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Aquellas palabras fueron la locura más grande que jamás había escuchado, estaba completamente sorprendido, sin poder creer absolutamente ni una palabra. Sin duda había imaginado mil cosas, pero nunca creyó que esa familia que vivía sobre él, en parte también era suya.

No podía aceptarlo, simplemente no. Esa mujer, la que se suponía era su madre, lo había torturado durante años, lo abandonó en los fríos pasillos de ese sótano, le restringió hasta las horas en las que podía comer, pero nunca cumplió su verdadero rol.

Ahora tenía una historia a medias, que no estaba del todo seguro si debía creer o no. Ya había aceptado todos esos golpes, los había asumido como parte de su cotidianidad, ni siquiera recordaba cuando había sido la primera vez que lo habían hecho. Quizás ahí estaba la clave para develar la verdad.

—¿Estás bien binnie?— cuestionó Jisung a su lado.

—No lo sé.

Claro que no estaba bien ¿cómo podría estarlo? En el pasado Jisung ni siquiera habría preguntado una cosa como esa, estaba claro que ya no era el mismo, pero en ese momento necesitaba a su antiguo mejor amigo. 

De todos modos no quiso decirle a Han la verdad porque sentía que todo lo que le dijera también iba a saberlo Minho, y Changbin no quería eso, para nada. Suficiente era que lo hubiera visto en su punto más bajo, siendo golpeado brutalmente con las mismas manos que él recibía caricias.

—Binnie, descubriremos toda la verdad, si eso es lo que quieres— susurró el menor, acercándose para abrazar a su amigo.

Changbin lo recibió gustoso, admitía que extrañaba a Jisung un poco, ya no era como antes, no podían pasar tanto tiempo juntos. Aunque ahí también influía la amistad que Han tenía con Minho, pero prefería olvidarla a decir verdad.

Su relación con la familia Lee seguía dando vueltas en su cabeza, fue entonces cuando recordó al hombre del día anterior, ese que se parecía enormemente a él. Fue una secuencia bastante extraña, como sonrió enormemente al verlo, pero poco a poco su sonrisa se desvaneció y en sus ojos comenzó a notar un deje de molestía, culpa y pena.

Quizás eso tenía algo que ver con todo esto, ya no tenía idea de que debía pensar y que no. Nunca había sabido quién era, aunque sinceramente no le importaba, pero en ese momento se puso a pensar seriamente en eso.

Changbin jamás había sabido lo que era tener una figura materna o paterna, nadie en la casa jamás había demostrado ningún tipo especial de cercanía por él. La señora Sho era la mujer que más se acercaba a cubrir ese concepto, aunque fuera una figura muy poco adecuada y vagamente real. Ella no tenía ningún sentimiento especial por él y Changbin tampoco lo tenía por ella, le daba igual si estaba o no, no hacía ninguna diferencia. Nunca había tenido en cuenta esos detalles.

Seo creyó que a su madre simplemente le había dado igual su existencia y por eso lo había abandonado a su suerte. Pero ahora sabía que no, que a su madre no le daba igual, sino que lo odiaba, al punto de despojarlo completamente de sus ganas de vivir. Él estaba ahí porque había decidido lo que quería hacer cuando creciera, él respiraba para cerciorarse de que obtendrían su merecido.

Jisung se quedó algunas horas más con él, hablaron de temas que no tenían ninguna relación con el inicial, debido a que Changbin aún se encontraba bastante shockeado. El peliazul intentaba ser lo más suave posible y otorgarle al mayor un espacio en el que se sintiera seguro. Aunque Changbin rara vez demostraba sus sentimientos.

Antes lo hacía con más frecuencia, pero a medida que pasaban los años, se iba encerrando más y más en sí mismo. Eso hacía sentir un poco mal a Jisung, ya que sentía que no estaba siendo un buen amigo, pero también sabía que no era fácil para Changbin contar todo lo que le pasaba.

𓏲ָ 𝔖𝔢𝔪𝔭𝔦𝔱𝔢𝔯𝔫𝔬🪷//ᵐⁱⁿˢᵘⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora