𝟷𝟽.•°~

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Con el pasar del tiempo, Minho ya había descubierto cómo escapar de la mansión. Sus padres no tenían un operativo de seguridad para las personas que salían de la casa, aunque sí para las que entraban, pero también tenía una solución para eso.

Esa noche volvía a escaparse de la casa para ir a ver a Jisung, ya que últimamente los padres del menor se habían vuelto algo estrictos y no le daban tiempo suficiente para poder visitarlos a Changbin y a él. Por lo tanto Lee decidió hacer mérito propio para poder dar con su amor.

A pesar de que durante la noche debían permanecer lo más silenciosos posible, aunque la habitación de Jisung se encontrara significativamente más alejada de la del resto de la familia, ellos preferían ser precavidos. Pero Minho solo quería ver a Han un poco más. Le bastaba con pasar a saludarlo, con verlo desde la ventana o simplemente sentir su aroma.

Daba gracias a que el cuarto del peliazul estuviera en la planta baja de la casa, no era muy complicado entrar por la ventana de esa manera y era sencillo huir en caso de que fuera necesario, aunque esperaba que nunca lo fuera.

—Buenas noches lindo— saludó Lee mientras entraba.

—¡¿Minho?! ¡¿Qué haces aquí de nuevo?!— cuestionó el menor con sorpresa.

—Es que tenía muchas ganas de verte y no me gusta quedarme con las ganas— respondió con una sonrisa mientras se acercaba a saludarlo correctamente.

Jisung rodó los ojos ante el comportamiento rebelde del mayor, dándose cuenta de que a pesar de todo era algo malcriado. Pero no emitió ninguna queja cuando Lee puso sus labios sobre los suyos, comenzando una danza apasionada.

Últimamente los besos de Minho se habían vuelto mucho más profundos y difíciles de seguir. El pelinaranja lo besaba hasta dejarlo sin aire y sonreía victorioso al verlo respirar hondo cuando por fin lo soltaba.

—¿Por qué haces eso?— cuestionó Jisung, aún recuperando su aire— ¿Acaso te divierte que no pueda seguirte el ritmo?

—No, me divierte verte agitado.

Han levantó la mirada hacía el mayor, sorprendido por sus palabras. Pero en tanto lo vió se arrepintió de inmediato. Lee Minho sonreía de esa manera tan socarrona y atractiva como solo él podía hacerlo, lo miraba con deseo, como si quisiera devorarlo.

Esa imagen, más las palabras que había dicho con anterioridad, provocaron un intenso cosquilleo en su estómago bajo. Sentía calor, un calor abrasador que le recorría cada célula del cuerpo y Minho acariciando suavemente su cintura no era de gran ayuda.

Lee se acercó aún más, hundiendo su rostro en el cuello del menor, quien no tuvo oposición alguna. Lo abrazó con fuerza, caminando lentamente hacia la cama, mientras dejaba que el aroma de Jisung calara hasta lo más profundo de su ser. 

—Minho…— susurró el menor. 

El pelinaranja no prestó atención a Jisung, comenzó a dejar pequeños besos sobre su sensible piel, provocando que Han se aferrara fuertemente a su remera. Esas sensaciones eran nuevas para ambos, se encontraban experimentando cosas completamente extrañas para ellos. Pero se sentían demasiado bien, por lo que no querían detenerse.

Minho empujó suavemente a Jisung para que cayera sobre la cómoda cama, sin separarse mucho de él. Pero antes de que el menor se recostara por completo, se deshizo de su molesta camisa de dormir.

Han sentía las calientes manos del mayor abrazar sus caderas, mientras sus besos descendían por su pecho. Lee se atrevió a capturar uno de los pezones del menor entre sus labios, provocando un inmediato jadeo de sorpresa en Jisung. Sus erecciones se frotaban por los movimientos inquietos del peliazul, provocandoles aún más placer.

𓏲ָ 𝔖𝔢𝔪𝔭𝔦𝔱𝔢𝔯𝔫𝔬🪷//ᵐⁱⁿˢᵘⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora