𝟷𝟻.•°~

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Realmente le hubiera encantado salir a pasear con Changbin, disfrutar del bello día que había y caminar sin un rumbo fijo por toda la ciudad, era algo que nunca habían hecho y tenía muchas ganas de acompañar a su mejor amigo en el difícil momento que estaba pasando. Pero sus padres se encontraban más estrictos de lo normal y estaban acortando cada vez más sus salidas.

Al llegar la casa era un desastre, como siempre, a pesar de que él limpiara cada rincón el día anterior, al siguiente ya era un entero desastre. Sus hermanos eran extremadamente revoltosos y sus padres jamás les ponían un alto, además de que ellos mismos no se preocupaban de su propio desorden. Realmente no tenían idea de lo arduo que era su trabajo.

Lo que más le molestaba a Jisung es que jamás dieron las gracias, que nunca tuvieran en cuenta todo lo que hacía por ellos. Al momento de hablar de la familia, sus padres siempre mencionaban a los menores como las maravillas del hogar, los cuales eran excelente en los deportes de la escuela, que destacaban en diversas materias y eran muy populares. Pero jamás mencionaban el esfuerzo de Jisung al mantener un hogar, limpiar absolutamente todo, hacer la comida, las compras y jamás recibir ninguna ayuda.

No le agradaba ser invisible, no le gustaba ser el sirviente de su familia, no quería hacerlo. Pero no podía quejarse, naturalmente no le salía tal acción. Veía a sus padres llegar agotados del trabajo y quizás olvidaba un poco sus inquietudes. Él solo era un joven que aún necesitaba de ellos, que todavía no era lo suficientemente mayor para vivir tan solo, Jisung aún necesitaba de sus padres.

Limpió sus lágrimas al mismo tiempo que juntaba las últimas prendas de ropa que se encontraban tiradas por toda la casa. No quería llorar más, ciertamente le daba algo de vergüenza sentirse mal con esas cosas sabiendo que había personas como Changbin, las cuales vivían un infierno y aún así soportaban cada cosa.

Cuando quiso descansar, se percató que la hora de llegada de sus padres y hermanos ya estaba demasiado cerca y él aún debía hacer la cena. Corrió a toda velocidad mientras pensaba que cocinar, percatandose de que no había las cosas necesarias para hacer algo, por lo que tuvo que salir. Sabía que eso implicaba retrasar la comida y un enorme regaño por parte de sus padres, pero no podía hacer nada al respecto.

—¡Han Jisung! ¡¿Aún no has preparado la comida?!— reclamó su padre.

—Lo siento, no tuve tiempo de ir a comprar lo necesario ante-

Una fuerte y sonora cachetada interrumpió sus palabras, dejándolo completamente atónito, con sus ojos bien abiertos, la respiración cortada, sin ninguna entrada de oxígeno. Fue recuperando su postura inicial de a poco, aún sin poder creer lo que acababa de pasar.

—No sirves para nada, es la única cosa que tienes que hacer en todo tu miserable día— volvió a hablar el mayor.

—No esperes más Jisung, vé a preparar la cena, rápido— intervino su madre.

El joven Han se alejó de sus padres a paso lento, antes de escuchar el grito enojado de su padre apurandolo. Pudo sentir cómo su pecho se oprimía al recordar sus palabras, como su garganta se hacía cada vez más pequeña y su visión se comenzaba a borronear. No podía llorar, no podía hacer tal cosa.

Pero le fue imposible, las lágrimas brotaban sin parar, no podía evitar que siguieran y siguieran cayendo. Preparó una comida a la velocidad de la luz e inmediatamente se retiró a su habitación para poder estar más tranquilo, para poder sentirse más cómodo, para agarrar el hoodie que le había robado a Minho y acurrucarse con él. Para llorar sin miedo.

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𓏲ָ 𝔖𝔢𝔪𝔭𝔦𝔱𝔢𝔯𝔫𝔬🪷//ᵐⁱⁿˢᵘⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora