Eyacular

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Me encontraba tranquilo escribiendo sobre ella. Me detuve un buen rato a escribir sobre sus ojos y sonrisa, lo que más me gustaba de ella, y para cuando me di cuenta, mis dedos fluían como cuando acaricio su cuello, bajo a sus pechos, sigo en línea recta por su abdomen hasta llegar a su vulva, bajar las ramas que son sus piernas y llegar a sus lindos y largos pies. Una erección me invadió y seguí eyaculando palabras que tocaban su cuerpo.

Relatos que escribí en el tren a casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora