En su belleza, que va desde sus ojos cafés: a veces claros y otras oscuros; a sus pies: largos y cuidados; encuentro un sútil erotismo del cual me gusta escribir. Un erotismo que se desliza por su sonrisa y saborea sus labios para marcar el camino a su cuello, donde el más mínimo contacto de mis manos o labios, la excita, y a mí me envuelve con su aroma, que sniffeo y me conduce a su pecho suave, donde paso largo rato jugando al cartógrafo, con la misión de conocer a detalle dos nuevos planetas. De pronto, la gravedad me arrastra a un terreno plano llamado abdomen, el cual trazo con mi lengua hasta dos pequeñas cavidades donde me refugio, para luego seguir explorando un terreno montañoso terso y áspero. No me falta mucho, pero el camino se divide en dos largas ramas que palpo para escribir detalladamente sobre ellas y culmino besando los pies, agradecido de estar en tierra firme otra vez.
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Relatos que escribí en el tren a casa
RandomSerie de relatos eróticos, reflexivos, casuales, aventura, amor, desamor, suspenso y demás que he escrito en los últimos 5 años...