𝟷𝟸.•°~

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El mayor despertó en tanto los primeros rayos de sol dieron en su cara. Estuvo a punto de saltar del susto al notar que se había quedado dormido en la casa de Jisung, pero entonces se percató de la dulce imagen que tenía enfrente.

Jisung dormía plácidamente a su lado, sus tiernas mejillas se notaban más abultadas de lo normal, provocando un pequeño puchero que tentaba peligrosamente a Lee. Sabía que tenía que levantarse y volver a su casa lo antes posible, pero las ganas de quedarse acostado junto al menor le estaban ganando enormemente.

Se acercó sigilosamente y abrazó a Han por la cintura, atrayéndolo más hacia él, luego hundió su rostro en su cuello, aspirando el dulce aroma que este poseía. Le resultaba fascinante como todo Jisung era hermoso, desde su rostro, hasta sus aromas. Siempre tenía un rico perfume a vainilla o lavanda, desde que se conocieron, lo recordaba a la perfección.

El peliazul despertó de su profundo sueño, notando la posición en la que estaban, sintió su corazón acelerarse a niveles desenfrenados, creyó que iba a tener un paro si continuaba así. Pero no alejó a Minho, jamás haría una cosa como esa.

—Buenos días— susurró Lee con su voz aún adormilada.

Han mordió su labio inferior sintiendo un cosquilleo en su estomago, no era la primera vez que le pasaba algo así cuando estaba con Minho, pero esa vez era diferente, esa vez estaban demasiado cerca, el mayor podía sentir cada una de sus reacciones.

—Buenos días— respondió como pudo.

Ninguno de los dos intentó alejarse, lejos de eso, Minho apretó más su agarre, presionando su cuerpo con el de Jisung. El menor estuvo a punto de soltar un jadeo ante la repentina acción, pero logró contenerlo, usando absolutamente toda su fuerza.

—Jisung~— lo llamó Lee, usando un leve tono de frustración y berrinche.

—¿Qué ocurre?

—Hueles muy bien…— respondió el pelinaranja acariciando suavemente el cuello de Han con la punta de su nariz.

—...Tú también— susurró.

Jisung sentía que su corazón estaba a punto de estallar, el aliento caliente de Minho chocaba con su sensible piel. Estaba a punto de caer en la locura, hasta que sintió la acción detonante. Los labios de Lee rozaron suavemente su cuello y él ya no fue capaz de retener ningún sonido. Dejó escapar un casi inaudible jadeo, pero debido a la posición en la que estaban, Minho podía escucharlo con claridad.

El mayor se alejó de su cuello repentinamente y observó los ojitos cristalizados de Jisung durante algunos segundos, para después acercarse lentamente, como pidiendo permiso. Aunque Han ya no podía esperar más y por eso mismo acortó toda distancia que existiera entre sus belfos hasta volverla nula.

Comenzaron una danza un poco torpe, hasta que se fueron acostumbrando a la nueva caricia. Minho llevó una de sus manos a la mejilla del peliazul, acariciándola suavemente para que el menor se sintiera más tranquilo.
Lee mentiría descaradamente si dijera que no esperaba ese momento desde hacía años.

Cuando conoció a Jisung tenía toda la intención de ser su amigo, hasta que poco a poco descubrió que lo que él sentía no era una simple amistad, había algo más, que terminó de descubrir en ese dulce beso.

Ambos se separaron ligeramente luego de unos minutos, con unas tenues sonrisas decorando sus rostros, como si acabaran de expresar absolutamente todo lo que llevaban reteniendo durante años. Porque así lo era, Minho no era el único que había sentido algo diferente.

—Honnie, si no llegas a tu casa van a castigarte…— susurró el menor.

—Lo sé, pero no quiero irme— respondió escondiéndose nuevamente en su cuello.

𓏲ָ 𝔖𝔢𝔪𝔭𝔦𝔱𝔢𝔯𝔫𝔬🪷//ᵐⁱⁿˢᵘⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora