¿Alguna vez has visto a un ave salir de un portal? Yo sí. Pasó mientras esperaba, en la fondita de la esquina de la cuadra donde vivo, mi espagueti, puré de papa y milanesa de res. Expectante del volar y lo libres que son pájaros, palomas, cuervos, entre otros, mi mirada se perdió en redes de colores que parecían iban a absorber todo a su paso, pero no, de ahí salió un ave y seguido a ello, la red de colores verde y rosa se esfumó.
El ave, de colores similares a los del portal, cayó agotada a unos 10 metros de donde yo estaba parado esperando, pero rápido se incorporó, confusa y asustada, creo yo, de todo lo extraño que le parecía todo a su alrededor.
Mi comida seguía en la plancha e insertos, esperando a ser servida y entregada, por lo que me acerqué, muy lentamente, pero tal como esperaba, era como una paloma contemporánea, de esas que ya no le temen a los humanos cuando se acercan, Empezó a caminar, dando vueltas y observándome.
Nunca había visto algo igual, lo más cercano era un quetzal, de esos que vuelan y armonizan a toda Chichén-Itzá, pero aún así, un ave que ni en ilustraciones, ni documentales había visto. Era hermosa.
Justo cuando me agachaba para tocarla la señora de la fonda gritó, asustando a tan majestuosa ave. Del susto se impulsó, abriendo y cerrando sus hermosas alas y con ello, un nuevo portal se abrió, tragándose el ave y a mí.
No sé qué habrán hecho con mi comida ya pagada, pero espero que alguien la haya disfrutado y pájaros, palomas, cuervos y demás, sigan libres volando.
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Relatos que escribí en el tren a casa
De TodoSerie de relatos eróticos, reflexivos, casuales, aventura, amor, desamor, suspenso y demás que he escrito en los últimos 5 años...