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¿Me has besado porque no pensabas con claridad?

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¿Me has besado porque no pensabas con claridad?

Evidentemente.

Arizona pasa el lector de código de barras por la lata de guisantes con tanta fuerza que casi la abolla.

La han destinado a inventario. Agradece no tener que tratar con el público aún a pesar de que ha sido ella la que ha insistido en volver sólo una semana después del atraco. No quería estar más en casa, dándole vueltas a la misma escena una y otra vez en su cabeza: a Charlie besándola. A Charlie diciéndole que la había besado porque no pensaba con claridad.

Pues que le jodan, piensa, maltratando de nuevo otra lata mientras pasa la pistola láser por ella.

-¿Te sientes personalmente atacada por esa pobre lata?

La voz de Will la saca de su deriva de enfado e indignación. Alza la mirada para ver al chico, el cual está haciendo inventario con ella. Tiene una ceja alzada y la observa entre divertido y preocupado.

-No, sólo...-coloca de nuevo la lata en su lugar en el estante con un pequeño suspiro. –Estaba pensando en otra cosa.

-¿Algo importante?

Arizona niega y un mechón de pelo que se ha escapado de su coleta se agita ligeramente.

-No, nada.

-Bien, porque estaba pensando...-Will juguetea con su propia pistola laser mientras busca las palabras. -¿Quieres venir a cenar este sábado?

La inesperada invitación hace que las cejas de la chica se alcen con sorpresa.

-¿Cómo una cita?

-No. –responde con rapidez el pelirrojo pero al darse cuenta de la brusquedad se apresura a corregirse. –Bueno, no si no quieres. Quiero decir...Sólo por pasar un rato juntos, te debo una cena después de...

Sus ojos se desvían hacia la mejilla de Arizona. El hematoma se ha vuelto de un color amarillento pero casi ni se nota con la capa de maquillaje que se ha aplicado encima. Aún así el chico luce culpable.

-Nada de eso fue tu culpa, Will. –lo tranquiliza con voz suave.

-Debería haberme movido más rápido o haberme tirado algo a la cabeza...

Eso provoca que una risa ligera se escape de los labios de Ari.

-No sé qué os pasa en este pueblo con tirarle cosas a la cabeza a los ladrones...-agita la cabeza con diversión pero le dedica una pequeña sonrisa a su amigo, que aún la mira con la culpabilidad empañando su mirada. –Pero está bien, me vendrá bien una buena cena.

La sonrisa que le dedica el chico mejora un poco su humor. Además, quizás eso fastidie a Charlie.

Y una parte de ella quiere fastidiar mucho al jefe de policía.

Prohibido. | Charlie Swan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora