Se viene tormenta, es lo que piensa Arizona nada más salir del trabajo y observar el cielo gris plomizo. El viento le agita el pelo mientras recorre el aparcamiento del supermercado hasta su coche.
Justo cuando acaba de abrocharse el cinturón le suena el teléfono. El nombre de Charlie brilla en la pantalla.
-Hey, jefe Swan. –lo saluda alegremente. Se ha ido demasiado temprano a la caza de esos animales salvajes y lo echa de menos. Está deseando llegar a casa para verlo. Son pocos los ratos que pueden estar juntos pero cada uno de ellos Arizona siente que merece la pena, incluso cuando aún son un secreto para el mundo.
-Ari.
La forma que tiene de pronunciar su nombre la pone en tensión de golpe. La sonrisa se borra de sus labios.
-¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? –mientras pregunta su mente se llena de posibilidades, escenarios grotescos en los que él está herido de alguna forma.
-Es Harry. Le ha dado un infarto mientras estábamos de caza. Él no...-su voz se quiebra un poco antes de respirar hondo. -...no ha sobrevivido.
El corazón de Arizona se encoge al escuchar la noticia. Le había caído bien Harry al conocerlo, la manera en la que, de alguna forma, sabía lo suyo con Charlie y cómo los apoyó con su propia historia.
-¿Dónde estás?
-En la Reserva, tenemos que preparar todo antes de que trasladen el cuerpo del hospital.
-Voy para allá.
-¿Estás segura? Anuncia tormenta y-
-Voy para allá, Charlie. –su voz suena firme mientras arranca el coche.
-Te espero aquí. –se despide el jefe de policía antes de colgar y Ari puede apreciar el alivio en su voz al saber que irá aunque se haya opuesto al principio. El alivio de saber que no estará solo.
Mientras enfila la carretera las primeras gotas caen sobre el parabrisas y un trueno suena a lo lejos. Sí. Definitivamente será una tarde de tormenta.
Para cuando llega a la reserva la lluvia cae como una cortina gruesa. Apenas ha conseguido ver los carteles que la han llevado hasta allí y el mar se agita a su espalda con furia.
Aparca justo delante de una casa cercana a la playa, la que Charlie le ha indicado en un mensaje de texto hace apenas unos minutos. Antes de poder bajar del coche una figura sale del hogar y se acerca a ella cubierto con un enorme paraguas.
-No deberías conducir con este tiempo. –la regaña Charlie pero su brazo libre la rodea con fuerza cuando ella lo abraza.
-Estoy donde tengo que estar. –murmura en su oído antes de alejarse un poco sólo para apoyar la mano sobre su mejilla. La tristeza ha robado el brillo en los ojos oscuros y hace que a Ari le duela el corazón. –Lo siento mucho, Charlie.
-No debería haberle dejado ir, no sabía que su corazón estaba mal, yo no...-el sheriff cierra los ojos con fuerza, como si así se pudiera recomponer del dolor que supone la pérdida de un buen amigo.
-Ey...-Arizona ahueca ambas mejillas con sus manos, obligándole a abrir los ojos y a mirarla. Están cubiertos por el paraguas, libres de ojos indiscretos. Aunque eso no le importa en absoluto en estos momentos a la chica. –Esto no es tu culpa. Las desgracias ocurren, ¿entendido?
Charlie asiente aunque la sombra en su mirada no se marcha. Arizona se inclina levemente sobre sus pies para depositar un libero beso sobre sus labios. Quizás es la presencia de la chica o el contacto con sus labios pero el jefe de policía acaba suspirando y sus hombros pierden un poco de la tensión que llevan soportando todo el día mientras responde al ligero beso.
-Vamos adentro, tengo que presentarte al resto y hacer unas cuantas llamadas.
Cuando finalmente salen de casa de los Clearwater ambos están agotados tanto física como anímicamente. Dado que Sue no estaba en condiciones de hacer nada y Seth y Leah, los dos hijos del matrimonio, no estaban por allí, han sido ellos los que se han encargado de llamar a los familiares para avisarlos de la noticia –Charlie- y de organizar todo lo necesario para un funeral –eso fue cosa de Ari-.
Así que cuando se sientan en el coche de Arizona, ya de madrugada, ninguno habla en todo el camino de vuelta a casa. Les es suficiente tener la compañía del otro, no es un silencio incómodo sólo es un silencio cargado de cansancio.
Y a la mañana siguiente tendrían que asistir al funeral. Apenas unas horas para picar algo y dormir un poco.
-¿Ese es Jake?
La pregunta confusa de Charlie mientras aparca en la entrada hace que Ari abra los ojos que no se había dado cuenta de que ha cerrado. Frunce el ceño al ver al chico levantarse de los escalones de porche mientras ellos salen del automóvil.
Sólo han pasado unas pocas semanas desde la última vez que lo vio pero parece una persona totalmente diferente. Ha crecido y de alguna forma que no entiende está mucho más musculoso. Justo como Sam Uley, el chico que les ha asegurado que Seth y Leah están bien, sólo procesando el duelo por la pérdida de su padre en soledad.
Y los amigos de éste son iguales, incluso con un tatuaje idéntico que también adorna el bíceps de Jacob. Tiene que preguntarle a Charlie si son alguna especie de banda o algo así. Una banda con muchos esteroides.
Pero ese pensamiento se borra cuando se da cuenta del cansancio y la tristeza en el rostro de Jake.
-Se ha ido. –anuncia.
-¿Quién? –pregunta Charlie, con la misma confusión que siente Arizona.
-Bella. Se ha ido con Alice Cullen.
¿Cullen? ¿Los Cullen han vuelto? ¿Y por qué?, las preguntas se agolpan en la mente de Arizona pero puede notar la tensión invadiendo el cansado cuerpo de su pareja.
-¿Cómo que se ha ido?
-¿A dónde?
Las preguntas de Charlie y de Ari se superponen así que los ojos cansados de Jacob, opacados de derrota, viajan entre ambos antes de contestar.
-Italia. Se ha ido a Italia.
Y así, el deseo de Arizona de descansar un poco se evapora de un plumazo.
Los Cullen are coming...Recordar darle amor y comentar si os apetece, nos leemos🥰
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Prohibido. | Charlie Swan.
Fanfiction¿Y si la ayuda viniera de alguien que no esperabas? ¿Y si el amor viene también con ella?