Olor

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A dónde quiera que iba su olor me acompañaba. Habían pasado ya 3 meses desde la noche que dormimos juntos, esa noche en la que nuestros labios embonaron, noche en la que conocimos nuestros olores, y es desde aquel día que basta acordarme de ella para que su olor aparezca en mis fosas nasales y la traiga de regreso a mí.

Relatos que escribí en el tren a casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora