El avión a su nuevo hogar despegó exactamente una semana después de la muerte de Lee Minji. Minho había logrado sentirse mejor unos pocos días más tarde del funeral, no quería dejar que aquella mujer volviera a arruinar una etapa tan importante de su vida.
Observó con atención como Jisung miraba emocionado el avión que los esperaba, sabiendo que al subir habría dejado atrás todo aquello que lo lastimó y abriría la puerta a una nueva y feliz vida junto a su novio.
Lee estaba sumamente entusiasmado, sabiendo que esto significaría un nuevo comienzo, podrían empezar una nueva vida sin nadie que los moleste, solo ellos y todo el amor que sentían por el contrario. En ese preciso momento ambos sentían que podían enfrentar cualquier tipo de problema juntos.
—¿Listo para iniciar una nueva vida sunggie?— cuestionó el mayor tomando de la mano a Han.
—Contigo a mi lado estoy listo para todo— respondió el peliazul.
Minho lo observó sintiendo su amor desbordando por los ojos. Muchas veces sentía que no merecía a alguien como Jisung en su vida, que alguien tan brillante, sensible y amable debería vivir una vida perfecta sin ningún tipo de preocupaciones, pero él lo tenía trabajando de un lado a otro, una vida poco digna de Jisung. Pero él había jurado que una vez pisara Japón, lo haría la persona más feliz del mundo.
Minho jamás imaginó que esos últimos años habían sido los mejores de la vida de Han, los cuales, a pesar de todo, no cambiaría por nada. Jisung jamás se había sentido tan conectado con alguien en su vida, jamás había sentido una necesidad tan fuerte por vivir tantas cosas con una persona. Desde que había conocido al pelinaranja, sentía su corazón latir con un ritmo nuevo y sus ojos brillar con intensidad. Estaba perdidamente enamorado.
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Instalarse en el departamento no les tomó más de unos pocos días, la realidad es que no tenían muchas cosas, habían vendido todo lo que tenían para poder comprar ese lugar, pero estaban seguros de que poco a poco podrían ir llenando ese lugar con nuevos muebles y fotos.
No era el mejor lugar del mundo, no se encontraba ubicado en el sector más conocido, ni más bello de la ciudad. Pero ellos se encontraban sumamente conformes al tener la privilegiada vista hacia los árboles de cerezo que se encontraban en una plaza debajo del edificio, y eso era todo lo que necesitaban para despertar felices.
—La vista es hermosa— susurró Han mientras observaba la preciosa plaza desde el pequeño balcón.
—Temía que no te gustara, no es el mejor lugar…— admitió Minho.
—¿Por qué creerías eso? Este lugar es perfecto— respondió— Es tranquilo, el aire corre perfectamente y tenemos una vista muy bonita, el pasto verde y las hojas rosadas se ven preciosas.
Minho asintió sonriendo. Por un minuto había olvidado que Jisung era la persona menos materialista y superficial que podía existir, por lo tanto, jamás iba a molestarle al lugar en el que fueran a parar, siempre y cuando fueran juntos.
Decidieron descansar una noche más y salir en busca de trabajo al día siguiente, sabían que encontrar algo no sería fácil, aunque ambos ya tenían sus títulos y estaban listos para comenzar a trabajar, no era tan sencillo simplemente llegar y encontrar algo.
Bajaron a recorrer la zona y observar lo que era el barrio en el cual vivían. La brisa corría suave y tranquila, la noche se encontraba fuertemente iluminada por la luz de la luna y las hojas rosadas se encontraban por todos lados.
Las calles no eran muy transitadas, todas las personas con las que se habían cruzado iban caminando o en bicicleta, por lo que tampoco había mucho ruido. Había muchas pastelerías y pequeños puestos por todos lados, Jisung sentía un repentino hambre llegar al ver lo delicioso que aparentaban ser cada uno de esos dulces, por lo que Minho no tardaba en complacerlo.
—No debemos comprar estas cosas honnie— reprochó el menor.
—¿Por qué lo dices?
—Debemos cuidar el dinero que tenemos y seguir ahorrando, aún debemos vivir y si no encontramos trabajo no nos será nada fácil.
—¿Crees que alguien podría rechazar a una lindura como tú?— cuestionó Minho con gracia— Si yo te veo entrar pidiendo por trabajo ni siquiera te pregunto en qué te especializas, te contrato sin dudarlo.
Jisung rió alto ante tal acotación de Lee, era muy gracioso cuando Minho hablaba de esas situaciones hipotéticas en donde no lo conocía de nada pero quedaba inmediatamente embobado y cautivado por su belleza.
—Eso lo dices porque eres mi novio, no todos van a pensar de la misma forma— negó Han.
—Por muy poco que me guste, estoy seguro de que todos quedan cautivados por tu belleza y energía— insistió el pelinaranja— ¿Por qué crees que iba tanta gente a la veterinaria durante tu turno?
El menor negó sin querer aceptar que Minho tenía razón, solamente por humildad, porque en el fondo sabía que las personas iban por él, porque él era sumamente amable y simpático con las personas. Durante el tiempo que estuvo trabajando en aquella veterinaria los clientes iban aumentando de a poco, los cuales afirmaban que iban solo para ver al pequeño Jisung y charlar un rato con él. Sin duda iban a extrañarlo demasiado.
Ambos tuvieron despedidas bastante nostálgicas en sus respectivos trabajos. Ryuji, el jefe de Minho, se había encargado de preparar una enorme cena para conmemorar el retiro de su empleado favorito, al cual le había tomado mucho cariño y veía como un hijo. También se encargó de entregarles algunos presentes para su futuro hogar en Japón, entre ellos una cocina y un colchón.
La jefa de Jisung no tardó en deshacerse en lágrimas ante la noticia de la mudanza, ella también le había tomado mucho cariño a Han, por lo que no quería que se fuera. Cuando logró aceptar la noticia invitó al peliazul a cenar y a rememorar todos los años que habían pasado juntos en la veterinaria, y le regaló una pequeña heladera.
La vida había maltratado a los jóvenes, les había otorgado familias que solo inundaban dolor en sus corazones, pero no podían dejar de sentirse tan afortunados por haber encontrado personas tan bonitas como lo fueron sus antiguos jefes.
—¿Ryuji vendrá a visitarnos?— cuestionó Jisung.
—Me dijo que vendría a ver como nos había ido el primer mes— respondió— Así que tenemos que amueblar toda la casa en ese plazo.
Han rió a carcajadas sabiendo que eso no sería posible y que tendrían que atender al amable hombre en el suelo blanco de su vacío apartamento. Sabían que él no tendría problemas, además, a ellos les encantaba sentir el frío piso de la nueva vida cuando comían.
La frescura de los nuevos comienzos.
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Bienvenida mí gente bonita a un nuevo cap!!🙂↕️❣️
Espero q les haya gustado mucho, no olviden dejar su bonita estrellita si así fue. Lxs Tkm❤️🩹✨