja. -¿Qué ocurre?

La mano de Charlie se desliza por su cadera, sus dedos cálidos y duros apoyados contra su piel con la suavidad de una pluma.

-Sólo estoy esperando el arrepentimiento. –confiesa.

-¿El arrepentimiento? –cuando el hombre asiente, Arizona niega sin poder evitar una leve risa que baila entre la diversión y la indignación. -¿Crees que me arrepiento de lo de anoche? No seas ridículo, Charlie.

El jefe de policía suspira y sus dedos se deslizan por la cadera de la chica, una caricia ligera, casi como si quisiera constatar que sigue ahí, que es real.

-Lo de anoche fue...increíble. Pero nos dejamos llevar. La realidad es que soy mayor que tú. Mucho mayor. Y el padre de Bella y...

-¿Y?

Charlie se gira, dejándose caer de espaldas contra el colchón y fijando la mirada en el techo, como si ahí pudiera encontrar la solución a todos esos dilemas morales.

-No lo sé, Ari. Si quieres seguir con esto, si sale a la luz...-se pasa una mano por el rostro, como si así pudiera borrar todo lo que se le está pasando por la mente. –En este pueblo hay lenguas más afiladas que un cuchillo.

Arizona se mueve, sentándose sobre la cama con las piernas cruzadas para poder mirarlo mejor mientras la sábana se desliza por su cuerpo. Charlie se obliga a no mirar la piel expuesta, tiene que mantenerse centrado en esa conversación.

No eres un maldito crío hormonal, se regaña a sí mismo mientras clava la mirada en los ojos claros.

-¿Temes lo que digan de ti? –pregunta la chica, no hay crítica en su pregunta, sólo curiosidad y algo de preocupación.

Prohibido. | Charlie Swan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora