26

2.8K 337 2
                                    


Las vísperas de Navidad han llegado a Forks con una ola de frío que hace tiritar a Arizona cuando abre la puerta para recibir a los ocupantes del elegante coche que está aparcando afuera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las vísperas de Navidad han llegado a Forks con una ola de frío que hace tiritar a Arizona cuando abre la puerta para recibir a los ocupantes del elegante coche que está aparcando afuera.

Charlie se adelanta para coger al vuelo a Renesmee, que corre hacia él. Jacob la sigue de cerca con una amplia sonrisa.

Ambos han decidido ignorar el hecho de que la pequeña Nessie crece a una manera muy alejada de la natural. Al igual que ignoran los ojos dorados de Bella o que ya nunca la ven comer. Ignoran muchas cosas.

Pero hay algo que Arizona no está dispuesta a ignorar. Y es el rostro tenso de Bella mientras les sonríe desde el coche y les asegura que volverá pronto, que tiene que hacer un recado.

-¡Te acompaño! –exclama antes de que su prima pueda arrancar de nuevo el vehículo. Coge el bolso colgado del perchero de la entrada con rapidez, les dedica una breve despedida a Nessie, Jake y Charlie y camina con paso firme hacia el coche hasta colarse en el asiento de copiloto. –Tengo que comprar algunos regalos de última hora.

-Ari, no creo que-

-Oh vamos, arranca antes de que Charlie pregunte que está pasando. –puede notar la mirada del hombre desde lejos, casi juraría que tiene las cejas alzadas. Fuerza una sonrisa en sus labios mientras Bella la observa con el nerviosismo y algo de molestia bailando en sus ojos. –Estoy segura de que no le quieres explicar qué recados tienes que hacer.

Con un suspiro de resignación, Bella enciende el motor y se suma a la carretera donde varios coches van camino de sus propias compras navideñas.

-Preferiría hacer esto sola. –masculla la morena.

-Lo dudo. –argumenta Ari, observando los árboles que pasan como manchas verdes a ambos lados de la carretera. –Llevas unas semanas de lo más rara. Todos lo estáis. Además ya no podemos ir a vuestra casa.

-Siempre podéis venir a nuestra casa.

-¿Ah sí? ¿Podemos ir ahora?

Bella aprieta los labios en una fina línea tensa que le da más respuestas a Arizona que las palabras.

-Mira...-cuando vuelve a hablar, Ari intenta usar un tono más conciliador. –No sé qué está pasando en vuestras vidas. Pero no tienes que hacer todo tú sola. Somos familia, y aunque no sea...bueno, no sea una Cullen, estoy aquí.

El rostro de Bella se suaviza y despega la vista de la carretera para dedicarla una débil sonrisa a su prima.

-Sé que lo estás, Ari. Pero no puedo contarte mucho de esto...ni tú se lo puedes contar a nadie. Ni siquiera piensas en ello si...si Edward está cerca.

-Está bien. –concede la chica, a veces los Cullen sueltan datos o hacen cosas extrañas que ella ha acabado por aceptar. Como cuando Nessie proyectó unas hermosas imágenes de mariposas en su mente al tocar su mejilla y después le rogó que no se lo dijera a su mamá porque tenía prohibido hacerlo con ellos. -¿Vamos a Seattle de verdad?

Prohibido. | Charlie Swan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora