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Unas semanas después, cuando Ari ya puede andar sin una muleta, Charlie la reúne junto a Bella en un rincón del bosque cercano a la casa pero lo suficientemente apartado para que nadie los vea

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Unas semanas después, cuando Ari ya puede andar sin una muleta, Charlie la reúne junto a Bella en un rincón del bosque cercano a la casa pero lo suficientemente apartado para que nadie los vea.

-¿Qué hacemos aquí? –la pregunta de Arizona encaja con la mirada confusa de su prima.

-Aprender a disparar. –es la respuesta de Charlie cuando vuelve a su lado después de colocar unas cuantas latas a unos metros de distancia.

-Ah no, no. Papá ya hemos hablado esto. –mientras habla Bella pone las manos por delante como si así se protegiera de la pistola que su padre acaba de sacar de la funda ajustada a su cintura.

-Sí, cuando tenías quince años y el mundo era mucho más tranquilo. –Charlie busca la mirada de Arizona, la cual da un pequeño asentimiento a sus palabras.

Nunca ha sido gran fan de las armas pero el asalto ha dejado una huella en ella provocándole un sentimiento de indefensión que nunca antes ha tenido. Y ni siquiera se permite pensar en todo lo extraño que ha decidido aparcar, en aquella palabra que resuena en su mente antes de dormir, cuando su cerebro está tan cansado que se permite divagar: colmillos, frialdad...vamp-

-Yo empiezo. –dice en voz alta para cortar la línea de pensamientos.

Charlie le dedica una sonrisa antes de colocarle la pistola entre las manos, no es la reglamentaria, es la que guarda siempre en el cajón, la que Ari nunca llegó a tocar. Se siente algo fría al tacto y también pesada.

-Sólo tienes que sujetarla con firmeza. –el hombre mueve los dedos de su pareja con delicadeza hasta que agarrar firmemente el arma. –Muy bien, ahora estira los brazos hasta crear una línea recta entre tu ojo y el cañón directa hacia las latas y dispara.

-¿Y si me equivoco? –pregunta dubitativa mientras sostiene la pistola como le ha indicado. Puede sentir la presencia de Charlie a su espalda, dándole ánimos de forma silenciosa.

-Estamos detrás de ti, nadie saldrá herido. Ni siquiera Bells puede disparar hacia atrás.

-¡Papá! –se queja la nombrada aunque la suave risa de Charlie relaja a Arizona lo suficiente para coger aire y soltarlo en un largo suspiro.

Y entonces dispara.

Siente un ligero retroceso que le hace chocarse contra el pecho de Charlie. No ha acertado pero la bala ha rozado una lata y eso provoca que un gritito de júbilo se escape de los labios de Ari.

-¡Casi le he dado! –exclama dándose la vuelta con una sonrisa justo para ver a Bella dando varios pasos hacia atrás y a Charlie alzando las manos aunque con la diversión brillando en sus ojos.

-Intenta no hacer el baile de la victoria con un arma cargada, cariño. –le advierte antes de quitarle la pistola de entre las manos con cuidado.

-Ups, lo siento. –formula una rápida disculpa mientras Charlie le pone de nuevo el seguro a la pistola. Los ojos claros se dirigen a Bella con una amplia sonrisa. –Vamos, Bells, no es tan difícil.

Prohibido. | Charlie Swan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora