Cascabel

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La familia Santoro era una de las más fieles aliadas de los Mancuso, sus lazos se remontaban a los inicios de la institución misma, a finales de los 40's, cuando Santino mancuso, primer jefe de la familia, y un par de amigos, consiguieron riqueza en el negocio del licor, los bares y los casinos; una industria floreciente en aquellos años. Entre los amigos estaba Leandro Santoro, hombre ambicioso y tenaz, a quien le debían buena parte del acelerado crecimiento de la organización por sus ideas y estrategias, las cuales eran apoyadas por Santino, quien colaboraba con la ejecución de los planes aplicando sus despiadados métodos; eran la dupla perfecta para dirigir su pequeña sociedad al nivel de dominio que ahora poseían.

Los otros apellidos que les acompañaron al inicio progresivamente fueron extinguiendose, a veces literalmente, cayendo a lo largo del camino a medida el poder y el dinero crecían, y con ellos la ambición. Por lo que actualmente los Santoro y los Mancuso eran las únicas dos familias "originales" que permanecían en la institución, y, a pesar de las décadas transcurridas, seguían siendo las más poderosas.

La vieja alianza se reforzó más aún cuando finalmente su vínculo amistoso pasó a ser un parentesco consagrado por la ley y la iglesia, al unirse una hija de los Mancuso y un hijo de los Santoro en matrimonio, consolidando con lazos de sangre su estrecha sociedad y lealtad mutua.

El producto de dicha unión era nada más y nada menos que la alegre Nina, amiga querida de Angela y prima de Neilan; y su hermano mayor Tommaso, amigo de Neilan desde la infancia y próximo jefe de la familia. Por supuesto que el heredero Mancuso no tenía idea de la íntima amistad que su prima pequeña tenía con cierta abogada.

Ese día en la mansión Santoro, se encontraban reunidos en la sala principal los dos jefes originales, sus herederos, consejeros y hombres de confianza, para discutir asuntos del negocio. Pasaban por un período de "paz" al interior de la institución, las cinco fracciones no chocaban en intereses... o eso era lo que los dos líderes pensaban, hasta que descubrieron a un pequeño peón de nombre Carlo actuando en contra de ellos al involucrarse en una conspiración.

—¿Castigarás a Carlo? —preguntó Luca Santoro, el jefe de la familia, a Bruno.

—Ya tuvo suficiente con el destierro —contestó negando con la cabeza—, su familia se encargó de él. Vigilamos sus movimientos por si intenta alguna estupidez. Debemos enfocarnos en los Parisi, ya saben que los descubrimos, no se molestarán en esconderse.

—Dudo eso, tío —contradijo Tommaso desde su asiento al lado de su padre—. Riccardo continúa asistiendo a Tramonto todos los miércoles.

"Tramonto" era el pequeño restaurante en el que se reunían los colaboradores de algunas familias.

—Un intento débil de calmar las aguas —comentó Luigi Santoro, hermano y consejero de Luca—, esperarán algún momento de debilidad, tal vez estén planeando algo mayor, quién sabe.

Neilan, sentado a la derecha de su padre, habló:

—Debemos atacar —anunció a toda la sala, Santino asintió de acuerdo, Tommaso se rascó el cuello, renuente ante la sugerencia de su amigo.

—Eso iniciaría una guerra —advirtió Luigi, con su usual modo precavido.

—Ellos ya iniciaron una al intentar matar a mi padre y a tí tío —dijo, dirigiéndose a Luca—. No tienen salvación, son manzanas podridas y el único modo de solucionar esto es eliminándolos.

—¿Qué tal una advertencia? —sugirió Tommaso, siendo conciliador. Neilan negó mientras él iniciaba su argumento—. Podríamos enviar un mensaje y aislarlos de la institución.

—Yo no me confiaría de la institución —soltó Neilan—, siempre hay alguien buscando más de lo que le corresponde. Los Parisi encontrarán quien les ayude y entonces la guerra será inevitable.

Angela ● abogada de la Mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora